El encuentro inició, como es habitual, con una práctica meditativa de bienvenida dirigida por el Dr. Gerardo Rivera, académico del Instituto de Neurociencias Clínicas e Instituto de Estudios Psicológicos de la Universidad Austral de Chile, quien lidera las Sesiones de Mindfulness y Compasión.
Luego, fue el turno de la invitada Gina Michea Anfossi, quien dirige Baños de Bosques Chile, ingeniera forestal, especialista en áreas silvestres protegidas, terapeuta espiritual, hace más de 20 años guía y descubre con las personas su propósito de vida y cómo salir de creencias que limitan su plenitud, bienestar y felicidad. Es además especialista en programación neurolingüística.
La profesional contó cómo llevó su carrera de Ingeniería Forestal a la relación con la naturaleza, relatando como nació esta conexión con los bosques. “Me di cuenta de que cuando me metía al bosque me pasaban cosas. Era como volverme una con todo eso. Y me pregunté qué era lo importante del bosque, y era aprender a conservarlo, la naturaleza. La interacción de la fauna silvestre, los hongos. Esta carrera me llevó a desempeñarme en CONAF en el Departamento de Áreas Protegidas. Con este amor y esta conciencia de quien era yo empezó todo”.
Y agregó que debido a un quiebre emocional vivido, la llevó a buscar en ella el equilibrio. A preguntarse qué le pasaba. “Tuve que sanar cosas, descubrí que en la medida que yo me conectaba con mi espíritu, escuchaba una vocecita interna que me guiaba. Y conocí estas dos vertientes que me llevaban. La corriente de la ciencia forestal y la espiritualidad. Y uní estas corrientes que significó Baños de Bosque, para que la gente se sane a través de la naturaleza”.
Explicó también que Baños de Bosque es una traducción de Shinrin Yoku. “Es una traducción de inmersión en la naturaleza. Que no es meterme en un bosque solamente, sino que dejar que la naturaleza a través de los sentidos pueda volver a conectar nuestros átomos, nuestras células, dejar al cerebro en paz por un momento y conectarnos con el ser que somos. Esto los japoneses lo llevaron a su cultura en los años 80. A través de estos precursores de Japón se comenzó a estudiar cómo influía en el ser humano la naturaleza. Ellos son personas muy conectadas con su interior. Lo mismo Corea. Tienen implementación, lugares donde la medicina se pueda unir a la naturaleza. Los hospitales, los centros de salud, pueden conectarse con la naturaleza”.
Además, señaló: “Hemos creado ciudades altamente tecnológicas, altamente contaminadas, donde el nivel de estrés, el nivel de aire ya no pueden más. Inclusive el campesino, que trabaja con la tierra, que seguía un ciclo natural, en conexión con lo que tenía para comer, esa forma de vida la fuimos olvidando, rezagando, por tener un mejor estándar de vida. Porque a nivel inconsciente tenemos en el cerebro que tenemos que ser productivos, inteligentes, tenemos que tener dinero, vacaciones, donde nos permitimos en tres semanas al año conectarnos con el ocio, con la naturaleza. Desde ese nivel evolutivo, nos ha llevado a buscar herramientas que nos lleven a vivir de maneras más armónicas. Para lograr tener salud y bienestar hay que saber conectarse con uno mismo. La meditación en la mañana, aunque sea 10 minutos. O cinco minutos de agradecer la vida. No quedarte durmiendo con el televisor, dormir con una meditación o con música, te cambia profundamente la intención del día”.
Asimismo, se refirió a que la enfermedad es un desequilibrio del ser esencial: “Si tenemos malo el cuerpo está relacionado con quien tu eres, con cómo vives, cómo te alimentas. Cuando hay equilibrio tienes salud sana. Esto lo sabían las culturas indígenas de nuestro país. Y de todas las etnias que han vivido en la naturaleza y que cada vez están más relacionadas con la sociedad. Curan enfermedades. La medicina forestal es preventiva. Si tú tienes una mejor relación con la naturaleza, vas a poder encontrar bienestar. La vida es para probarnos. Nuestra esencia se prueba, para encontrarnos y encontrar esa sanidad al tener una conexión con el medioambiente. Medicina forestal es pasear por los bosques. Caminar tranquilamente y conectarte con la naturaleza, volver a recordar quién eres, tu tiempo cuando vivías en el bosque”.
Sin embargo, la especialista aclaró que hay distintas terapias de bosque dependiendo de lo que requiera la persona. A veces se puede indicar una caminata guiada y otras veces una guía silenciosa, solo a modo de compañía, entre otras.
A continuación, invitó a las y los participantes a realizar un ejercicio de conexión, a través de un baño de bosques guiado, viviendo la experiencia de manera virtual, con un video con sonido de boques y de naturaleza, con los ojos cerrados, conectándose con todos los sentidos, a través del corazón. Finalmente se compartió un espacio de diálogo y para comentar cómo fue la conexión entre las y los participantes.
El encuentro cerró con una meditación guiada por Gina Michea.
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