Un interesante trabajo de divulgación científica se encuentra desarrollando el Laboratorio de Paleoecología del Instituto de Geociencias UACh, adscrito a la Facultad de Ciencias, dirigido por el Dr. Mario Pino. Este laboratorio, junto con llevar adelante la investigación en el sitio paleontológico de Pilauco, ha creado clubes de paleontología social.
Según indicó el Coordinador de Extensión del Laboratorio de Paleoecología UACh, actualmente están finalizando los clubes de paleontología en la comuna de Paillaco y la Escuela Rural de Curriñe. “En cada lugar, trabajamos con 30 niños y corresponden a niños de 7º y 8º básico. Se organizaron clases teóricas y prácticas durante 4 meses, en relación a las áreas de la paleontología y arqueología”, dijo.
Agregó este laboratorio trabaja en base a la paleontología social se sustenta en los conceptos de patrimonio e identidad, y se integra con la arqueología de los primeros pobladores en América.
Las personas de una localidad comprenderán mejor su origen cultural (no genético) y tendrán una mejor noción de identidad si conocen las complejas relaciones que se dan en el paisaje en una dimensión temporal amplia (por ejemplo, como era la vegetación, el clima, la fauna extinta y actual, y el rol de los seres humanos en el pasado).
Desde Monte Verde hasta la cultura mapuche, se observa una tradición cultural de transferencia, desde explotación de vegetales medicinales hasta cultivos intensivos.
Cómo funciona la ciencia en general
Al enseñar a niños y jóvenes paleontología social, es posible incluir paisaje actual y pasado, zoología, botánica, evolución, paleontología y nociones de identidad y patrimonio, incluso aplicar las artes y la informática. Casi jugando, se puede enseñar cómo funciona la ciencia en general, y de paso incorporar nociones de cambio climático y servicios ecosistémicos.
Pero no sólo se enseña ciencia. También se puede incorporar conceptos como valor patrimonial, importancia de la cooperación y trabajo en equipo y respeto por el de los compañeros. Entonces, se propone que la identidad de una comunidad abarca más allá de su historia humana.
Al instruir acerca de estos tópicos a los niños, aprovechando la dicotomía ensueño-temor por los grandes animales, se capta su atención para darles a conocer desde temprano en el aula, incluso de manera virtual, ciencia, técnica y arte, además de fomentar valores como respeto a la naturaleza, los antepasados y la solidaridad del trabajo grupal.