Un elogioso artículo fue publicado en la Revista de Libros de El Mercurio para rendir homenaje al Prof. Hernán Poblete Varas (Q.E.P.D.), quien es padre del actual Director de Estudios de Postgrado Dr. Hernán Poblete Wilson y se desempeñó en la Universidad Austral de Chile como Secretario General, entre 1968 y 1976, y como Decano de la Facultad de Bellas Artes, entre 1976 y 1977.
El artículo destaca que don Hernán Poblete Varas “tenía la memoria de un siglo y la sabiduría de un clásico. Un humor inteligente, la ternura de un hombre que nunca se olvidó de ser niño, y una lealtad inquebrantable a sus principios, los del humanismo cristiano”.
A continuación reproducimos completo el artículo escrito por la periodista María Teresa Cárdenas, editora de la Revista de Libros de El Mercurio.
Homenaje | 1919-2010
Adiós a Hernán Poblete Varas
Académico de la Lengua y autor de novelas, cuentos, ensayos y crónicas, fue colaborador de Revista de Libros de «El Mercurio».
Tenía la memoria de un siglo y la sabiduría de un clásico. Un humor inteligente, la ternura de un hombre que nunca se olvidó de ser niño, y una lealtad inquebrantable a sus principios, los del humanismo cristiano. Hernán Poblete Varas, don Hernán, fue una cantera inagotable de conocimientos, anécdotas, frases ingeniosas, y de afecto. Pero también tenía un gran carácter y no dudaba en dejarlo de manifiesto cuando algo lo contrariaba: desde el mal uso del idioma hasta la mezquindad del alma.
Hijo del escritor y periodista Egidio Poblete, quien fue reconocido por su traducción de La Eneida en los años 30, Hernán Poblete nació el 1 de agosto de 1919 en Valparaíso. Como él mismo cuenta en su libro Inmemoriales (Ril, 2001), su abuelo materno, don Genaro Varas, tesorero fiscal, «llevaba siempre consigo una pequeña imprenta: al pueblo que llegara fundaba un periódico. Él mismo oficiaba de director, redactor único y técnico impresor». Estela, la menor de sus hijas y futura madre de don Hernán, era quien le ayudaba como cajista. De esta manera, el amor por las letras y por la tinta de imprenta les vino a los hermanos Poblete Varas -Teresa, Carlos, Lucía, Elsa, Daniel y Hernán- por ambos costados.
Gran lector desde niño, don Hernán no dudó en dar el paso hacia la escritura, convirtiéndose en autor de crónicas, como Misión en el Pacífico (1956), novelas – El voltiche de la revolpit a (Premio Andrés Bello 1985)-, cuentos – Rosenthal (Premio Municipal 1966)- y su ineludible biografía de Alberto Blest Gana (Eudeba, 1968 / Pehuén, 1996). Como crítico literario -labor que desarrolló, entre otras publicaciones, en Revista de Libros desde su fundación, en 1989-, tenía predilección por las novelas policiales, de misterio y de aventuras, así como por los cuentos fantásticos y las narraciones celtas. No tenía límite su voracidad lectora pero sí su paciencia frente a los errores de edición o las traiciones de la traducción. Y no dudaba en agregar una línea al final de sus textos para darles un tirón de orejas a los responsables.
Fue director de radioemisoras, educador rural del Centro para el Desarrollo de América Latina, colaborador del Presidente Eduardo Frei Montalva en la Consejería Nacional de Promoción Popular. Su incorporación a la Academia de la Lengua, en agosto de 1973, marcó un cambio formal en esta institución. Si hasta ese momento los miembros correspondientes tenían que venir a Santiago a recibir su diploma, a partir de esa fecha se instauró la fórmula de que los académicos acudieran al lugar de residencia del nuevo integrante. Así, Julio Barrenechea y Fidel Araneda viajaron hasta Valdivia para oficializar su designación. En ese entonces, Hernán Poblete se desempeñaba como secretario general de la Universidad Austral de Chile, cargo que ejerció entre 1968 y 1976. Entre 1976 y 1977 fue decano de la Facultad de Bellas Artes de la misma universidad. Una época difícil para el país, pero que él recordaba con nostalgia y afecto por esa ciudad a la que volvería muchas veces.
En 1992 fue nombrado director del Museo Vicuña Mackenna, cargo que antes había ejercido su entrañable amigo Carlos Ruiz Tagle. Con su característico humor, declaró entonces: «Como estoy tan viejo, me pusieron a dirigir un museo».
Siempre orgulloso de su familia, de sus hijos -Hernán, Inés María y María Eugenia-, sus nietos y bisnietos, don Hernán sufrió en 2007 la pérdida de su mujer, María Josefina Wilson Amenábar. En una fecha próxima, sus cenizas y las de doña Chepy serán lanzadas al Río Cruces, en su querida Valdivia.