Taller busca proyectar el turismo de base comunitaria como actividad para nuevas generaciones

Uno de estos talleres se realizó el pasado sábado 21 de octubre en el Fortín Mapuche en Pucura y en el cual participó su guía Angélica Chincolef, quien manifestó que “fue una experiencia muy bonita. Con los chicos dimos a conocer nuestras inquietudes y por lo general todos estábamos enfocados en lo mismo: en el tema de conservar nuestra naturaleza, nuestra cultura, permanecer en el tiempo y enseñar a los nuevos jóvenes que vienen más atrás que hay que cuidar nuestro medio ambiente porque es nuestro futuro. Entonces todo eso fue súper interesante y estuvo bien bueno el taller”.

Angélica es parte de Man Pewuma, una cooperativa de jóvenes del sector de Pucura que desarrolla el turismo de base comunitaria y cuenta con guías locales y ofrece diversos servicios, por ejemplo gastronomía local. “Es un trabajo que se está haciendo por el sector para que no se pierda y para que los jóvenes se queden en el campo”, dijo.

Coordinó este taller Lina Marcela Gómez (tesista del Magíster en Desarrollo a Escala Humana y Economía Ecológica de la UACh y profesional de proyecto), quien destacó que «es importante que los jóvenes del territorio se encuentren con sus diferentes experiencias, necesidades y sueños compartidos. El taller fue una oportunidad para hacerlo”.

Según comentó la tesista, la jornada comenzó con un diálogo donde expresaron el valor que tiene el territorio, los lagos, los ríos, el bosque, la cultura y la relación que ellos intentan conservar con la naturaleza y los espacios de vida que allí existen. En ese marco -dijo- “el turismo de base comunitaria se ha convertido en una herramienta de protección y defensa territorial ante la amenaza mercantil a las que se ven enfrentadas las comunidades”. 

“De otro lado, mediante los postulados teóricos y metodológicos que aporta la teoría del desarrollo a escala humana, con una visión multidimensional del bienestar; se identificaron algunas necesidades de capacitación técnica y normativa, y la necesidad de espacios e intercambio cultural para fortalecer su identidad y las de nuevas generaciones, integrando la educación, el turismo y el territorio», agregó Lina Gómez.

El proyecto “Rutas Turísticas Diferenciadoras, Autocertificación y Comercialización del Turismo de Base Comunitaria en la Región de Los Ríos Trawun 2.0” es financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Los Ríos y su Consejo Regional, y es ejecutado por el Centro Transdisciplinario de Estudios Ambientales y Desarrollo Sostenible (CEAM), de la Universidad Austral de Chile.

Con este proyecto se está profundizando el trabajo ya desarrollado por el CEAM UACh, junto a la comunidad y diversas instituciones y organizaciones en la comuna de Panguipulli. A su vez incluye a la ruta patrimonial Llancahue, ampliando la labor impulsada en el sector por la UACh, específicamente a través del Comité Académico Llancahue y el Núcleo Teses, lo  que ha permitido generar avances importantes como el manejo sustentable del bosque y la diversificación productiva vía turismo de base comunitaria y la apertura del sendero patrimonial “Lomas del Sol”.

Los beneficiarios de esta nueva apuesta son 51 familias de localidades cercanas a Panguipulli y 7 familias que residen cerca del parque Llancahue en Valdivia.

En concreto, lo que busca el proyecto es transferir capacidades y habilidades para la implementación y gestión de plataforma de comercialización de base local en ambos territorios; implementar y poner en marcha un proceso de gestión y autocertificación para el turismo de base local y comunitaria valiéndose de la experiencia del SECLA (Sello de Calidad Local y Autocertificación) Trawun; diseñar y poner en marcha de una plataforma de comercialización para las rutas; y sistematizar un plan de negocio participativo para las rutas a mediano y largo plazo.

Todo este esfuerzo tiene un eje común de gran relevancia para el CEAM UACh y para el Núcleo Teses: la sustentabilidad de los bosques templados, para lo cual es fundamental la participación activa de las comunidades cercanas a las unidades de conservación. Además, es una forma de poner en práctica la teoría a escala humana y el ecodesarrollo, con énfasis en la distribución de los beneficios generados por el turismo de base comunitaria, siendo siempre respetuosos de la identidad cultural local.