El creciente interés por este sistema agroforestal, en especial de parte de estudiantes de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile (UACh), se concretó en una actividad que no solo involucró a la comunidad universitaria, sino a personas de la comuna de Valdivia dedicadas a diversos rubros, para quienes los bosques comestibles resultan una alternativa para la generación de bienes y servicios.
De esta forma, con el patrocinio conjunto de la asignatura “Práctica en restauración de ecosistemas”, a cargo del Prof. Rafael Coopman y “Flora”, del Prof. Carlos LeQuesne, se invitó a “Ricarbol Dosel del Huelemu” -pseudónimo con el que se le conoce-, director del Centro de Investigación en Agroforestería y Escuela de Bosquicultura, pionero en Chile del área, quien realizó una introducción al concepto de bosques comestibles en la Sala Paraninfo de la UACh durante la mañana del miércoles 2 de octubre, para luego participar de una conversación participativa en el Arboretum.
«Es una forma de hacer agricultura, pero similar a un bosque, con múltiples estratos y donde alrededor del 90 % de las plantas son comestibles. Su sistema requiere poco mantenimiento, cero labranza y se auto-fertiliza. Para los propietarios es una alternativa para combatir los bosques degradados de nuestra zona, por ejemplo. Nosotros buscamos alternativas viables que a los propietarios les generen más bienes y servicios, un flujo de caja más positivo que los pueda llevar a tener una forma más sustentable de ocupar su territorio, y que a partir de su uso lo puedan restaurar”, explicó el Prof. Coopman.
Durante la salida a terreno al Arboretum, se sostuvo un diálogo donde se analizó la aplicación del concepto de bosque comestible a una zona específica de este predio, donde a futuro se planea establecer este tipo de bosque. “La idea fue analizar cómo aplicarlo, teniendo en cuenta la flora que tenemos disponible en nuestra zona. Acá tenemos unas condiciones climáticas particulares, entonces es necesario aterrizarlo a nuestra realidad puntual, los alimentos que podemos comer y que se pueden cultivar”, indicó.
Para Ricarbol Dosel, cualquier lugar de Chile posee un gran potencial para trabajar con esto. “He estado en Puerto Natales, donde el clima es aún más rudo que en Valdivia, pero yo creo que todo va en la motivación de la gente y las posibilidades son muchas”, afirmó.
“Yo creo que una ventaja importante es que como es un ecosistema que imita un bosque –no cualquier agroecosistema imita a un bosque– hay muchos servicios que se generan, como la captura de carbono en el suelo, y también en toda la biomasa de las plantas, especialmente los árboles. También es un nicho para muchos animales. Se habla de que podría ser un corredor biológico para animales, y también pienso que un bosque comestible es un perfecto corredor biológico para humanos incluso. Vivimos en una época en que la ciudad es súper hostil, donde hay que comprar todo, entonces tiene un impacto bien interesante en la vida de los humanos. Es como regresar un poco al pasado. Son alimentos de plantas que son mucho más rústicas y que pueden absorber más minerales que algunas anuales. Otro beneficio tremendo es que una vez que está establecido, el ecosistema requiere muy poca mantención en comparación con cualquier otro sistema agrícola”, destacó el expositor.