Universidad en la diversidad que nos da la unidad de la zona sur – austral. Desde los inicios de nuestra institución en Valdivia (1954), en los terrenos de Miraflores e Isla Teja donados por vecinas y vecinos de la ciudad; a su instalación en Puerto Montt (1989) desde la Escuela F-176 cedida transitoriamente por la Ilustre Municipalidad de Puerto Montt; a los primeros pasos en la Región de Aysén (1992), gracias al programa “Música por la Carretera Austral” del Coro de la Universidad que recorrió Coyhaique, Puerto Aysén, Puerto Ibáñez y Villa Cerro Castillo, entre otras.
Territorios únicos, diversos, con exigencias y necesidades propias que construyen la comunidad de la Universidad Austral de Chile, desde tres regiones, desde su identidad.
¿Qué tienen en común? Una respuesta fundamental la podemos encontrar en nuestra historia institucional, en uno de sus pilares fundacionales: Dr. Eduardo Morales Miranda y su voluntad de ser. Iniciar una universidad desde la nada, en territorios alejados y aislados de los centros de pensamiento nacionales, con los medios de comunicación e infraestructura de mediados del siglo XX. En un marco chileno caracterizado por el centralismo, que tensiona y determina a nuestras provincias y regiones más allá de sus conciencias hasta nuestros días (y que muchas veces ellas reproducen a sus propios territorios irreflexivamente). Con un proyecto universitario sur-austral que sea un aporte efectivo a la autonomía de sus territorios y de respuesta a sus inquietudes, exige un compromiso y un espíritu universitario mayor, que toma lo mejor del conocimiento universal y responde a las preguntas locales, generando nuevo conocimiento para los territorios, para todas y para todos creativamente.
Proceso no exento de dificultades y dolores pero que sus resultados han trascendido generaciones y han dejado buena huella en esta tierra.
Es la voluntad de ser, para ser universidad en el sur – austral. Es el mismo espíritu de aquellas y aquellos, muchas veces anónimos, que han hecho y hacen posible nuestra Universidad en Los Ríos, Los Lagos, Aysén, y en las zonas más australes de nuestros territorios universitarios, y su continuidad y renovación al servicio de la zona.
Considero relevante en este marco, tomar las palabras del profesor Juan de Dios Vial Correa, Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para el 40 aniversario de la Universidad Austral de Chile (15 de septiembre, 1994), en su relación de estudiante con el Dr. Morales:
“Esa fundación que estoy evocando eran tiempos de belleza para la evocación. ¿Cómo no nos habíamos de sentir hermanos, los que queríamos hacer, peor probablemente, lo mismo? Anoche recordaba conversando con unos amigos, a este propio profesor de anatomía que les habla, arrastrando los cadáveres a hombro del primero al segundo piso de nuestra Escuela para llevarlos al aula de disección y no rehusándose a ese trabajo, porque ese era el precio de dedicarse a la universidad, ese era el costo de hacer investigación, el costo de hacer ciencia, de instalar la ciencia en este país, el costo de hacer una vida fecunda y no contentarse con una vida de rutina. ¡Qué orgullo sentíamos de hacer algo y de hacer mucho en verdad, con tan poco! Y como mirábamos la figura ejemplar de Eduardo Morales Miranda, como una figura señera que nos marcaba un rumbo, que nos marcaba un camino, y que nos decía que nuestro propio camino no era erróneo.”
Es cierto, una vez más, no puede ser más preciso, y somos testimonio de ello… la libertad se conquista.