Recientemente, el doctor en sociología de la Universidad Austral de Chile, Gustavo Blanco, se adjudicó el Fondecyt de iniciación en investigación con su proyecto “La sociología del cambio climático: políticas públicas, trayectorias regionales y representaciones sociales del cambio climático en el sur de Chile”, cuyo objetivo es entender la importancia de la organización y representación que este fenómeno tiene en la sociedad actual.
Chile cuenta con políticas públicas emanadas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (PICC) y, que en un informe revela la gran cantidad de catástrofes mundiales relacionadas con el clima, dichas estrategias gubernamentales tienen lineamientos verticales que no sabemos si están siendo efectivas en la ciudadanía.
Recién en el 2007 se logró cierto consenso de que el ser humano es el causante del Cambio Climático, lo que, de paso, permitió una concientización mundial de los efectos que este producirá en el planeta. “A pesar del consenso internacional al respecto, aún existen académicos que no ven en nosotros al causante directo de este fenómeno, claro que sí es definitiva la urgencia de generar cursos de acción al respecto”, indicó el doctor Blanco.
Para contextualizar, debemos tener en cuenta que los gases de efecto invernadero están presentes de forma natural y son esenciales para la supervivencia de los seres humanos, ya que impiden, entre otras cosas, que parte del calor del sol sea reflejado de vuelta al espacio, lo que permite nuestra existencia. La industrialización y la deforestación por tala rasa han hecho que aumente la cantidad de gases de efecto invernadero que hay en la atmósfera.
Son el carbón, el petróleo y el gas natural, entre otros combustibles, los que mueven las economías del mundo, y casi todas las actividades que realizamos generan dióxido de carbono. Eso hace que el cambio climático sea sumamente complejo y esté vinculado a otros problemas como la pobreza, el desarrollo económico y el crecimiento de la población.
La propuesta de este proyecto Fondecyt pretende identificar a actores y mecanismos asociativos que permitan comprender cómo las políticas internacionales se territorializan en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, en particular para elucidar el proceso a través del cual adquieren sentido para sus habitantes. En este sentido, la estrategia de investigación consiste en revisar iniciativas vinculadas con el cuidado del medio ambiente que han surgido de grupos sociales distintos y que expresan manifestaciones concretas para enfrentar el cambo climático en el contexto regional.
Para ello se realizarán estudios de caso en cinco ámbitos de interés para las regiones antes mencionadas: conservación de bosques y actividad forestal; recursos hídricos; producción y consumo de energía; agricultura y ruralidad, y, educación ambiental y formación de ciudadanía.
La selección de las regiones y de los ámbitos a estudiar no es aleatoria, pues la idea es comprender la relación entre las políticas que ya existen a nivel país, y aquellas iniciativas locales que la misma gente y sus organizaciones han decidido realizar para provocar un cambio en este fenómeno. Ejemplos tales como agrupaciones de vecinos en Rahue (Osorno) que postularon a un fondo estatal para medir su huella de carbono es lo que motiva al académico Gustavo Blanco a plantear este proyecto.
“Lo interesante de este tipo de iniciativas personales y grupales es que no está determinado fehacientemente que sea el cambio climático el motor que las está produciendo, ni mucho menos si las políticas de Gobierno tienen alguna influencia y es ahí dónde queremos establecer nuestro estudio, para ello realizaremos un mapeo identificando potenciales acciones ya desarrolladas enmarcadas en los cinco parámetros antes mencionados para elegir de ahí los casos de estudio”, señaló el doctor Blanco.
Será a partir de esas iniciativas transformadoras que se podrán reorientar las políticas públicas, entendiéndolas como objetos sociales, pues forman parte de la discusión ciudadana y no sólo de la que se genera a nivel gubernamental y parlamentario.
Es importante comprender que estas iniciativas pueden ser multiplicadas a lo largo del país, pero sólo si se visibilizan a ese nivel. Por lo mismo, es necesario rescatar del olvido a estas organizaciones sociales –algunas no formales- que han decidido hacer algo por el medio ambiente, por su entorno y por preservar la naturaleza, aún cuando el Cambio Climático no sea el agente movilizador reconocido de ello.
¿Están las instituciones y organizaciones considerando el cambio climático como una variable en sus políticas de acción a futuro? Quedan muchas interrogantes por responder y otras por enunciar, lo único claro es que el Cambio Climático, aunque sea un tema complejo, ya genera respuestas locales de quienes buscan enfrentar el fenómeno.