Gracias a la invitación del Departamento de Ecología y Biodiversidad de la Universidad Andrés Bello, el Dr. Eduardo Jaramillo, investigador del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la UACh, dictó la charla “Ciencia después de Desastres”.
En la actividad el académico entregó detalles de su experiencia en el estudio del Humedal del Ríos Cruces, desde que se desató el desastre ambiental en el 2004 y que acabó con la vida de cientos de cisnes de Cuello Negro.
El investigador relató a la audiencia, que el estudio realizado en 2004 y 2005 demostró que la muerte masiva de cisnes de cuello negro se debió, entre otras cosas, a la desaparición del Luchecillo, su principal fuente de alimento. Este fenómeno se produjo debido a que las plantas fueron afectadas por una alta carga de metales pesados depositada sobre las mismas, lo que probablemente afectó la fotosíntesis y finalmente produjo su muerte.
“Los cisnes migraron por falta de Luchecillo. Algunos no pudieron emigrar por falta de masa muscular debido a ayuno y se comieron los remanentes de Luchecillo con altas cargas de metales pesados, fundamentalmente hierro”, explica el Dr. Jaramillo. Esto que provocó efectos patológicos en las células hepáticas, enfermedad conocida como hemocromatosis, situación que también influyó en el fallecimiento de las aves. El Dr. Enrique Paredes de la Facultad de Ciencias Veterinarias no ha encontrado evidencias de hemocromatosis en cisnes encontrados muertos en el humedal durante el año 2012.
Sin embargo, de acuerdo a lo señalado por el sitio web de la UNAB, en la ponencia el Dr. Jaramillo, quien ha desarrollo estudios recientes respecto al estado de la zona afectada, expresó que “hay evidencias que dentro del humedal, las poblaciones de Luchecillo han recuperado su cobertura y que el estado sanitario de las mismas puede describirse como saludable”. Un análisis de microscopía electrónica de barrido llevado a cabo por los académicos Ricardo Silva y Bruno Peruzzo de la Facultad de Medicina ha permitido comprobar que los nuevos ejemplares de esta planta se encuentran sanos y no exhiben los daños estructurales observados durante el año 2004.
*Imagen gentileza Comunicaciones UNAB.