Durante cinco días, los académicos Galo Valdebenito, académico de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería y Andrés Iroume, decano de la Facultad de Ciencias Forestales y Recusos Natuales, se trasladaron a la zona de Chaitén para realizar trabajos en terreno en el marco del proyecto Fodecyt Regular 1141064 Efectos de la vegetación en canales morfodinamicos: una investigación multiescala en ríos de causes gravosos.
Durante esta expedición, los académicos de la Universidad Austral de Chile fueron acompañados por Lorenzo Picco y Alessia Tonon, de la Universidad de Padua; además de Carlos Fuentes, David Alvarado y Manuel Cartagena de la UACh.
“Lo que estamos estudiando en este proyecto son los efectos de la presencia de madera, el arrastre de esta y los cambios sedimentológicos asociados a ambientes volcánicos y como eso afecta y puede cambiar el curso del río Blanco en una nueva erupción”, explicó el Dr. Galo Valdebenito, académico del Instituto de Obras Civiles de Ingeniería UACh.
Cabe destacar que en 2008, cuando el volcán Chaitén hizo erupción, la acumulación de material volcánico provocó un desbordé que afectó a todas las viviendas de la localidad. A la fecha, el volcán no ha vuelto a tener erupciones; aun así, este sigue completamente activo. Tal como lo pudo comprobar el grupo de investigadores de la UACh, quienes en una visita anterior a la zona pudieron acercarse al cráter del volcán.
“Este volcán podría generar podría generar problemas en el futuro, entonces lo que intentamos hacer es buscar respuestas de cómo va cambiando el curso del río”, comentó el académico UACh, agregando que entre 2015 y 2016 el curso del río Blanco ya se ha movido unos 80 metros aproximadamente.
Esta expedición fue la primera vez en que integrantes del Núcleo Rina hicieron uso del drone profesional adquirido durante 2015, el cual permitió hacer un levantamiento con una precisión de 3,5mm a 60 metros de altura de la zona de Chaitén y el río Blanco.
Durante los 5 días que duró el trabajo en terreno, los investigadores de la UACh utilizaron el drone en tres ocasiones para sobrevolar zonas previamente demarcadas por el grupo.
“Fue buena experiencia, el drone cumplió bien su trabajo. Es muy interesante lo que se puede lograr con esta tecnología, además alivia el trabajo, ya que de otra forma hacer este tipo de levantamiento nos hubiéramos tardado meses”, dijo el Dr. Valdebenito.
Durante los vuelos del drone se obtuvo una serie de fotos, a partir de las cuales se generará un modelo digital en 3D del terreno. Una vez listo esta parte del trabajo, esta imagen se comparará con imágenes de la misma zona que datan del año 2009, lo cual es fundamental para la investigación que se está realizando en relación al río Blanco y la zona de Chaitén.
Como conclusión, el Dr. Valdebenito destacó que la “experiencia fue muy buena. Probamos por primera vez el drone en terrenos a grandes distancia y resolvimos varias de nuestras dudas».