Cuando nos referimos a inmuebles de gran valor patrimonial para la ciudad de Valdivia, sin lugar a dudas que dos de ellos son la Casa Central UACh (Casas Reccius y Holzapfel) y la Dirección de Vinculación con el Medio (Casa Luis Oyarzún).
El conjunto de construcciones que la UACh conserva son un claro ejemplo de la historia y arquitectura urbana, formando parte importante del surgimiento y trayectoria de nuestra casa de estudios, contribuyendo de manera directa con la preservación del patrimonio e identidad cultural regional, siempre de manera viva y activa para agrado de todas las personas.
En la actualidad, la UACh tiene bajo su cuidado más de 15 casas de gran valor patrimonial, muchas de ellas emplazadas en el sector Isla Teja y el eje de las calles Yungay y General Lagos, sumando a la Casa Central en calle Independencia.
Proceso de restauración
El paso del tiempo hace necesaria estrategias de conservación de estos emblemáticos inmuebles. Ello se ha asumido mediante la formulación e implementación de proyectos de restauración que implican actividades de investigación que permitan una correcta valoración del patrimonio tangible e intangible asociado a estas valiosas casas.
Así es como el arquitecto, Gerado Saelzer, docente de la Facultad de Arquitectura y Artes de la UACh, asume junto a un equipo de profesionales de la corporación, el desafío de recuperar las casas Reccius y Holzapfel donde se ubica Rectoría, como también, la Casa Luis Oyarzún, donde funciona la Dirección de Vinculación con el Medio, esto con la experiencia ya realizada hace un par de meses en la restauración del Conservatorio de Música UACh (Casa Ehrenfeld).
“Ha sido gratificante poder ejecutar estos proyectos de gran valor cultural, que representan un patrimonio arquitectónico significativo para la ciudad, inmuebles que albergan diversas historias en sus paredes y cimientos, que han perdurado por años y que han sobrellevado las adversidades propias del entorno urbano, como los embates de la naturaleza”, comenta Saelzer.
Casas Reccius y Holzapfel
Como parte de la idiosincrasia local, la comunidad valdiviana y regional, ocupa y demanda estos espacios, haciendo evidente la necesidad de mejor infraestructura cultural.
Para la Directora de Vinculación con el Medio, Dra. Leonor Adán, “esto se relaciona con lineamientos estratégicos para el desarrollo regional como por ejemplo el área de las economías creativas que demandan y requieren perspectivas de ciudad en las cuales el patrimonio sea visto como un activo por la potencialidad que tiene en términos educativos, económicos, turísticos, como también los énfasis que establecerá la nueva Política de Identidad y Cultura Regional”.
Bajo esa premisa, las dos casas que en la actualidad alojan a la Rectoría y las instalaciones de la Vicerrectoría de Gestión Económica y Administrativa (Casa Central), serán parte de un proceso de restauración que buscará poner en realce el valor patrimonial e histórico de estos inmuebles que son testigos silenciosos de los 63 años de vida de nuestra Universidad y que han tenido que lidiar con diversos embates de la naturaleza.
El arquitecto que lidera este proyecto es también Gerardo Saelzer, quien señala que “la Casa Central se compone por dos inmuebles, que pertenecieron a dos familias de inmigrantes alemanes: los Reccius y Holzapfel que llegaron a Valdivia, a fines del siglo XIX y principios del XX”.
Tras la destrucción generada por el terremoto de 1960, la Universidad decide restaurar estas dos casas, fachadas que quedaron en su momento en el suelo y la otra muy dañada.
Es interesante señalar que, tras los daños del fenómeno natural, las construcciones locales tuvieron que adaptarse a nuevas materialidades en su construcción y por ende a su restauración.
Saelzer indica que “sabemos que después del terremoto, tenemos un mayor desarrollo del hormigón armado, que hasta el día de hoy ciertos edificios cumplen con estas características, entonces estas casas se ubican en una fase intermedia, tienen el envolvente de material sólido, de hormigón y albañilería y el interior de madera y las fachadas posteriores, en el patio, algo de latón, destacando su composición de tres materiales de fabricación local, hormigón, madera nativa de la zona valdiviana y el ladrillo, que es proveniente de las fábricas y hornos de las afueras de la ciudad, el sector de Lynch, entonces esta construcción fue parte de la industria local, un lenguaje que queremos rescatar como Universidad”.
Otro aspecto interesante de destacar de estas casas según Saelzer es que “siguen guardando en sus terminaciones, carpintería de madera muy fina, de los antiguos talleres que dieron prestigio a la ciudad, que permitieron contar con puertas que abren y cierran, hasta el día de hoy, con ventanas que recién ahora comienzan a fallar, pero que se pueden restaurar, ebanistería de primera calidad, parte de una economía local, sumando detalles a la restauración, recobrando esa relación con el oficio y el impulso del desarrollo”.
Casa Luis Oyarzún
Es interesante consignar que el emplazamiento donde se construyó la casa Luis Oyarzun fue significativo para el asentamiento humano local desde tiempos prehispánicos y desde la fundación de la ciudad en el siglo XVI, relevado con la instalación del torreón a fines del siglo XVIII.
La Dra. Leonor Adán, señala que “la casa continúa siendo un mirador, como sabemos lo fue el sector en el siglo XVI y probablemente antes, al recuperarla, recuperamos también la historia de las familias que allí vivieron, los oficios que hicieron posible su construcción, las relaciones comerciales, las dinámicas estudiantiles”.
En tanto, Gerardo Saelzer agrega que “cuando uno restaura, es como una operación de un cuerpo humano, lo abres, pero se trata de un señor anciano, entonces hay que hacerlo con mucho cuidado, teniendo en cuenta que te encuentras con estados materiales que no son exactamente los que pudiste diagnosticar con la casa aún cerrada, eso es un desafío”.
Ello involucra el cambio de revestimientos, reforzado de encamisados, mejoras en el piso de ciertos sectores del inmueble, como mejoras en soleras y ventanas, proceso que se estima que estaría terminado en el mes de noviembre, con 7 meses de trabajo a cargo de la Constructora Fredy Torres.
Cuando la Universidad se hizo cargo, también hubo un proceso de cambio en su interior, afortunadamente este inmueble se ha mantenido en su uso como casa de familia, principalmente en el primer piso; mientras que el segundo piso ha sido transformado, para crear un área de reuniones más grande que necesitamos mantenerla, para seguir realizando reuniones con público, entonces ahí hay que intervenir con algunos reforzamientos, con criterios completamente actuales, interviniendo con materiales como acero, para mostrar lo antiguo, contrastando con lo realizado este año 2017.
Finalmente, respecto de la Casa Central, el tiempo de restauración de estos dos inmuebles, está dividido en dos etapas, sujetas a los recursos entregados por los fondos postulados. Los primeros meses de julio a febrero se espera restaurar todos los interiores, para posterior a eso, primer semestre de 2018, continuar con techos y fachada.