Manfred Max-Neef y Juan Pablo Orrego Silva reconocieron a Tompkins al cumplirse un año de su inesperada muerte. “Nunca nadie le regaló tanto al Estado de Chile”, afirmaron. El conservacionista estadounidense dedicó su fortuna y las últimas décadas de su vida a la adquisición de tierras para la creación de parques nacionales en Argentina y Chile.
Manfred Max-Neef y Douglas Tompkins eran amigos. Se conocieron en Estocolmo a principios de los años ’80, la misma ciudad y la misma época en la que el economista chileno recibió el Right Livelihood Award (también conocido como “Premio Nobel Alternativo”).
Douglas Tompkins nació en Estados Unidos en 1943 y murió el 8 de diciembre de 2015, en Chile, donde vivía desde hacía años. Fue un personaje que generó desconfianza. “Que venga un empresario a comprar tierras y decir que no va a explotar nada, no se podía creer”, expresó Max-Neef desde la Sala Paraninfo de Universidad Austral de Chile (UACh) en el Campus Isla Teja (Valdivia), donde se realizó un homenaje al filántropo a un año de su fallecimiento.
“Yo nunca en mi vida como chileno vi a alguien que fuera sujeto de tanta mentira, tanta maldad y tanta hostilidad como Douglas Tompkins. Y nunca en toda la historia de Chile hubo alguien que le regalara tanto al Estado de Chile como lo hizo Douglas Tompkins y como lo sigue haciendo Kris Tompkins”, continuó el ex Rector de la UACh.
Nacionalidad negada
Sin embargo, pese a los parques nacionales ya creados a instancias de Tompkins y a las miles de hectáreas protegidas que en un futuro próximo se anexarán al patrimonio estatal, la controversia en torno a su figura continúa. La Cámara de Diputados de Chile rechazó la posibilidad de concederle a Tompkins la ciudadanía chilena. “Es una infamia. Chile queda muy mal parado, como un país ingrato e ignorante. Negar la ciudadanía a gente que está regalando áreas protegidas es insólito. Ya donaron dos parques y vienen otros en camino. A mí me da vergüenza, aunque no me sorprende”, dijo a su turno Juan Pablo Orrego Silva, ambientalista chileno también galardonado con el premio Right Livelihood.
“Me molestó terriblemente la votación de la Cámara de Diputados. Particularmente la declaración de uno de los diputados, quien dijo ‘darle la nacionalidad a este hombre sería como darle una bofetada a los verdaderos fundadores de la Patagonia’. Recordé que cuando estaba terminando mis estudios, en la década del 50, se nos ocurrió con un compañero pedir una concesión en la Patagonia. Hicimos todos los trámites y conseguimos una concesión de 500 hectáreas en el sur de Aysén. La condición para llegar a ser propietario era que se echara abajo todo el bosque, que no quedara ni un árbol y que se dedicara la tierra a la ganadería. Eso nos chocó tanto que no lo hicimos. Pero fue lo que hicieron los auténticos pioneros reconocidos por este diputado”, comparó Max-Neef, candidato a presidente del país en 1993.
Reconocimiento
“Douglas decía que hay que aprender a ver lo que uno está mirando. A verlo realmente. Hay gente que mira una represa y ve un lago. Hay gente que en una plantación de pinos y eucaliptos exóticos, ve un bosque nativo. Douglas miraba a través de la óptica de la historia ecológica. Y una vez que uno adquiere esa mirada, el mundo se torna un poco más dramático. La perspectiva cambia. Entonces uno mira una represa y ve un desastre. Uno mira una plantación de pinos y eucaliptos y ve un ecocidio”, recordó Orrego Silva, director de la organización Ecosistemas.
“Dentro de la tragedia, esta historia tiene un final coherente. Tompkins murió como tenía que morir un hombre como él: haciendo lo que más le gustaba en la vida, murió en la naturaleza y en el lago que más amaba en el planeta”. Tompkins falleció a causa de hipotermia tras un accidente de kayak en el lago General Carrera, el segundo lago más grande de América del Sur, compartido con Argentina, donde recibe el nombre de lago Buenos Aires. Es precisamente en estos dos países donde Kristine y Douglas Tompkins han desarrollado, a través de sus fundaciones, los proyectos de conservación: El Rincón y Monte León (Santa Cruz), El Impenetrable (Chaco) e Iberá (Corrientes), en Argentina, y Yendegaia (Magallanes), Corcovado y Pumalín (Los Lagos) y Patagonia (Aysén), en Chile.
Visiblemente emocionado, Max-Neef invitó a los presentes a hacer un minuto de silencio. Luego, pidió un gran aplauso. El homenaje ocurrió en el marco del primer congreso «La transdisciplina hecha práctica» y del encuentro “Activistas para un mundo mejor”, que reunió en la ciudad de Valdivia a cinco latinoamericanos reconocidos por la Fundación Right Livelihood Award. El poeta colombiano Gabriel Jaime Franco, el activista político brasilero Francisco ‘Chico’ Whitaker y el líder indígena peruano Evaristo Nugkuag Imanan se sumaron a los dos premiados chilenos. Encuentros con comunidades indígenas, organizaciones de derechos humanos, colectivos de artistas y estudiantes universitarios, además de salidas de terreno y foros en el ámbito académico, integraron el programa de actividades.
Más información en www.rightlivelihoodaward.org
Acerca de los premiados