* Concretamente, la UACh pudo otorgar títulos académicos y profesionales correspondientes a la enseñanza que imparte, los cuales serían válidos para todos los efectos legales, en especial los pertinentes al ejercicio de las profesiones respectivas.
Según recuerda el libro “Historia de la Universidad Austral de Chile (1954-2003)” del Dr. Fabián Almonacid, la firma del decreto de promulgación fue hecha en la propia Universidad, el 31 de mayo de 1968, con la asistencia del Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, el Ministro de Educación, Máximo Pacheco, el Subsecretario de Educación, Patricio Rojas, además de los ministros de Vivienda y Urbanismo y Tierras y Colonización, parlamentarios y autoridades de la región.
Según recuerda el libro “Historia de la Universidad Austral de Chile (1954-2003)” del Dr. Fabián Almonacid, la firma del decreto de promulgación fue hecha en la propia Universidad, el 31 de mayo de 1968, con la asistencia del Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, el Ministro de Educación, Máximo Pacheco, el Subsecretario de Educación, Patricio Rojas, además de los ministros de Vivienda y Urbanismo y Tierras y Colonización, parlamentarios y autoridades de la región.
“La ley de autonomía, breve y clara, establecía que la UACh definiría sus planes y programas de acuerdo a sus necesidades y a las exigencias de la región; podría otorgar títulos académicos y profesionales, excepto los de médico cirujano, dentista, químico-farmacéutico y bioquímico, que los seguiría dando la UCh, para lo que la UACh debería establecer las relaciones que fueran necesarias; la UACh debería establecer niveles de formación en las carreras que impartiera similares a los de la Chile; en las comisiones de examen de grado de la UACh tendría derecho a voz y voto un representante de la facultad respectiva de la UCh, quien informaría de su cometido al Mineduc; por último, el presidente de la República aprobaría los estatutos que elaborara el Consejo y el Directorio de la UACh”, añade el documento.
Por otra parte, el libro “Conocimiento y naturaleza” (de los autores Óscar Araya y Gerardo Saelzer) recalca que “tras varios intentos, el 03 de junio de 1968 se promulgó la ley que, desde entonces, le permite a la Universidad autogestionar su funcionamiento en lo académico, administrativo y financiero”.
Mientras que el texto escrito por el Prof. Almonacid agrega que finalmente, el 10 de junio, el Consejo y el Directorio enviaron al Presidente de la República el nuevo estatuto, que fue aprobado por el Ejecutivo y publicado en el Diario Oficial el 17 de junio de ese año.
Testigos de una época
Privilegiado testigo de esa época fue el ex académico y ex Decano de la Facultad de Ciencias, Orlando Alarcón, quien llegó a la UACh en 1961, al año siguiente del terremoto. 1968, dijo, tiene un particular sello histórico porque junto con la autonomía hubo otros dos acontecimientos que fueron bastante importantes. Fue así como también ocurría en los mismos meses prácticamente la aprobación de los estatutos. A su vez, como producto de estos avances se realizó por primera vez una elección de autoridades superiores.
El entonces profesor del Instituto de Química de la ex Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas, recordó el discurso del Rector Félix Martínez Bonati quien señaló: “En circunstancias como las presentes nos imponen pues una responsabilidad gravísima. Quedamos ahora solos ante el país para responder de ella”.
A juicio del profesor Alarcón, “a partir de la fecha de la autonomía esta Universidad se hace responsable ante el país de la formación de profesionales, de académicos, que tienen que responder a las necesidades propias de nuestra sociedad. La autonomía no se trata de que uno vaya a hacer lo que quiera hacer. Tiene que hacerlo con responsabilidad y con conocimiento”. Por ello, «esta fecha siempre hay que conmemorarla con mucha alegría y seriedad”.
Por su parte, la ex académica Ariela Subiabre llegó en 1968 a Valdivia con su marido el doctor Luis Norambuena, “quien estaba contratado desde marzo y yo empecé a trabajar en agosto. En ese tiempo la Universidad era mucho más familiar porque era chica, entonces todos los profesores de las distintas facultades nos juntábamos. Realmente había una alegría muy grande ya que al fin la Universidad iba a ser autónoma. Fue muy bonito todo. Cuando se firmó la autonomía fue algo muy especial, pues era como un premio de todos los esfuerzos de la Universidad”.
En su opinión, los estudiantes en esos años valoraron este logro “porque era distinto dar un examen a los profesores que ellos conocían a dar exámenes a profesores que venían de Santiago”.
En esos años de Concepción al sur solo existía una Universidad: la UACh. Asimismo, “estaba muy involucrada la gente de la ciudad de Valdivia porque era su Universidad y había sido el esfuerzo de gente de aquí para sacarla adelante”, recalca la profesora Subiabre.
El sueño de la autonomía
Aunque el ambiente que rodeaba la creación de la Universidad Austral de Chile en la década de 1950 estuvo marcado por el debate entre ser una casa de estudios autónoma o estar asociada a la Universidad de Chile, en sus inicios la UACh estuvo ligada al plantel estatal.
La disputa generaba apasionados debates entre quienes postulaban que Valdivia debía tener una Universidad propia y quienes pretendían que el proyecto universitario dependiera de la U. de Chile.
En 1954, año de creación de la UACh, seguía vigente la legislación de 1931. Según ella, todas las universidades –exceptuando la Universidad Técnica del Estado– se hallaban bajo control académico de la U. de Chile, en las carreras conducentes a la obtención de títulos que ella entregaba.
Así, para hacer posible el nacimiento de la Universidad Austral de Chile, se requería la aprobación del Gobierno, previo informe favorable de la U. de Chile, por lo cual se aceptó la condición de “Universidad asociada”. Dicho estatus significaba el control legal.
Esto implicaba, en la práctica, que las universidades –en realidad, la única Universidad creada con posterioridad a la ley de 1931 y que debía estar bajo control de la U. de Chile era la UACh– debían seguir los planes de estudio de la U. de Chile, que sus profesores tomaran los exámenes de graduación y que participaran en los exámenes anuales.
“Ello provocaba diversas complicaciones, pues a pesar de contar con autonomía financiera y administrativa, las universidades se consideraban subestimadas al someterse permanentemente a ese control académico”, se lee en una publicación del Dr. Fabián Almonacid en la Revista Austral de Ciencias Sociales de la UACh.
“Por ejemplo, los exámenes tomados a los alumnos eran de algún modo una prueba a los profesores y a toda la institución”, plantea el académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades. De hecho, durante el primer período, el Rector de la Universidad de Chile tenía delegados en el Directorio y en el Consejo de la Institución.
Impronta fundacional
Este asunto era uno de los problemas más peliagudos, debido a la impronta que quiso otorgar el primer Rector de la UACh, Dr. Eduardo Morales Miranda, quien “pretendía que se le diera un margen de autonomía importante, avanzando rápidamente a la autonomía plena”, precisa el artículo del Dr. Almonacid.
Para las autoridades, y particularmente para el Rector, el estatus de “universidad asociada” fue aceptado porque ello permitía formar la casa de estudios, mas sin compartir el sentido de dicha tutela. Por eso, ya en 1958 el Dr. Morales hacía gestiones para la aprobación de una ley de autonomía para la UACh.
Dicho proyecto sería rechazado por el Congreso, en noviembre de 1960. El año siguiente traería más intentos, pues la UACh y la U. de Chile habían acordado algunas modificaciones al control académico, orientadas a descomprimir las tensiones que éste provocaba entre la comunidad universitaria.
Esta iniciativa legal sería también rechazada, provocando la desazón de académicos y autoridades y, tras alrededor de un año de haber sido reelegido, el Rector Morales renunció a su cargo a fines de 1961. Posteriormente, asumiría como Rector Félix Martínez Bonati, un joven académico proveniente, precisamente de la U. de Chile, y quien era de la idea de que la UACh debía vincularse directamente con la estructura de la universidad estatal.
Los siguientes años, junto con un crecimiento y expansión de la UACh, expresado en el incremento de la matrícula, consecución de fondos, desarrollo de la investigación e infraestructura, se instalaban en Osorno y Temuco los Colegios Regionales de la U. de Chile, que eran la modalidad de extender la docencia hacia las provincias y regiones, que podrían ser vistos como una amenaza para la ansiada autonomía.
Cambio de los estatutos
Como la UACh había crecido, en la práctica no funcionaba como fijaba el estatuto, cuestión que hacía necesaria la redacción de uno nuevo. Por lo demás, “la posibilidad de una futura autonomía requería que se realizaran también algunos ajustes en su estructura, que permitieran dar inicio a una nueva etapa”, plantea el Dr. Almonacid.
En 1965, Consejo y Directorio se dieron a la tarea de preparar un nuevo proyecto de estatutos que recogiera los cambios y necesidades de la Universidad. El borrador era ambicioso y provocó grandes
debates entre la comunidad universitaria, siendo algunas de sus expresiones organizadas el Sindicato de Profesionales Docentes y la Federación de Estudiantes (FEUACh), presidida entonces por Carlos Amtmann.
Según recuerda Amtmann -quien luego sería Rector de la UACh- “el proceso que condujo a la obtención de la autonomía de la Universidad Austral de Chile se caracterizó por su complejidad, tanto al interior de la Corporación como en el contexto nacional en el que se desarrolló”. Añadió que internamente destacan los avances y cambios estructurales y funcionales de la Universidad impulsados por el Rector Félix Martínez Bonati. «Sin ellos la autonomía difícilmente hubiera sido obtenida, ya que transformó el sueño académicamente difuso de quienes la fundaron, en una entidad de educación superior e investigación de calidad y con amplias oportunidades. La discusión en torno a los nuevos estatutos fue el marco institucional en que se desarrolla este proceso”.
“Las sesiones de Consejo Académico, en las que participábamos dos representantes del estudiantado, eran reflejo de la autonomía como aspiración compartida, pero, a la vez, de las diferencias acerca del sentido y grados de democratización de la Universidad”, sostiene el profesor Amtmann.
Añadió que como FEUACh se privilegió al apoyo a la obtención de la autonomía junto a consolidar en las instancias colegiadas una participación estudiantil fundada en el estudio y análisis de los temas en debate en las comunidades universitarias del país.
Contexto social y político
1968 traería una elección que vino a ser el corolario de un tiempo de debates y discusiones del nuevo estatuto de la UACh. Dicho proceso había concitado el interés de profesores, funcionarios académicos y no académicos y de los estudiantes agrupados en la FEUACh, por una parte, porque los nuevos estatutos consagrarían la ansiada autonomía universitaria, y por otra, porque se discutía sobre la pérdida de poder de los socios frente al cuerpo académico.
Dicho período coincidía, además, con los anhelos de reforma universitaria que crecían a lo largo de Chile, siendo la UACh una de las pioneras en el tratamiento de esta temática. Cabe recordar que 1968 fue un año de grandes movimientos –marcados por el signo de la juventud, aunque no exclusivo de dicho grupo etario– en todo el mundo: allí están las proclamas de los estudiantes de mayo en Francia, de México, y de la Primavera de Praga.
En reunión del Claustro Pleno del 28 de junio de 1968, fue elegido William Thayer (quien falleció a principios de esta semana en Santiago a los 99 años de edad) como Rector de la Universidad Austral de Chile. La particularidad de esta votación fue la participación con derecho a voto de catedráticos, profesores, directores y alumnos delegados, consagrada en el nuevo estatuto.
De esta forma la autonomía fue el proceso gatillante de otros importantes avances que permitieron la consolidación de la UACh a lo largo de los años y cuyos frutos se pueden apreciar hoy.