Entre los días 19 y 21 de octubre de 2016 se realizó el segundo taller de restauración de bosques en Chaiguata, Isla Chiloé, organizado por el Instituto Forestal (INFOR) y el Parque Tantauco. En esta actividad participaron cerca de treinta personas, incluyendo académicos de la Universidad Austral, U. de Chile, U. de la Frontera, y profesionales de Municipalidades y del sector privado.
Raleos de restauración en bosques secundarios
El profesor del Instituto de Bosques y Sociedad de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, Pablo Donoso, expuso sobre experiencias de raleos de restauración y de densidad variable en bosques secundarios, tema que se encuentra enmarcado en dos proyectos FONDECYT a su cargo. “Consiste en retribuir a bosques secundarios atributos de bosque adultos. A través de estos raleos se busca generar atributos de estructura y de composición que incrementen la biodiversidad, el sotobosque, la regeneración de especies tolerantes y la proporción de especies tolerantes o de asociación tardía en el bosque residual después del manejo, ello sin dejar de generar productos madereros, especialmente leña en estos bosques jóvenes”, explicó.
Los bosques secundarios o renovales son muy densos y generalmente de pocas especies, no tienen sotobosque ni árboles muertos en pie o en el suelo, además poseen poca biodiversidad.
“Éste es un raleo –agregó- que si bien provee madera para el propietario busca generar una serie de atributos ecológicos para zonas geográficas donde no hay bosques primarios o bosques adultos y, en consecuencia, no provee algunos servicios ecosistémicos asociados a los bosques adultos”, afirmó el profesor Donoso.
Al manejar renovales mediante estos raleos gradualmente se proveen los servicios ecosistémicos que ofrecería un bosque adulto.
Metodología innovadora
Por su parte Carlos Zamorano, investigador del (CR)2 y profesor adjunto del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la UACh, presentó una nueva metodología que busca apoyar políticas públicas e iniciativas para orientar actividades de restauración de bosques a nivel de paisaje. “Existe una necesidad global de restaurar bosques. El punto es por dónde comenzar, ya que no todo tiene la misma urgencia. Esta tecnología integra la idoneidad ecológica de un territorio (como la provisión de servicios ecosistémicos, por ejemplo) con la factibilidad socioeconómica local (a través de diversos criterios que reflejan presiones productivas, costo de implementar acciones de restauración, tipo de propiedad, entre otros). De este modo, es posible orientar el eficiente uso de recursos. Es pragmática y explícita con combinaciones de criterios (mapas) que se definen a través de consulta a expertos y a los actores locales de un territorio y permite enfrentar distintas alternativas”, explicó Zamorano.
El investigador planteó que “no consideramos el plantar por plantar, sigue existiendo confusión conceptual respecto a la restauración. Ésta debe basarse en procesos ecológicos”. Advirtió que si no se estudia la etapa previa de la restauración, es decir, la degradación y a través de un enfoque de procesos, “es difícil que se pueda revertir algo que no se entiende. Se debe tener claridad de qué es lo que se quiere revertir y cómo se hará el monitoreo de los cambios que pretenden en el tiempo. Sólo de esta manera obtendremos los aprendizajes que nos permitirán ser más eficientes en el uso de los siempre limitados recursos”.
Declaración sobre restauración de bosques
El taller dio origen a la “Segunda Declaración de Chaiguata sobre restauración de bosques”, la cual resume las principales conclusiones de las tres jornadas de discusión y reflexión en torno a los avances y desafíos de la restauración de bosques en Chile. En esta declaración se afirma que actualmente existen sobre 1,5 millones de hectáreas de bosques sometidas a diversos grados de deterioro, lo que conlleva impactos estructurales y funcionales aún no evaluados, que afectan de forma negativa el patrimonio natural, sociocultural y económico del país. Chile ha suscrito acuerdos internacionales como el COP21 (ONU, 2015), en el que se compromete a restaurar 100.000 ha para el año 2030.