Actualmente, se reconoce que el uso de mascaras de tela o caseras podrían ayudar a una respuesta global contra la enfermedad de COVID-19 o SARS-CoV2. Sin embargo, se advierte la escasez de investigaciones con respecto a la eficacia de estas, alentando a investigadores.
Es preciso considerar que la eficiencia de filtración de un virus en los tejidos de una máscara, depende de la estructura y composición de la tela, el tamaño, velocidad, forma y propiedades físicas de las partículas a las que está expuesto.
Un estudio de la efectividad de las mascarillas contra virus y bacterias, se realizó con un patógeno más pequeño que la gripe y uno bacteriano más grande, para comparar como actuarían las partículas del virus de la influenza, partiendo de la premisa de que viajan en el aire de la misma manera que dichas partículas respiratorias del estudio, cuyo tamaño fue escogido por similar.
Pese a que no se consideran las variaciones de tamaño y composición de los patógenos en el estudio para evaluar efectividad de las máscaras, el factor de ajuste medio de las caseras, era la mitad que las máscaras quirúrgicas, y la efectividad de estas últimas fue tres veces más. Las fabricadas de bolsa de aspiradora o paño de cocina, tuvieron mucho menos eficiencia de filtración que la mascarilla quirúrgica a pesar de su material grueso y una alta caída de presión del material en el tiempo, lo que repercute en su ajuste facial, mientras que la hecha de tela de algodón fue la más ajustable frente a otras máscaras caseras.
Las observaciones y evidencia disponible durante el SARS sugirieron que el doble enmascaramiento y otras prácticas aumentaron el riesgo de infección por humedad, difusión de líquidos y retención de patógenos. Inclusive se informa que las partículas atraviesan la tela entre 40-90%
Ahora bien ¿Qué pasa con todos los tipos de mascarillas y su utilización? Se puede mencionar que la falta de coincidencia entre la cara y la máscara es un factor considerable a la hora de su efectividad como método de prevención, más que el tipo de mascara, puesto que todos los tipos de máscaras proporcionan un grado mucho más alto de protección contra la exposición a la transmisión desde dentro hacia fuera. Por lo tanto, depende del uso correcto y el objetivo preventivo para lo cual fue diseñada. Entonces ¿Como esta tecnologia, del mundo sanitario se transfiere a la población general?
Extender su uso masivo debe ir de la mano con las recomenciones estrictas de desecho, utilización y confección, e información de su efectividad por parte del Estado, pues el dispositivo debe ser usado a conciencia por la población y no crear falsas expectativas de inmunidad.
Se entiende que en tiempos de coronavirus y dada la escasez de mascarillas más efectivas se recomienda utilizar las que existan, como último recurso o solución provisional hasta que se restablezca la disponibilidad.
Verazmente una medida de tipo distributiva-económica provisoria que alude a una gestión de tecnologías desde las políticas tecno-sanitarias en tiempos de escasez. Sin embargo, queda pensar desde la biopolìtica ¿Cómo el sujeto se somete a las directrices cambiantes de recomendaciones y las gobernanzas de un virus? Esto pone en la balanza la utilización de dispositivos menos eficaces como la mascarilla casera versus el aislamiento social y el lavado de manos con jabón, cuya eficacia parece positivamente mejor.
Por lo que OMS declara que el uso de solo mascarilla no es suficiente, es preciso reflexionar acerca de : ¿cómo se deja la decisión del uso de mascarillas a nuestra merced o a merced del mercado? dependiendo de las políticas de cada estado por resolver la escasez adaptativa a los contextos y ¿como incorporamos el uso de una tecnología sanitaria supeditada a profesionales sanitarios en la población de países de Latinoamérica? Considerando que pueden existir diferencias con países del continente asiático, donde la transferencia del uso del dispositivo a la población general ya cuenta con una trayectoria en el tiempo, es decir, sus habitantes están más acostumbrados al uso de mascarilla por lo que es mas habitual su uso correcto en la población por razones de tradición o contaminación ambiental. Este factor (el uso correcto de mascarilla por razones culturales) podría convertirse en un dispositivo interesante a estudiar como variable en la propagación del virus en diferentes culturas.