Afirma el padre Guarda, “Valdivia no es solo belleza de paisajes, geografía pura, sino además una rica historia. Para quien contemple lo primero ha de ser del mayor interés el conocimiento de lo segundo; así penetrará la riqueza escondida de aquello que mira y entenderá algo de las originalidades que distinguen la ciudad de sus demás congéneres chilenas”.
El mismo padre Gabriel revaloró el logro de este objetivo, cuando fue invitado por la editorial de la Universidad Austral de Chile a poner en circulación nuevamente su obra. “Con este motivo me puse de inmediato a releer este ‘pecado de juventud’ —confidenció—, y no lo encontré tan malo; al revés, quedé sorprendido de la buena idea que transmite de diversos aspectos de nuestro pasado”.
Lo anterior se ve refrendado en las palabras que dedica en el prefacio de la presente edición el historiador Rodolfo Urbina, quien pone en valor tanto a su autor como a esta pieza de la literatura histórica. “Por magnífico, este libro ha quedado en el recuerdo de tantos lectores de Valdivia y del país. No deja de llamar la atención que la primera edición haya salido a la luz cuando miradas las cosas desde la capital la historia local todavía no era objeto de estudio. Hoy, en cambio, el interés por los interiores del país es creciente y el conocimiento de las singularidades de pueblos y ciudades de esta larga y angosta faja de tierra ha significado importantes estudios creadores de nuevos estímulos”.
Gabriel Guarda O.S.B. (1928)
Viajó a Europa para perfeccionarse en ambas disciplinas; a su regreso ingresó a la Orden Benedictina (O.S.B.) donde se ordenó como sacerdote, especializándose en teología y filosofía. Ya en 1984, a la edad de 55 años, fue galardonado con el Premio Nacional de Historia. Actualmente posee más de trescientas publicaciones, entre las que destacan Historia Urbana del Reino de Chile (1978), Iglesias de Chiloé (1984), El arquitecto de la Moneda Joaquín Toesca, 1752-1799: una imagen del imperio español en América (1997), La nueva historia de Valdivia (2000), Los encomenderos de Chiloé (2003) y La edad media de Chile (2011). Ha recibido otras importantes distinciones, tales como el Premio América de Arquitectura (1991), el Premio Bicentenario (2003), el Premio Conservación de Monumentos Nacionales (2004) y el Premio Ensamble (2016).