Situaciones como el acoso y abuso sexual son prácticas más comunes de lo que se cree. A raíz de los últimos movimientos surgidos al interior de la Universidad se hace necesario poner en perspectiva un fenómeno que se manifiesta en la sociedad y que se replica en el seno de las universidades.
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Han cuestionado mis competencias académicas por aspectos de mi vida personal |
Piropos o galanterías con alguna connotación sexual |
Propuestas sexuales no deseadas |
Contactos físicos indeseados |
Directivas |
31% |
54% |
0% |
31% |
Académicas |
36% |
41% |
12% |
13% |
Estudiantes |
39% |
39% |
9% |
16% |
Fuente: Realidad nacional en formación y promoción de mujeres científicas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. CONICYT. Diciembre 2016.
En las universidades chilenas
No obstante, frente el aumento de la denuncia de casos de acoso y abuso al interior de las universidades, la UACh no es la única que ha implementado medidas orientadas a prevenir, investigar y sancionar. De hecho, un documento de trabajo del Ministerio de Educación fechado en diciembre de 2016 trata sobre el tema.
En dicho escrito se ofrece una fundamentación acerca de la violencia de género, normativas nacionales e internacionales que mandatan abordar el acoso sexual en instituciones de educación y un marco conceptual para comprender esta materia. El documento concluye con una serie de sugerencias para la elaboración de protocolos para hacer frente a hechos de esta índole, abarcando la promoción del respeto a la dignidad de las personas, la prevención del acoso, la atención de víctimas, y sanciones o reparación, según corresponda.
En un artículo publicado recientemente por La Tercera (2/5/2018) se ofrece un resumen que da cuenta de que, de las 27 universidades que integran el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), algo más de la mitad (15 ues.) reconoce tener vigente un reglamento que determine los procedimientos en estos casos. De las restantes, 9 están en proceso de elaboración de un protocolo y otras 3 no han iniciado algún trámite al respecto. En tanto, de 10 Ues. privadas consultadas en el sondeo, 6 tienen un protocolo, 2 están en el proceso y 2 no han iniciado alguna elaboración.
Así, desde 2016 la U. Diego Portales tiene un protocolo que fue trabajado junto a su comunidad. Si los culpables son docentes, señala también La Tercera (16/11/2017), las sanciones varían entre amonestaciones por escrito hasta las de tipo económico (una parte del sueldo) y la destitución. La U. de Santiago también tiene un protocolo desde el mismo año, que considera sanciones similares.
La U. Católica, por su parte, tiene el suyo, aunque no considera sanciones, pues en dicha institución éstas son determinadas por la Secretaría General. En la U. de Talca, fue aprobado un reglamento a fines del año pasado.
Un protocolo de actuación ante denuncias sobre acoso sexual, acoso laboral y discriminación arbitraria fue aprobado por la U. de Chile hace alrededor de un año. Éste refiere los procedimientos para asegurar una adecuada respuesta ante denuncias. A principios de este año la U. de Valparaíso estrenó un reglamento que busca orientar, principalmente a estudiantes, sobre a quién dirigirse y cómo actuar frente al acoso.
Sin embargo, tratar este tema como un problema público ha permitido su visibilización, con objeto de prevenirlo, sancionarlo y avanzar como sociedad hacia su erradicación. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, la violencia contra la mujer requiere “ser relevada y cuantificada para propiciar acciones efectivas desde el Estado y la sociedad civil”.
En este sentido, las universidades que han recogido el guante y tomado acciones son ejemplos de asumir una problemática de manera seria y responsable, aun cuando estas primeras expresiones sean objeto de críticas debido a sus eventuales limitantes. Sin embargo, al ser las primeras instituciones de educación superior en abordar el asunto están, en consecuencia, expuestas al escrutinio público. Y con justa razón.
No es una casualidad que durante el último tiempo las denuncias por acoso y abuso sexual en las universidades hayan aumentado. La denuncia de estos hechos se ve ahora incentivada por la existencia de regulaciones y la adopción de un marco que propicie que estos hechos no queden tras un velo de impunidad, aumentando con ello la sensación de injusticia y el perjuicio que sufren las víctimas. Se trata, además, de un cambio cultural que implica que las víctimas estén más proclives a denunciar y crucen la línea del silencio.
Así también lo reconoce la directora de la recién creada Dirección de Identidad de Género y Diversidad de la U. de Concepción, Cecilia Pérez. “Pasa normalmente que cuando se crean institucionalidades especializadas se abre más la confianza y las denuncias tienden a aumentar”, afirma en un artículo de La Tercera, publicado esta semana.
En tanto los índices de victimización por acoso sexual, acoso callejero, abuso, violación, se mantengan, esto seguirá siendo un desafío para otras instituciones y sectores de la sociedad. El Estado, las empresas y organizaciones debieran tomar como ejemplo lo que hasta ahora han hecho las universidades. No con el fin de replicar exactamente sus acciones, sino que tomándolas como un punto de partida, rescatando aquello que se ha hecho bien y mejorando los puntos débiles.
La Universidad Austral de Chile se hace cargo
En un contexto de creciente concientización respecto del acoso sexual y la dispar situación de las mujeres y la diversidad sexual –quienes sufren más a menudo las consecuencias– y de presión social por mayor prevención y castigo de estos hechos, cabe señalar que la UACh ha impulsado desde 2015 acciones orientadas en esta dirección, ubicándose en una posición de avanzada en el sistema de educación superior chileno.
El tema forma parte, de hecho, del actual plan de gobierno universitario (2014-2018). Una de las primeras acciones emprendidas en esta dirección fue la aprobación de la Política de prevención y sanción del acoso, violencia y discriminación en la Comunidad Universitaria.
Es de la mencionada Política desde donde se desprenden acciones como la creación de un protocolo que resuelve situaciones de acoso, violencia y discriminación entre estudiantes y, recientemente, ha entrado en vigencia otra normativa que complementa lo anterior, haciendo extensiva la prevención y sanción de estas conductas hacia toda la comunidad universitaria.
Este abanico de medidas que la Universidad ha tomado, que implica modificaciones reglamentarias no menores y la creación de unidades dedicadas especialmente a recibir, investigar y proponer sanciones, supone que la UACh ha decidido reconocer la gravedad de un problema como el que afecta (en mayor medida) a las mujeres de nuestra comunidad y hacerse cargo del mismo, siendo parte de la solución.
Aporte significativo en la construcción de la nueva reglamentación ha sido la participación activa de la comunidad universitaria. Ya sea por medio de acciones de activismo y movilización, así como participando en las discusiones y espacios abiertos por la Universidad y la propia comunidad, contribuyendo notable y responsablemente con sus propuestas en los avances logrados en la materia.
De hecho, las comisiones técnicas, así como el Comité Paritario de Género y Diversidad, son instancias triestamentales, lo que significa que es la propia comunidad universitaria (docentes, funcionarios y estudiantes) quien se ve representada al integrar este organismo.
La importancia de ofrecer canales adecuados a las víctimas
El contar con una Política clara sobre prevención y sanción del acoso, así como la nueva estructura institucional que se desprende de ella, han puesto a la Universidad Austral de Chile a la vanguardia en el contexto chileno, siendo parte de las primeras instituciones de educación superior en generar protocolos de esta índole, buscando establecer un marco capaz de procesar las denuncias, ofreciendo confidencialidad, un proceso de investigación, reparación para las víctimas y propuestas de sanciones para quienes sean hallados culpables.
La encargada de la Unidad de Acompañamiento para casos de Acoso, Violencia y Discriminación entre Estudiantes de la UACh, Francisca Corbalán, explica que dicho espacio es un lugar de asesoría para estudiantes que vivan una situación compleja, en que pueden recibir apoyo e información respecto de las alternativas que existen.
La profesional hace énfasis en que como Unidad se rigen por el nuevo reglamento sobre acoso estudiantil –que invitó a difundir–, instando a que como estudiantes “tengan la confianza necesaria en nosotros para consultar y denunciar”, dijo. Y agregó que “es fantástico que en estos momentos tanto la comunidad universitaria como nacional y mundial, esté creando real conciencia sobre los casos de abuso y violencia de género”.