La puertomotina Camila Ruiz Paillán llegó a la Universidad Austral de Chile (UACh) Sede Puerto Montt el año 2017, luego de egresar de cuarto medio del Instituto del Pacífico, con el objetivo de estudiar la carrera de sus sueños, Terapia Ocupacional, que se abrió ese año y, de paso, ser la primera estudiante sorda del Área Ciencias de la Salud de la Sede Puerto Montt de la casa de estudios.
Camila llegó a un mundo de profesores y estudiantes oyentes, pero eso no la intimidó, pues ya había vivido esa experiencia en su liceo y además sabía que en la UACh había estudiantes sordos en otras carreras y un Programa de Inclusión en Educación Superior (PIES UACh), lo que le dio seguridad para dar el paso hacia la Universidad.
Camila es pensativa y silenciosa a primera vista, pero apenas comienza a comunicarse en lengua de señas, también empieza a hablar en voz suave, lo que nos permite escucharla. Ella aprendió con la ayuda de su padre y madre, ambos oyentes, con los que se comunica de manera íntima tanto con lengua de señas chilena como leyendo sus labios muy lentamente.
La experiencia inicial en la educación de Camila fue muy buena, según reconoce, en la Escuela Especial de Audición y Lenguaje Joaquín de los Andes en Puerto Montt, a los 3 años y permaneciendo allí hasta 8° básico. “Mi experiencia fue muy agradable, porque muchos compañeros eran sordos, los profesores también sabían lengua de señas, todo estaba adaptado para nosotros, podíamos compartir”.
Al llegar al Instituto del Pacífico en primero medio se encontró con un mundo diferente y un cambio muy brusco, ya que sólo había 6 estudiantes sordos en el establecimiento educacional, algunos de los cuales habían llegado antes que ella.
“Fue diferente, porque en el Joaquín de Los Andes todo era más tranquilo y luego cambiarme con personas oyentes, fue mucho ruido, conversaciones, muchas barreras de comunicación con los oyentes, para compartir tenía que escribir y usar lengua de señas y enseñarles, además”.
En la Universidad todo fue distinto, pese a llegar a una carrera donde nadie sabía lengua de señas. “La primera vez que llegué para mi fue una sorpresa ser la única estudiante sorda en el área de la salud. La relación con mis compañeras de Terapia Ocupacional me sorprendió para bien, junto con la de mis profesores. Mis compañeros se han esforzado por aprender lengua de señas, yo les enseñé, les hicimos un taller. Acá en la Universidad muchos quieren aprender lengua de señas, conocer, compartir el mundo es bastante diferente aquí, he hecho amigos(as) oyentes aquí en la Universidad”.
La inclusión a través del PIES UACh y la actitud de la comunidad universitaria a favor de la inclusión de las personas sordas le gusta. Dice sentirse más segura: “un sordo necesita apoyo, bastante apoyo, entonces mi familia se ha esforzado bastante, me han apoyado. Las personas sordas necesitan atreverse a ir a la Universidad”.
Y se proyecta hacia el futuro, imaginando el camino que desea seguir. “Cuando termine Terapia Ocupacional a mi me gustaría enfocarme en las discapacidades y me gustaría trabajar con todas las personas, tanto oyentes y sordos, todos necesitan a un terapeuta ocupacional”.
Camila es parte de la agrupación EnSeñas, enfocada en la educación de jóvenes sordos de la zona. “Buscar personas sordas que la vida les ha sido difícil y entregarles apoyo a ellos. La primera Jornada Valor Sordo me gustó mucho, los niños sordos presentes podían visualizar y creer que a futuro pueden hacer cosas, que no hay barreras imposibles de traspasar y que tienen el derecho a ser como ellos quieren.” Ella dice haber tenido también barreras, pero lucha para romperlas y acceder, sus compañeros de EnSeñas son unos buenos aliados para romper esas barreras, son su red.
Profesores que abren puertas al futuro
Uno de sus profesores de infancia coincidentemente es académico de la Escuela de Pedagogía en Educación Diferencial, el Prof. René Barra. Recuerda su trabajo en la Escuela Joaquín de Los Andes y el impacto que generó en Camila. “Esta era una escuela para niñas/os sordos que, desde su creación, buscó permanentemente proveer experiencias directas de estudiantes ampliando su mirada del entorno y la comprensión de éste. Desde el año 2004 se implementó el uso y la validación de la lengua de señas chilena, trabajo que implicó también a las madres y padres de estos niños”.
Y lo destaca, porque “debo reconocer que los principales ‘responsables’ de los logros que ha alcanzado Camila en los años de educación que ha recibido son sus padres. Su constancia, apoyo, perseverancia, diálogo y potente comunicación han facilitado el despliegue de sus habilidades y destrezas estudiantiles”.
Indica también que “Camila siempre fue una niña muy participativa, tímida, delicada y muy observadora. Muy afectiva con sus profesoras, quienes también le proveyeron la seguridad de ‘ser’ en el mundo. Y esta era una cualidad y un objetivo de quienes trabajamos en esa Escuela. Era nuestro sello. Ciertamente, el que Camila hubiese crecido en contacto con pares sordos le facilitó la comprensión y la validación de su ‘ser persona sorda’”.
Y el Prof. Barra agrega que proyectó su rol en la educación superior para «tratar de abrir espacios en la Universidad para que los niños sordos que quisieran ingresar encontraran un espacio inclusivo en educación superior, pues creía (y creo) en el potencial de cada uno de esas niñas y niños sordos que conocí”. Junto con ello, indica que el equipo de la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial de la UACh “ha sido el pilar fundamental para que esa declaración se haya convertido en una realidad. El Programa de Inclusión en Educación Superior (PIES) ya existía cuando ingresé a la Universidad (2014). Y ello fue la creación de docentes que estaban construyendo ese sueño inclusivo: Karina Muñoz, Claudio Bahamonde, Alejandra Sánchez, Ximena Oyazo. Hoy ya es un programa consolidado, en desarrollo y muy bien organizado y guiado por nuestro exalumno y actual profesor Rubén de la Hoz”.
Según destaca el Prof. Barra, “todo confluyó en proveer el andamiaje para que jóvenes como Camila pudieran ingresar y demostrar su potencial en una carrera compleja, que ha tenido importantes desafíos incluyendo las creencias de directivos y docentes de que si una joven sorda podría lograr estudiar esta carrera. La primera que creyó fue la Directora de Terapia Ocupacional Sra. Carmen Gloria Arredondo, quien ha apoyado y estimulado en su equipo de docentes la apertura a creer que es posible, mención especial también al profesor Marcelo Marín, sin cuya reflexión y apertura al cambio no habría sido posible que el PIES pudiera apoyar los desempeños académicos de Camila”.
La Directora de esta Escuela, Prof. Carmen Gloria Arredondo, se centra en la inclusión de las personas en situación de discapacidad. “Camila no es nuestra única estudiante con discapacidad, tampoco la primera, ya que en el segundo año tenemos también una estudiante con movilidad reducida. Que sea la segunda es importante, ya que contamos con una pequeña experiencia que nos ha permitido actuar con mayor seguridad a la hora de buscar apoyos para que pueda rendir en igualdad de condiciones con sus compañeros/as”.
“Tengo la mejor opinión de Camila, me parece que cuenta con muchos recursos personales para enfrentar los desafíos que se le presenten. La veo comprometida con su proceso, buscando mejorar, muy atenta a responder de la mejor manera posible y principalmente abierta a recibir opiniones”.
Finalmente, destaca la Directora de Escuela que “los profesores se han mostrado interesados en aportar a su inclusión, atentos a recibir orientación y apoyo del PIES UACh asistiendo a todas las reuniones que se han planificado para evaluar las adaptaciones curriculares y hacer seguimiento de su rendimiento académico. Su adaptación con pares ha sido muy positiva, participa de los trabajos grupales y ha comenzado a dar su opinión frente a temas relativos a la profesión con mayor seguridad”.