Invitado por Rectoría, el Instituto de Ciencias Sociales y la Coordinación de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades; el Dr. en Sociología Michel Molitor ofrecerá la charla «Globalización, identidades regionales y relaciones universitarias"».
La actividad se llevará a cabo el martes 11 de octubre a las17:30 horas en el Auditorium Nº 4 del Edificio Nahmías de la Universidad Austral de Chile (Campus Isla Teja).
Michel Molitor nació en Bruselas, Bélgica, en 1940. Es Dr. en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina., casa de estudios de la cual es Vicerrector Honorario y donde además se desempeñó como Vicerrector de Asuntos Académicos. Vicepresidente de la Comisión Universitaria para el Desarrollo del Consejo de Universidades Belgas de Lengua Francesa (CUD-CIUF). Ex director de La Revue Nouvelle.
Ha cumplido diversas misiones técnicas en Nicaragua, Chile, Perú, Bolivia, Benín, Burkina Faso, Ruanda y el Congo. Miembro de número de la Academia de Europa desde 1992. Autor de diversos trabajos. El doctor Molitor ha promovido las relaciones interuniversitarias internacionales desde el CUD-CIUF en América Latina, África y Asia.
Artículo Publicado en la Revista Austral de Ciencias Sociales
(N° 5, 2001, pp. 87-91)
Michel Molitor, es un sociólogo cuya influencia se hizo sentir en nuestro Instituto de Ciencias Sociales a través de una propuesta metodológica que, con el tiempo, ha demostrado su validez. Se trata de la hermeneútica colectiva. Es importante subrayar que dicha propuesta nace de un convencimiento filosófico y ético acerca de las virtudes de la vida colectiva como medio para encarar los desafíos contemporáneos.
En intervenciones recientes, Molitor (1998; 1996) alude a la importancia de incorporar principios éticos a nuestra comprensión de la vida colectiva. Sus planteamientos han sido formulados en el contexto de la conformación de un nuevo escenario europeo y recuerdan lo que él reconoce como legado de su experiencia en nuestro país: la solidaridad y la ética como puentes entre quienes hacen ciencia y los desposeídos.
Siguiendo a Ladrière (1997), Molitor (1998) sugiere que son los principios éticos llevados a la vida colectiva lo que caracteriza la «construcción europea», nutrida por las referencias a los derechos del hombre, por la protección y la extensión de las libertades, pero también por la promoción de una cultura política que elimina las discriminaciones. En este contexto, un grupo de colaboradores de nuestra revista formuló las preguntas que motivaron las respuestas que siguen.
Esta valoración de la vida colectiva nace temprano en la trayectoria de Michel Molitor. Surge asociada a un tema que por definición involucra la cooperación como su medio: el trabajo.
«Durante mi carrera profesional, como sociólogo en el ámbito académico», contesta a una de nuestras preguntas, «me ocupé de tres temas principales a nivel de la investigación: las relaciones profesionales, la identidad en el trabajo de los jóvenes, y las relaciones entre vida de trabajo y vida fuera del trabajo».
Las relaciones entre lo que ocurre dentro y fuera del ámbito laboral fue tema de sus primeras investigaciones. «Partimos de una pregunta: ¿Dónde se ubican las demandas de los trabajadores en relación con su trabajo? Dicho de otro modo, la experiencia personal fuera del trabajo ¿produce o no demandas culturales en relación con el trabajo? La hipótesis era que tradicionalmente es la experiencia de trabajo (relaciones sociales, deseo de proteger el oficio y la autonomía, conciencia de justicia en la retribución económica) que estructura las demandas y reivindicaciones laborales. Pensamos que hoy día, para algunos grupos de trabajadores (las mujeres, por ejemplo), los cambios culturales en la vida privada (que aclara el nacimiento de movimientos como el movimiento de las mujeres) podían contribuir a estructurar exigencias nuevas y reorganizar la jerarquía de las demandas sociales».
La preocupación por el mundo de la vida cotidiana lleva, pues, a Molitor a identificar el papel que cabe a los modelos culturales en el delineamiento de las demandas laborales. «El último tema que trabajé fue el análisis del modelo cultural de trabajo de los jóvenes. Partí de una pregunta: ¿conserva su vigencia en los medios juveniles el modelo cultural de trabajo que fue dominante en el sistema industrial (la ética «protestante» del trabajo)? Descubrimos varias cosas: una evolución del modelo cultural pero también una diversificación interesante. Nos pareció que para los jóvenes «privilegiados» en el mercado laboral, había como una evolución del modelo. Para los jóvenes precarios, se mezclan dos dimensiones : fragmentos de un modelo nuevo, pero también la inaccesibilidad del antiguo».
Los modelos culturales, advierte, no son estáticos. Están sujetos a su permanente transformación lo que, el ámbito de sus investigaciones ocurre a través de las relaciones laborales. «Por un tiempo bastante largo, trabajé sobre la temática de las relaciones laborales. Quisiera subrayar mis investigaciones sobre la modernización del sindicalismo belga, el estudio de los conflictos laborales y sus evolución, la negociación social y los procedimientos de «proceduralización» que contribuyen a cambiar los sistemas normativos que marcan la negociación».
Así como la «construcción europea» marca un derrotero en la visión de Molitor, también América Latina y Chile resultan significativas en su mirada. «Mi experiencia con América latina fue muy fructífera», nos responde. «No tuve la oportunidad de realizar por mi mismo investigaciones personales, pero participé en investigaciones de colegas en el PET (Programa de Economía del Trabajo, de la Academia de Humanismo Cristiano), y tuve la oportunidad de promover tesis de doctorado de chilenos en Bélgica, trabajando sobre temáticas de su país. Descubrí en América Latina, la otra cara del trabajo en el escenario de cambio de las sociedades del fin del siglo XX: experiencias económicas, búsqueda de nuevas regulaciones sociales, innovación cultural».
Las profundas transformaciones ocurridas hacia fines de la segunda mitad del siglo pasado se evidencian nítidas en el contexto latinoamericano. «Las investigaciones de los científicos latinoamericanos me permitieron mejor entender los procesos de reestructuración del mundo y lo que estaba en juego. Durante el periodo del régimen militar, estuve muy interesado por el proceso de producción de conocimiento sobre la realidad social, aún que las instituciones públicas no manejaban esta información. Son metodologías muy cualitativas (entrevistas) que permitieron conocer la realidad social de Chile».