La normativa en materia del uso de leña para calefacción dio un gran paso al ser aprobada durante el año pasado la Ley de Biocombustibles Sólidos N°21.499. Pero este avance positivo conlleva también muchos desafíos que se deberán solucionar en el corto y mediano plazo. Mientras tanto, en Valdivia y las ciudades del sur de Chile continuamos utilizando leña para calefaccionarnos, la mayor parte de ella húmeda.
Esta situación fue analizada durante una charla organizada por la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile, una instancia en la que participó el profesional Javier Rodríguez, consultor de CONAF del proyecto +Bosques, y el Dr. Francisco Burgos, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh.
Mientras Javier Rodríguez abordó el tema de la forestación y el buen uso y manejo del bosque, detallando implicancias sociales y ambientales a nivel país desde la Región del Maule hasta la de Aysén, el profesor Burgos ahondó en aspectos técnicos, refiriéndose a la biomasa como un recurso energético y las principales características que debemos tener en cuenta para mejorar su uso.
Su foco estuvo en cómo disponemos de un recurso energético que más del 90% de los valdivianos ocupa para calefacción. “En su mayoría usamos la leña, algunos utilizan pellet, ambos son biomasa. Por lo tanto, estamos hablando del mismo recurso y es algo que no vamos a poder cambiar en corto o mediano plazo, primero por tema de costos y segundo por un asunto cultural. Las alternativas a la leña son hoy la parafina, la electricidad, todas fuentes de energía con precios más altos y que presentan huella de carbono”, explicó el Dr. Burgos.
Escasez de leña seca
Si bien la Ley de Biocombustibles Sólidos N°21.499 viene a regular el mercado y esta es una necesidad urgente que comenzará a implementarse paulatinamente, el académico visualiza algunos problemas que expuso para el debate. “El problema es que no hay más del 6% de leña seca disponible. Debemos pasar de un 6% de leña seca a un 80% en dos años, es decir, muy rápido porque la ley obliga a que se implemente rápidamente”, indicó.
“Es difícil”, afirmó, ya que se necesitan muchos recursos para que el volumen aumente. “Estamos hablando de que cada uno de nosotros en promedio ocupa 10 metros de leña al año. Si lo multiplicamos por 30 mil casas, son 300 mil metros de leña que tienen que estar secos”, señaló.
Asimismo, manifestó su preocupación por que no se distorsionen los precios y se genere un mercado negro de la leña. “La gente necesita calefacción y la conseguirá de cualquier forma. Si se disparan los precios de la leña seca, buscarán alternativas, ya sea leña húmeda o u otras como combustibles fósiles que dañan el ambiente y aumenta la huella de carbono”, expresó y señaló que es importante que el Estado tenga un permanente control sobre esto, ya que se podrían generar problemas similares a los que ha tenido el mercado de pellet: desabastecimiento y precios exorbitantes.
Finalmente, el académico enfatizó que existen tres aspectos relevantes cuando hablamos de calefacción y estos van de la mano: acondicionamiento de vivienda, mejora de los equipos y mejora de la leña. Aún queda mucha tarea por hacer en un ámbito que es parte importante de la economía del sur de Chile y que involucra a productores, transportistas, consumidores y un Estado que debe velar por el buen uso del recurso energético biomasa. Todos los actores deben verse beneficiados por el buen uso de la leña, ya sea económicamente -porque compran o venden a un precio justo- o ambientalmente, ya que una leña seca es uno de los tres principales ejes de acción para descontaminar nuestra ciudad, además de la aislación térmica de las viviendas y un equipo de combustión eficiente.