A través de Rocío Ruíz Henríquez, estudiante en práctica de la casa de acogida, se realizó la entrega de obsequios en conversación con el equipo psicosocial del espacio, dirigido por la coordinadora María Fernanda Astete, dado que las madres participantes muchas veces no cuentan con los ingresos necesarios para comprar regalos, tomando en cuenta que vienen de un contexto patriarcal, donde generalmente se ven envueltas en una relación de dependencia del hombre que ejerce violencia de pareja.
Asimismo, las donaciones de regalos (juguetes, ropa, etc.) aportan emocionalmente a las niñas, niños y adolescentes que viven en la casa, ya que simula o acerca un poco más sus expectativas en cuanto a las festividades.
La Casa de Acogida Los Ríos es un dispositivo y programa del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SERNAMEG) apoyado por la Ilustre Municipalidad de Valdivia, que tiene como objetivo otorgar una residencia temporal (máximo un año) a mujeres que han sufrido violencia de género en contexto de pareja, y que sea de carácter grave o de riesgo vital, por lo que, en su necesidad de protección, a estas mujeres se les concede un lugar privado, con dirección reservada, dentro de Valdivia.
“Mi práctica profesional se orienta al enfoque infanto-juvenil, debido a que la residencia recibe a les hijes de las mujeres participantes, con un rango de edad entre 0-14 años. En este sentido, se les otorgan sesiones individuales, grupales y talleres, con el fin de poder resignificar el daño producido por la violencia vicaria provocada dentro de su contexto familiar, testigo o víctima de violencia intrafamiliar. Además de acompañar socioemocional y jurídicamente los procesos que conllevan la protección individual de les niñes y adolescentes de la casa de acogida, con el objetivo de proteger a les niñes y adolescentes, también se acompañan las sesiones de talleres de habilidades marentales con las mujeres participantes y sesiones individuales con ellas, debido a que necesitan de una guía para fomentar y retroalimentar sus capacidades en la crianza positiva”, contó la estudiante de quinto año de Psicología Rocío Henríquez.
Por su parte, Marianne Wetzel, académica del Instituto de Estudios Psicológicos de la Universidad Austral de Chile y docente guía de práctica de la estudiante, explicó que el trabajo que se realiza en estos casos es a través de un modelo de intervención en crisis, en donde lo primero es validar la experiencia emocional de la mujer víctima de violencia intrafamiliar: validar el miedo, la rabia e incluso la ambivalencia ante la pareja.
“Se permite el vaciamiento emocional y se buscan estrategias de afrontamiento, a través de psicoeducación respecto al maltrato y sus consecuencias, respecto a las relaciones de pareja saludables y finalmente se determinan pasos a seguir. En el caso de la crianza, tratar de tematizar el miedo y la rabia de los/as hijos/as y acoger también su ambivalencia y desconcierto. No juzgarlos si extrañan al padre y permitirles hablar de lo que ocurre. Modelar conductas de parentalidad positiva y crianza respetuosa también es un gran recurso para evitar que se perpetúen las dinámicas de maltrato en la familia, específicamente entre la madre y sus hijos/as”, afirmó.