Una gran cantidad de estudiantes, además de académicos, participó en el coloquio «Fuego a la APEC. Globalización, Bush y Después», el cual se realizó este martes 16 de noviembre, a las 17:30 horas, en la Sala Paraninfo de la Universidad Austral de Chile (edificio DAE, Campus Isla Teja).
Organizada por la Coordinación de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades UACh, en esta actividad se discutió acerca del Foro de Cooperación Económica del Asia Pacifico (APEC), los movimientos anti-globalización y el actual escenario político en Estados Unidos.
Participaron como expositores Gladys White, Ph. D. Stanford University, Associate Professor Department of Modern &Classical Languages Saint Johns University; Jesús Sepúlveda. Ph.D., University of Oregon, poeta y ensayista, y Rodrigo Gaínza, artista plástico valdiviano, profesor y ensayista.
Gladys White aseguró que el tema de la globalización no es nuevo, sin embargo su presencia se ha hecho más intensa y abrumadora como fenómeno referencial, a causa del capitalismo neoliberal. «El problema de la globalización es el de su perspectiva integrista, que la caracteriza por la fe ciega en los indicadores macroeconómicos. El motor de la globalización es particularmente la movilidad del capital financiero, los Tratados de Libre Comercio y las multinacionales que recorren el Tercer Mundo en busca de la mayor rentabilidad, con la mano de obra más barata y en el país con menos regulaciones ambientales», manifestó.
Explicó que irónicamente la globalización se asienta en la revolución tecnológica digital, siendo Internet lo que permite la intensa movilidad de capitales (capaz de provocar crisis como las de México a mediado de los ’90), no obstante es te medio el instrumento más valioso para trabajar con una globalización alternativa, cuya base no sean los poderes económicos, sino la justicia y la dignidad global de todos los hombres. Agregó que actualmente circulan cerca de dos billones de dólares cada día por los mercados de cambio, modificando las condiciones de la economía en diferentes países.
Indicó que la globalización como la conocemos en el siglo XXI ha traído una crisis política que se acentuó más con el acto terrorista del 11 de septiembre de 2001, «lo que se refleja en el recorte de las libertades ciudadanas y la pérdida de poder de los Estados nacionales, cuyas posibles intervenciones en el mercado retroceden ante el influjo del capital». Los poderes económicos -dijo- determinan y regulan los poderes políticos, generando una globalización con ausencia de participación ciudadana, en donde las políticas nacionales son dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio (OMC), y el Consenso de Washington.
La académica igualmente hizo una crítica a los Tratados de Libre Comercio, ya que, en su opinión, benefician principalmente a los países desarrollados, debido a que éstos colocan barreras como subsidios, tarifas aduaneras, cuotas de importación, regulaciones, entre otras. De acuerdo al FMI -señaló- en el 2002 las naciones industrializadas gastaron 300 billones de dólares en subsidios, seis veces más que toda la ayuda económica a países en desarrollo.
En relación a esto, graficó la desigualdad existe en el mundo actual entregando la siguiente cifra: el 20% de las personas más ricas del mundo reciben el 86% del producto bruto doméstico del planeta.
Ante este escenario planteó dos propuestas: la Tasa Tobbing (impuesto contra la especulación financiera) y la Renta Básica de la Ciudadanía (ARDC, que permitiría a cada persona recibir por el simple hecho de existir un ingreso incondicional).
Posteriormente, Jesús Sepúlveda se refirió al modelo industrialista que promueve la APEC, el cual -aseguró- provoca efectos negativos en la salud física y psicológica de las personas, y en el medio ambiente. En esa línea calificó de «cortoplacista» a esta forma de organizar el mundo, ya que provocará en los próximos años una crisis energética (por petróleo) y una notable disminución del recurso agua.
Por su parte, Rodrigo Gainza planteó, desde su particular punto de vista, que para contrarrestar al actual modelo global es necesario que los hombres vuelvan a establecer una relación más estrecha con el medio ambiente y con la tierra; lo que, a su juicio, generará espontáneamente vinculaciones de cooperación y no de dominación entre los seres humanos. «Actualmente no existen relaciones de comunidad, si no que de poder y propiedad principalmente», afirmó.