En nuestro país un 64% de la superficie nacional corresponde a territorios montañosos, siendo uno de los ecosistemas más relevantes y representativos de la configuración espacial e identidad nacional. Los Andes del Sur de Chile son un territorio generoso con quienes habitamos en él, donde la naturaleza nos desborda con su belleza y sus múltiples bienes comunes: paisajes para la recreación, numerosos lagos, ríos y glaciares proveedores de agua, el bosque templado lluvioso rico en biodiversidad y fuente de variados servicios ecosistémicos. Además contamos con volcanes que nos ofrecen fuentes de energía geotérmica. Lamentablemente, toda esta riqueza, se encuentra hoy amenazada no solo por la crisis climática, sino también por procesos antrópicos como la deforestación, presión migratoria, parcelación y fragmentación del suelo entre otros procesos de cambio acelerado. La rapidez de estos procesos nos obliga a cambiar urgentemente las lógicas tradicionales sobre cómo relacionarnos con la riqueza natural del territorio, considerando que esta es el sustento del desarrollo humano en todas sus dimensiones.
Pero ¿qué rol le cabe al conocimiento científico y a la investigación que se desarrolla desde las regiones en este desafío? Desde marzo del 2022 se encuentra en ejecución el proyecto “Laboratorio Natural Andes del Sur de Chile”, iniciativa surgida al alero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo ANID, la cual busca posicionarse como una plataforma que permita conectar a los científicos con las necesidades de los territorios montañosos de las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Creemos que es fundamental avanzar hacia una nueva relación con la naturaleza, donde el conocimiento científico dialogue y se co-construya con los propios actores, conectando directamente con las necesidades de las comunidades locales. Esto permitirá la implementación de medidas que permitan la conservación del patrimonio natural de nuestra cordillera, transformándose en un insumo para las políticas regionales de desarrollo y para la toma de decisiones con base en la evidencia. Solo de esta manera podremos ralentizar los efectos de la actual crisis civilizatoria y ambiental que vivimos.