La tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) existe desde los años sesenta, sin embargo, no es hasta el final de la década de los ochenta, con la disponibilidad comercial de sistemas GPS (Global Positioning System) e IMU (Inertial Measurements Units), que se pueden obtener mediciones precisas de distancia y coordenadas de retornos de los pulsos de energía emitidos. A partir de esa fecha y empleando sensores de huella grande (de baja resolución), comenzaron a desarrollarse las primeras mediciones en el ámbito de los recursos forestales.
Durante los últimos 20 años, sistemas comerciales discretos de huella pequeña (de alta resolución) han estado cada vez más disponibles para mapear con elevadas resoluciones la estructura de la vegetación, habiéndose también desarrollado técnicas para aprovechar la naturaleza tridimensional (3D) de los datos. En la década entre 2000 y 2010, el LiDAR satelital ICESat (Ice, Cloud, and Land Elevation Satellite) proporcionó información de la cobertura de los bosques, permitiendo construir productos cartográficos de áreas forestales a escala global. Durante los años posteriores, este trabajo ha continuado con nuevas misiones del ICESat-2 y GEDI (Global Ecosystem Dynamics Investigation).
Por otra parte, hace aproximadamente 10 años, los LiDAR terrestres comenzaron a proporcionar datos complementarios a los sistemas satelitales y aéreos, y con ello capturar información de estructura tan fina al interior dosel, que pueden llegar a describir hasta la geometría de las ramas y hojas. En la actualidad, los sistemas LiDAR son flexibles y pueden montarse en diversas plataformas (satelitales, aéreas, terrestres, drones, entre otras), lo que permite la obtención de datos 3D a distintas extensiones y niveles de detalle. El progreso en la miniaturización de los componentes electrónicos ha permitido el desarrollo de nuevos sistemas LiDAR, económicamente más accesibles y que pueden ser portados en plataformas como drones o mochilas. Esto ha permitido la captura de datos a baja altura y dentro del dosel, logrando densidades de retornos que hasta hace poco tiempo eran impensadas.
Este escenario presenta nuevas y múltiples oportunidades de estudiar los entornos forestales y generar información con alto nivel de detalle y calidad para alimentar los procesos de manejo y conservación de los mismos, asegurando con ello un correcto proceso de toma de decisiones. A nivel nacional, cada vez son más numerosos los marcos e iniciativas que valoran los atributos forestales como el carbono y los servicios ecosistémicos, en lugar de solo considerar el volumen o rendimiento comercial. En este sentido, es una excelente noticia que las iniciativas de monitoreo de los entornos forestales nacionales (CONAF con el Catastro e INFOR con SIMEF) e internacionales (REDD+), reconozcan y hagan uso de LiDAR como una tecnología que permite mapear y escalar atributos forestales desde árboles individuales, pasando por parcelas, rodales, ecorregiones, hasta el ecosistema global. En consecuencia, LiDAR puede ser considerado en muchos sentidos como una tecnología de Teledetección convencional para el mapeo de los atributos forestales, sin embargo, en otros aspectos, existen nuevos datos y productos que están emergiendo, o aún no se han desarrollado, lo que ofrece una enorme oportunidad para la consolidación de líneas de investigación existentes, o el desarrollo de nuevas, que incorporen el uso de los datos 3D de la vegetación en la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de nuestra Universidad.