El título de esta columna es una conocida frase instaurada hace ya unos años por la Organización Mundial de la Salud y replicada por todos aquellos que trabajamos en Salud Mental. Esta frase nos hace recordar el enorme impacto que el bienestar psicológico tiene en el estado de salud general de las personas. Hoy, más que nunca, esta frase cobra especial relevancia y urgencia. Pero, veamos por qué: según el Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC, un estudio longitudinal, con una muestra aleatoria de 1.400 encuestados, cuyo objetivo es evaluar los efectos en el tiempo de la pandemia en la salud mental de los chilenos, nos revela varios datos relevantes respecto a la Salud Mental de nuestro país. Por ejemplo, un 16% presenta síntomas depresivos y un 27,5% refiere síntomas ansiosos importantes. Ambas cifras superan las tasas históricas en Chile, lo que invita a atender el problema.
Pero no sólo preocupan los síntomas “duros” de la Salud Mental, como la tristeza o la ansiedad, sino también aquellos que hablan de un malestar subjetivo, descrito en las sociedades modernas. Por ejemplo, la sensación de soledad alcanza a un 20% de los encuestados y el apoyo social percibido como bajo o medio alcanza a casi el 60% de los entrevistados. Como podemos ver, parte de nuestra comunidad no la está pasando bien y es ahí donde nace el desafío de construir mayor bienestar para nuestra sociedad.
Ese desafío se despliega, a mi juicio, en múltiples niveles. Sin duda, una sociedad en la que la justicia y la inclusión social se asientan en las bases de la convivencia, es una sociedad en la que se reducen las enfermedades mentales. También existe evidencia de que espacios urbanos sostenibles y amigables, favorecen el bienestar de las personas. Pero también requerimos de una red de salud mental robusta y orientada a las personas, que se inserte en las comunidades. Pero quizá uno de los desafíos más importantes es avanzar en una sociedad en la que la colaboración sea el pilar ético de nuestras acciones. Sin ella, enfrentamos desnudos el incierto futuro.