Este 20 de noviembre se conmemoran 32 años de la Convención sobre los Derechos del niño y la niña, hito que releva a este grupo de la población como individuos sujetos de derechos, a partir de la declaración universal de los derechos humanos. En estas tres décadas, se han dado señales de avance en esta materia, desde un estado garante de derecho infantil, a recibir cuidados y asistencia del grupo familiar y/o cuidador principal, además de recibir oportunamente cuidados profesionales del equipo de salud, protección durante su proceso de crecimiento y desarrollo continuo.
La familia constituye un núcleo fundamental en el proceso de socialización. Esta dimensión relacional se vio fuertemente impactada, producto de la emergencia sanitaria actual, interrumpiendo rutinas de clases, de juegos y readaptándose a rutinas domésticas[1]. A nivel nacional el confinamiento hizo lo suyo en materia de salud mental, reportes del aprendizaje a distancia, muestran que las desigualdades se hicieron evidentes e influyeron negativamente en la dinámica social de éstos, sumado a ello las restricciones sanitarias, limitaron los espacios de juego y esparcimiento, elementos clave en el desarrollo infantil [2] . En Latinoamérica se reportan aumento de conflictos familiares, aumentando los casos reportados por maltrato infantil, sumado al deterioro que habría sufrido la salud mental infantil y la alta deserción escolar[3].
Este contexto compromete el bienestar infantil, ante lo cual los expertos invitan a la calma, ya que el estrés en los progenitores, se verá reflejado en sus hijos. Los padres podrán ayudar a buscar formas de controlar el nivel de ansiedad y estrés, para controlar emociones y la autorregulación del infante, ejemplos: salir a caminar, jugar, pintar o dibujar.
Y el equipo de salud, debe asumir como nuevo desafío la identificación de necesidades en este grupo, lo que requerirá de planificación de estrategias intersectoriales. La invitación es a, valorar la resiliencia que han demostrado cada uno de los niños y niñas, a inspirarnos en ellos, en su inocencia y a comprender, que el juego y el esparcimiento no pueden esperar.
[1] UNICEF. ¿Está retrocediendo mi hijo como consecuencia de la pandemia? Marzo, 2021. https://uni.cf/3FtYf6h
[2]Abufhele Alejandra, Bravo David. Efectos de la pandemia en el aprendizaje de niños y niñas pre-escolares. Centro UC. Encuestas y estudios longitudonales. Marzo, 2021. https://bit.ly/3CvIYjA
[3] Durán-Strauch Ernesto. Momento difícil para la salud y el bienestar de la niñez. Biomed. [Internet]. 2021 sep. [cited 2021 Nov 18]; 41(3): 384-387. Available from: https://bit.ly/3oGCs4K