<p align="justify">El Museo de la Exploración R.A. Philippi de la <strong><a href="http://www.uach.cl/">Universidad Austral de Chile</a></strong> recibirá este martes 18 de agosto la exposición <strong>"Lengua Local 1: Interpretación/Traducción/Apropiación"</strong>, instalación sonora de Rainer Krause y Luis Barrie. La inauguración se realizará a las 19:00 horas. <strong>(Vea la página de la exposición <a href="http://rkrause.cl/intro/?page_id=247">AQUÍ</a>)</strong>.</p><p align="justify">Ese mismo día <strong>a las 17:30 horas, los autores dictarán la charla denominada "Arte Sonoro" en el Museo Histórico y Antropológico Mauricio Van de Maele</strong>, en el marco de una nueva versión de "El Museo Parlante: Ciclo de Conferencias en Antropología, Arte y Humanidades". Ambos museos se ubican en el Campus Cultural de la Universidad Austral de Chile en Los Laureles s/n, Isla Teja. </p><p align="justify">Por ser el sonido el protagonista de esta exposición, se invitó a la organización a la Escuela de Ingeniería Civil Acústica para que los alumnos puedan participar activamente de esta actividad. </p><p align="justify">El patrimonio sonoro es un área que la Dirección Museológica ha incorporado en su museografía, exposiciones y talleres para niños. Precisamente la mayoría de los proyectos en está área, han sido ejecutados por unos de los expositores, Luis Barrie, ingeniero acústico de la UACh (1998). </p><p align="justify">Siendo precursor en Chile del paisaje sonoro, adquiere hoy relevancia el disco "Patrimonio Sonoro de la Provincia de Valdivia" (1999) donde trabaja con la colección de instrumentos musicales del Museo Histórico y Antropológico Mauricio Van de Maele. Barrie ha continuado trabajando vinculándose desde su disciplina con la etnografía, destacándose su trabajo en la costa Lafkenche e Isla de Pascua. Su trabajo ha sido reconocido a nivel nacional y ha representado a Chile en importantes festivales de paisaje sonoro como el Festival Zeppelín de Barcelona. </p><p align="justify">Posteriormente Barrie conoce el trabajo de Rainer Krause, artista visual alemán que desde 1982 en adelante ha efectuado instalaciones, intervenciones y acciones; y gran cantidad de exposiciones colectivas. Desde 1987 reside en Santiago de Chile. Recientemente realizó una interesante iniciativa al convocar a un catastro de experimentación sonora. Con la venida de Rainer Krause y la charla que dictará junto a Barrie con una sesión de Museo Parlante: Ciclo de Conversaciones en Arte y Humanidades: El Arte Sonoro, sería la primera vez que en Valdivia se podría hablar de arte sonoro con cierto grado de propiedad. </p><p align="justify"><strong>Referencia de los autores</strong></p><p align="justify">La instalación fue un encargo para la exposición Reliquias & Ruinas en Rio de Janeiro y Sao Paulo. Tema general de la exposición era la manera como artistas se acercan al patrimonio de la humanidad. La instalación sonora plantea el aspecto de las lenguas en peligro de extinción, y si es posible mantener estas lenguas aunque el entorno social a lo cual pertenece ya no existe. </p><p align="justify">Aquí la instalación sonora no tiene un espacio arquitectónico propio, exclusivo. Los elementos de la instalación, parlantes, placas con textos, ventiladores, manchas de materiales se insertan en el espacio expositivo común, que comparte principalmente con fotografías. Los parlantes emiten, generalmente en volumen muy bajo, frases en lengua Qawasqar, pueblo nómade casi desaparecido del sur de Chile. Las frases no son habladas por miembros del pueblo Qawasqar, sino por personas con distintas lenguas maternas, que leen fragmentos de textos recopilado por un antropólogo francés1 en los años 80 en Puerto Edén, en la Patagonia chilena. Son testimonios de los pocos sobrevivientes de este pueblo, contando su situación cotidiana o tratando de recordarse de sus mitologías. No obstante, en la lectura de los textos -inentendibles para los lectores- estos se transforman en puros ejercicios fonéticos, donde ser percibe principalmente variaciones en el ritmo, el timbre, la melodía de las diferentes lecturas, o sea, calidades musicales. Aunque es posible registrar, fijar y reproducir la sonoridad del lenguaje en peligro de extinción, investigar y documentar ciertas calidades semánticas de sus elementos, parece imposible conservar el lenguaje de otro modo que a través de la conservación del modo de vivir específico que lo originó. </p><p align="justify">Con la desaparición de este modo de vivir desaparece el sentido del lenguaje. El lenguaje verbal se transforma desde un sistema semiótico, donde cada signo, cada palabra tiene un sentido propio, en un sistema semántico, cuyas unidades no son significantes por sí mismas. Igual que en la música, donde ningún sonido en si mismo tiene sentido, la lengua muerta tiene sintaxis, pero no significa nada2. El público de la exposición tiene que acercarse a los parlantes para escuchar el sonido y poder leer la traducción -en este caso al portugués- , escrita en letras muy pequeñas. Se establece una relación de distancia íntima, donde se siente el leve viento de los ventiladores -alusión a la región austral chilena- y se observar desde muy cerca los materiales (tierra, ceniza, piedra y agua, grasa) que -igual que los textos leídos por extranjeros- son un simulacro de referencia a la cultura arcaica. Periódicamente, por algunos segundos, se aumenta el volumen de las lecturas de una de los 8 parlantes a un nivel medio, hace posible la escucha de uno de los parlantes más lejano. </p><p align="justify">Todo el espacio expositivo se impregna levemente con la interpretación fonética del Qawasqar. De repente, cada 3 minutos, interrumpe por aprox. 10 segundos un sonido fuerte desde parlantes semi-escondidos la escucha del texto. Son grabaciones de avisos verbales en espacios públicos, como aeropuerto, cancha de futbol, metro, manifestaciones públicas, en diferentes lenguas hegemónicas (alemán, inglés, chino, francés), que tapan por completo las voces débiles en Qawasqar. Estos volúmenes sonoros diferenciados y cambiantes, juntos con el cambio funcional del texto -como contenedor de saber a estructura formal sonora-, y los espacios de escucha separados, intercalados con espacios de mirada fotográficos ajenas, pero con límites difusos, son los elementos significantes de la instalación. Mientras los espacios de las fotografías y videos se delimitan en los marcos y telones, el sonido se infiltra, aun con volumen bajo, en toda la percepción de obras en las salas de exposición.