Aunque suene extraña la apreciación, estamos recién en un contexto de presencialidad, relativamente normal; hemos salido de los peores momentos de una pandemia mundial y hemos adoptado precauciones que antes consideramos como exageradas. Hace dos semanas, y gracias a la constante observación del humedal del Río Cruces, como parte del Programa de Monitoreo del mismo, identificamos una serie de conductas no habituales en adultos y polluelos de cisnes de cuello negro (ausencia de escape a cercanía de la lancha en que habitualmente nos desplazamos, natación en círculo, cuello caído sobre el dorso e imposibilidad de mantener la cabeza fuera del agua), lo que ayudó a reportar los que serían los primeros casos de gripe aviar en nuestra región.
En los últimos días hemos observado en el humedal y ríos aledaños, cinco lobos muertos y uno agonizando. Esta situación podría estar relacionada a la gripe aviar, dada la estrecha relación que ha sido observada desde el año 2018, cuando lobos marinos provenientes de la costanera de Valdivia comenzaron a depredar sobre los cisnes del humedal.
Sin ser alarmista, esta situación nos obliga a reflexionar en lo estrecha de nuestra relación con el humedal, más aún en estas fechas, cuando un fin de semana largo promueve el salir de casa y acercarse a la naturaleza y los humedales. Nuestro llamado es a la precaución, ya que en el humedal del Río Cruces hay muchas actividades humanas, incluyendo uso de kayacs y SUP, turismo en embarcaciones mayores y observación de aves, entre otras.
Hay que recordar es que esto no se reduce sólo a cisnes; los cadáveres que no se alcanzan a retirar del humedal, son consumidas por aves rapaces y carroñeras y también por el visón y los lobos marinos; es decir existe una conexión entre la fauna acuática de vertebrados en el humedal lo que ayuda a diseminar la carga viral de los organismos afectados, vía la emisión de secreciones y fecas. Más aún, hemos observado perros domésticos que entran al humedal y que de infectarse – como han demostrado estudios recientes – podrían constituirse en otro factor para la diseminación del virus de la gripe aviar.
Finalmente, y relacionado a lo anterior, de demostrarse que lobos marinos de la costanera y feria fluvial de Valdivia, están siendo afectados por la gripe aviar – vía su conexión trófica con los cisnes de cuello negro del humedal – será necesario que locatarios y visitantes de esos lugares tomen distancia real de estos animales y poner a prueba las lecciones aprendidas de la – aún presente- pandemia de COVID 19.