Continuando con una tradición que se remonta a su fundación, el pasado lunes 9 de abril la Universidad Austral de Chile celebró la Inauguración del Año Académico 2018, tras las ceremonias realizadas en la Sede Puerto Montt (miércoles 4) y Campus Patagonia en Coyhaique (viernes 6).
La UACh ha forjado su prestigio con el esfuerzo de distintos actores sociales, proceso en el cual las mujeres han tenido un rol fundamental que hoy desea hacer visible a través de la memoria, destacando el rol protagónico que ellas han cumplido desde el inicio de la Universidad, así como en la consolidación de las ciencias y el conocimiento en nuestro país.
En este contexto, la Dra. María Teresa Ruiz (Santiago de Chile, 1946) presentó la Clase Magistral Origen y Destino de la Humanidad. En su presentación, la Astrónoma y Premio Nacional de Ciencias Exactas (1997) dio cuenta del gran potencial existente en el país para el desarrollo de la astronomía, debido a las características geográficas de nuestro territorio, particularmente entre las regiones de Antofagasta y Coquimbo.
Entre otras cosas, la científica destacó las oportunidades existentes para que los científicos nacionales puedan desarrollar investigación en astronomía, por cuanto el emplazamiento de la gran cantidad de observatorios dependientes de universidades e instituciones extranjeras presentes en el país está condicionado a entregar al menos el 10% del tiempo disponible a investigadores locales.
Aunque dice ser optimista con respecto al futuro, considera que para que haya una consolidación de la investigación en astronomía será necesario un aumento de recursos para la ciencia y el fomento de la actividad, partiendo por las ciencias básicas. Además, advierte sobre las amenazas que están afectando la observación astronómica en el norte del país debido a la desregulación en materias como la instalación de luminarias led en Antofagasta, que merman considerablemente las condiciones para la observación.
El proyecto que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología se encuentra actualmente en trámite en Comisión Mixta en el Parlamento. Considerando su cargo como Presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, ¿cuáles son sus expectativas sobre la creación de este nuevo ministerio? ¿Cuáles son las expectativas que se abren para la ciencia y de qué manera dialoga esto con las altas exigencias de productividad para la asignación de recursos?
“Creo que el tema del Ministerio de Ciencia y Tecnología es súper importante. Hasta aquí hemos avanzado por años. Por años hemos tratado de presentar buenos casos para que haya más financiamiento, que el financiamiento para la ciencia sea más ordenado, y nunca nos ha funcionado, entonces llegamos a la conclusión de que la institucionalidad, la estructura, no funcionaba bien. Y un ministerio, la gracia que tiene, entre otras cosas, es que te permite aunar todas las distintas iniciativas que hay dispersas, pero también te permite sentarte en la mesa donde se corta el queque.
“No se trata de que una diga ‘todo para la ciencia’, no. Una se sienta a ver cuáles son las prioridades del país, cuál es la situación económica y una plantea y pone encima de la mesa cuáles son las necesidades: lo mismo que hacen las otras áreas del país.
“En este momento nos ha faltado eso, un balcón desde donde poder presentar nuestras necesidades o lo que podemos aportar. Muchas veces hay una ignorancia por parte de la sociedad y de quienes reparten los recursos de cuál puede ser el aporte de las ciencias. Creo que en ese sentido el ministerio nos da una oportunidad para poder hacer eso de buena forma”.
Sabemos que las condiciones de nuestro territorio son propicias para el desarrollo de investigación en astronomía en Chile. En cuanto a las condiciones materiales, institucionales y de recursos, ¿qué es lo que hace falta para consolidar su campo de estudio en el país?
“Creo que la parte más interesante es la de recursos humanos, precisamente. Tu sabes cómo son las universidades rígidas. No puedes decir ‘el departamento de astronomía va a tener 20 astrónomos’ porque entonces los matemáticos te dicen ‘es que nosotros también necesitamos’. Entonces, necesitamos tener, a lo mejor, iniciativas como centros de investigación astronómica en distintas regiones para poder optimizar eso. Y da lo mismo dónde los pongas, porque los laboratorios que tenemos nosotros los chilenos son esos –en referencia a las instalaciones que operan en Chile– y los mantienen otros países con la tecnología más avanzada y nosotros simplemente los usamos para hacer nuestra ciencia. Da lo mismo si eres de Magallanes o de Arica o de Santiago.
“Para la astronomía, yo diría que la parte más importante es (contar con) más apoyo para estudiantes de esta área y para jóvenes que ingresan a la academia. Desde niños, sería bien importante incluir esto en el currículum, porque para los niños chicos son todos astrónomos, todos miran el cielo, todos tienen ideas. Y tú con esto los enganchas con otras áreas de las ciencias. A través de la astronomía les puedes enseñar física, les puedes enseñar matemáticas, les puedes enseñar historia de la humanidad. Les puedes enseñar muchas cosas, simplemente por la motivación que ellos tienen sobre la astronomía y el universo. Y les enseñan nada más que cuántos planetas hay en el sistema solar, entonces dan ganas de ponerse a llorar”.
El cambio climático está afectando notablemente a diversas especies y ecosistemas. En este contexto del estudio del universo, en que nos referimos a espacios de tiempo de millones de años ¿cuáles podrían ser las consecuencias sobre la astronomía y, más importante, su objeto de estudio?
“Bueno, podría ser que esta gran ventana del universo que por ahora la tenemos en Chile se vaya para otro lado, no sé, no lo sabemos. En este momento, en realidad el gran problema que tenemos con esta ventana del universo que tenemos entre la segunda y la cuarta región somos nosotros mismos, que hemos puesto letreros luminosos con led y luminarias en todas partes. Está bien, es parte de que Chile es más próspero. Y eso es fatal porque esa luz nos impide ver lo que queremos ver, que son estas estrellas. En Hawaii, por ejemplo, donde hay grandes telescopios, hay una normativa que dice que las luces no iluminan el cielo, iluminan el suelo. Es cosa de diseñar una luminaria que ilumine hacia el suelo. Lo mismo en Arizona, donde hay telescopios, caminas en la noche y está iluminado el camino, el suelo, pero si levantas la vista, ves las estrellas. Algo que en Santiago o en otras ciudades no es posible; por ejemplo, en Antofagasta han puesto unos letreros con led que son la muerte para la astronomía. Así que la contaminación lumínica es la que en este momento podría terminar por cerrar esta ventana al universo. Hay que cuidar nuestros cielos”.
En cuanto a la nueva administración, ¿cuál es el desafío para el ejercicio de la ciencia?
“Por suerte, la ciencia ha sido bien bipartidista, o más allá de los partidos. Hay gente pro ciencia en todos los partidos.
“Primero, sacar adelante el proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología, tras tanta discusión. Está casi listo, pero también hay que hacer un esfuerzo para ponerle un poco más de recursos. Estamos ante un problema producido por algo bueno: aumentó la cantidad de científicos en chile en forma explosiva, comparado con los que había hace diez o quince años atrás. Con esto de las Becas Chile y porque aumentaron las becas y los programas de doctorado dentro de las universidades. Entonces, ahora hay programas de doctorado, hay muchos doctores jóvenes, estupendos, otros que quieren volver, y resulta que no hay dónde. Llegan a la universidad y presentan su proyecto FONDECYT. Entonces, FONDECYT está recibiendo varias veces más el número de proyectos que recibía antes. La demanda es tremenda, gente muy buena se queda sin proyectos.
“Creo que un proyecto, como parte o no de Becas Chile, usando dinero para abrir plazas en universidades chilenas donde los que van llegando puedan insertarse, porque están obligados a volver y trabajar. Si no encuentran trabajo los encuentras como chóferes de Uber. Entonces andan en puros trabajos así, que permiten sobrevivir. Pero esa no es la idea”.
A su juicio, ¿qué áreas de la ciencia debieran potenciarse en Chile?
“Pienso que tiene que haber un trabajo de ciencias básicas en general, porque sin eso no hay nada. Pregúntale a los chinos, que tienen problemas con esto. Tiene que haber áreas de matemática, física, biología, la astronomía metida entre eso, que son áreas básicas, son los cimientos. Y de ahí, toda la parte geofísica, con los terremotos, toda la parte de ciencias del mar, con todas las riquezas marinas que tenemos. Hay muchas áreas que son típicas de nuestro país y que no se dan en todos lados”.
Reconocida a nivel internacional
María Teresa Ruiz obtuvo su título de Astronomía en la Universidad de Chile en 1971. Posteriormente continuó estudios de máster y se graduó como Doctora en Astrofísica en la Universidad de Princeton, Estados Unidos.
Realizó un postdoctorado en el Observatorio de Trieste, Italia. Fue Astrónoma Visitante del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México y científica visitante en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
Comenzó su carrera como académica en la Universidad de Chile en 1987.
Fue, además, Presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Astronomía en Chile y ha integrado distintos organismos internacionales. Fue parte del Comité de Usuarios del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, miembro del Comité de Asignación de Tiempo del Telescopio de la Institución Carnegie, y desde 1992 es parte del Directorio de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía, en representación de la Universidad de Chile.
Entre sus líneas de investigación figuran las nebulosas planetarias, estrellas degeneradas, enanas cafés, sistemas planetarios y estrellas cercanas. En 1997 descubrió la primera enana café actualmente conocida –se trata de objetos estelares que no poseen luz propia–.
En 2015 fue elegida Presidenta de la Academia Chilena de Ciencias por el período 2015-2018, cargo que aun ejerce. Además de haber sido electa con la unanimidad de los votos de sus pares, algo que no había ocurrido anteriormente, es la primera mujer en ocupar el cargo.
María Teresa Ruiz fue la primera mujer distinguida con el Premio Nacional de Ciencias Exactas, condecoración que recibió en 1997 por el “impacto internacional de sus trabajos en el campo de la Astronomía, en particular por sus estudios de las estrellas enanas de baja masa, entre los que se cuentan el descubrimiento de una supernova en el acto de explotar, el descubrimiento de dos nebulosas planetarias en el halo de nuestra galaxia y, en especial, por el descubrimiento, muy reciente de una enana café (o súper-planeta) en las vecindades del sistema solar”. El jurado consideró, además, el reconocimiento de su notable contribución en la formación de estudiantes y en la organización de la comunidad científica nacional en su disciplina.
Entre otros premios que han reconocido su trabajo destacan Distinción Carnegie-Chile Fellowship (1971-1975), Distinción MacArthur Foundation-AAAS Starter Grant (1993), Cátedra Presidencial de Ciencias, Chile (1996), Medalla Rectoral (1997) y Condecoración al Mérito Amanda Labarca (2000), ambas en la Universidad de Chile, Beca Guggenheim (2001) y el Premio L’Oréal-UNESCO para mujeres en ciencia (2016) en la categoría Latinoamérica.