Un nuevo día comienza y con ello un nuevo desafío en las aulas. La tarea no es fácil. Saber motivar a los estudiantes del siglo XXI es una tremenda oportunidad para los docentes en lo que respecta a la innovación de estrategias pedagógicas en la enseñanza, especialmente en el área de la ciencia y la tecnología.
Incursionar en nuevas metodologías que desafían la enseñanza tradicional requiere conocer a los estudiantes y su forma de aprender, contextualizando y situando sus experiencias y emociones, generando así una enseñanza con sentido, íntegra y significativa. En esta línea avanza Cultura CTI Los Ríos desde el 2016, trabajando codo a codo junto a profesores y científicos para renovar los antiguos paradigmas en la sala de clases. Una iniciativa ejecutada gracias a la Dirección de Vinculación con el Medio UACh y que cuenta con financiamiento de CORFO Los Ríos, fue impulsada por CONICYT, a través de su Programa Explora y el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID).
La importancia de focalizar y desarrollar competencias en los docentes recae principalmente en que serán ellos quienes guíen a los científicos e innovadores a adecuar en conjunto los contenidos y actividades dentro del aula, promoviendo un co-diseño de las actividades y metodologías centrado en el aprendizaje de los estudiantes y no desde la perspectiva individualista centrada solo en ellos. Concebir la enseñanza de esta manera requiere nuevos retos en el modo de planificar las clases, el desarrollo de actividades, en la evaluación de los aprendizajes y en la coordinación y relación con el resto de docentes de otras asignaturas a través de la articulación pedagógica.
Procesos reflexivos en torno al sentido del qué, por qué y para qué enseño en ciencias son necesarios en los docentes que se enfrentan a las nuevas generaciones. La metodología de Cultura CTI promueve espacios reflexivos previos que involucran al docente como un ente activo desde el co-diseño hasta la co-docencia, donde no solo se discute con el científico o innovador aspectos curriculares, sino también lo que se no se visibiliza en él. Desde aspectos territoriales hasta las propias normas de convivencia y valores que hay detrás de la institución donde se desempeñan, son elementos claves que determinarán la puesta en marcha de la propuesta didáctica que construyen.
Esta propuesta es un producto del diálogo recíproco entre docentes y científicos, la cual se convierte en una oportunidad de potenciar actitudes frente a los beneficios que obtenemos de las ciencias, como trabajo en equipo, pensamiento crítico, incluso reforzando la expresión corporal. El docente en base a su experiencia tiene el poder de definir qué y cómo se potenciarán habilidades para investigar, indagar, experimentar, reflexionar, concluir, entre otras. El docente habrá identificando los elementos facilitadores que permitieron dar cumplimiento a los objetivos propuestos junto al científico y los incorporará en su práctica permanente en el aula. Finalmente, lo que se logra con la implementación de las iniciativas CTI es que un profesor y un científico despliegan destrezas cooperativas para aprender y solucionar los problemas y acciones que la acción educativa demanda. De esta manera tanto el docente como científico combinan sus conocimientos y habilidades para crear ambientes formativos en los que la enseñanza es rigurosa, pero a la vez flexible, basada en estándares propios de las exigencias del MINEDUC, aunque adaptable a las necesidades de aprendizaje de cada estudiante y del contexto territorial en que se desenvuelve. Sin duda, un ejercicio no menor es al que se compromete el docente CTI, pues requiere de una evaluación constante de su quehacer pedagógico, donde la retroalimentación de los pares es fundamental. Poder ampliar las prácticas y compartir el conocimiento adquirido, es fundamental si se quiere instaurar las capacidades en el establecimiento. Por eso el trabajo colaborativo entre otros docentes es también una clave y se sugiere a los docentes que participan de esta travesía CTI.
Reconocer la labor docente y entregar oportunidades y herramientas para que nuestros profesores puedan innovar en la enseñanza de la ciencia, haciendo de sus prácticas docentes más significativas debiese ser una prioridad, ya que los beneficiarios directos serán siempre los estudiantes. Nuestros docentes CTI está renovando el rostro de la educación chilena y esperamos que estas experiencias sean profundamente ejemplificadoras para fortalecer programas que entreguen nuevas oportunidades a los docentes de más regiones de nuestro país.