El proyecto “Entramado educacional de producción agrícola, Liceo Técnico Agrícola Antilhue” de Bastián Pávez, Diego Neira, Esteffan Mancilla y Marcelo Miranda, estudiantes de Arquitectura de la Universidad Austral de Chile, y guiado por el académico Eric Arentsen, obtuvo el tercer lugar en el Concurso CAP XXXVII 2023.
El concurso tiene por objetivo apoyar el desarrollo de la arquitectura como disciplina fundamental de la construcción del habitar humano en nuestro país, además de promover el trabajo en equipos de profesores y estudiantes, conjugando lo académico y profesional, investigando y proyectando sobre la temática de los concursos.
Adicionalmente, con este concurso se busca promover e incentivar el conocimiento del acero como material, la investigación en torno a su enorme potencial, sus tecnologías y sus múltiples usos y aplicaciones en el área de la construcción, tales como estructuras, cerramientos, aplicaciones, terminaciones, etc., y su desarrollo en una concepción arquitectónica y estructural apropiada.
Finalmente, busca estimular el trabajo creativo de los estudiates, llevando las estructuras de acero al campo de la arquitectura.
El proyecto
El proyecto para el Liceo Técnico Agrícola Antilhue destaca especialmente por la impecable coherencia entre el problema planteado y las principales definiciones arquitectónicas del proyecto propuesto.
Se inserta en el límite urbano de la localidad de Antihue en un entorno agrícola, definiendo un ordenamiento general para el liceo en base a una estructura cuadriculada de galpones, parcelas y circulaciones, muy en sintonía con el orden territorial agrícola productivo del entorno, que permite zonificar programáticamente la escuela por tipos productivos. En el fallo se señala que este orden abre un dialogo muy interesante con el tren y su trazado semicircular y el origen de la localidad, como estación de transbordo para llegar a Valdivia.
Por otra parte, el proyecto plantea una estructura modular liviana, que rememora sistemas constructivos productivos muy usados en tareas agrícolas para invernaderos, sistemas de riego o protectores de heladas, volviendo a construir este vínculo interesante entre el contexto, la forma productiva y el programa.
“Por último, vale la pena mencionar como el proyecto construye el vínculo entre el espacio educativo y las actividades productivas que busca enseñar. Cada módulo combina zonas de salas y talleres, con galpones y patios libres para el desarrollo agrícola. Es interesante destacar también cómo estos módulos se definen con distintos grados de materialización, desde edificios muy formalizados para oficinas y salas de clase, a cubiertas de protección climática para plantaciones. Esta desintegración material del módulo constructivo nos devuelve a la percepción de un dialogo con su entorno, el límite entre la zona urbanizada de Antilhue y su entorno rural”, indica el fallo del concurso.
Sobre los resultados, el Prof. Eric Arentsen, académico del Instituto de Arquitectura y Urbanismo, indicó: “Este es un reconocimiento a la innovación, tanto en la enseñanza como en los aspectos espaciales y técnicos que definen nuestra disciplina, y no solo de este grupo de estudiantes, que son ciertamente destacados, sino de una metodología de enseñanza-aprendizaje, instalada en el IX semestre de la carrera. De 50 proyectos presentados al concurso CAP a nivel nacional, dos proyectos de la UACh quedaron seleccionados entre los 10 mejores, un gran logro del cual estamos muy orgullosos”.
En representación de los estudiantes que desarrollaron el proyecto, Diego Neira explicó: “La propuesta de desarrollar un proyecto en acero significó un desafío para explorar una nueva perspectiva con el material, su relación con el contexto sur y nuestros propios conocimientos, pudiendo vincular la educación con la soberanía alimentaria».
«El proceso fue estimulante, agotador pero muy interesante y que nos permitió plantear una línea de diseño en base a lo moldeable que resulta el acero, desde lo estructural hasta los mecanismos. La constancia, dialogo y apoyo en el equipo de trabajo fue clave para que el desarrollo del proyecto lograra el resultado obtenido. Fue emocionante que hubiera dos proyectos seleccionados desde la Escuela de Arquitectura, felicito a los compañeros que lo dieron todo también”.
Finalmente, Diego Neira añadió: “A nivel personal y grupal valoramos la experiencia, es una instancia para explorar nuestras capacidades en base a una propuesta de gran magnitud. Se agradece el apoyo brindado durante este proceso”.