A un año de investigación, el proyecto del Fondo de Investigación del Bosque Nativo convocado por CONAF y que lidera la Universidad Austral de Chile ha avanzado en el trabajo de laboratorio, principalmente en la crianza de insectos asociados al follaje de araucaria. Se trata de insectos nativos del grupo de los curculiónidos, de los cuales existe escasa información, tanto de su biología y comportamiento, como del daño que podrían ocasionar a esta emblemática especie.
El estudio, que abarca todo el rango de distribución de araucaria, es decir, las regiones de La Araucanía, Bío Bío y Los Ríos, se titula “Daño foliar de Araucaria araucana: antecedentes biológicos y ecológicos del complejo de curculiónidos asociados, y una propuesta de manejo sustentable (FIBN 042-2019)”, y es dirigido por el académico Dr. Cristian Montalva, de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh.
El académico explicó que debido a ciertas restricciones producto de la pandemia existe un desfase en las actividades, sin embargo, “se ha logrado identificar tres especies de curculiónidos y una especie de cerambícido, agentes secundarios fleófagos y endémicos que han co-evolucionado junto a la araucaria. Además, contamos con información sobre la abundancia de estas especies en los distintos Parques Nacionales (Nahuelbuta, Conguillío y Villarrica), siendo Sinophloeus porteri la de mayor número de adultos colectados desde ramas. Se han observado estados inmaduros de al menos tres especies, las que son mantenidas en cámaras de crianza, con las que estamos construyendo los ciclos biológicos, que permanecen aún desconocidos”.
¿Qué son los curculiónidos?
Son insectos que habitan hace miles de años y que han co-evolucionado junto a la araucaria. Se sospecha que producto del cambio climático podría existir un aumento de su población y araucaria se esté viendo más afectada. “Tanto las especies de curculiónidos como cerambícidos son abundantes y fáciles de encontrar en el estado de adulto durante todo el año en terreno. Su tamaño fluctúa entre 3 y 9 mm de longitud, lo que implica que sea necesario un equipamiento mínimo para observarlos en terreno o laboratorio. Las cuatro especies de insectos pueden coexistir alimentándose del floema (donde se transportan los productos de la fotosíntesis) de ramas inferiores de la copa de las araucarias”, indicó el Dr. Montalva.
Aún quedan dos años de observación para dilucidar qué tanto podrían afectar estos insectos y qué variación muestran las araucarias, aunque el académico es claro en señalar que no es ésta la razón que originó la mortandad de algunas araucarias en ciertas zonas del país.
“Los resultados obtenidos hasta el momento son demasiado preliminares, sin embargo, se espera que podamos avanzar en el conocimiento relativo a los enemigos naturales de este complejo de curculiónidos, así como de los volátiles que pudiesen estar involucrados en los procesos de atracción de estos insectos a la araucaria. Este proyecto presenta una propuesta novedosa, sustentable ambientalmente y factible de implementar en el marco de un programa de manejo y monitoreo para el tipo forestal Araucaria araucana”, afirmó.