La premiación se llevó a cabo en una ceremonia realizada en la Casa Central de la Universidad Austral de Chile, en la que estuvieron presentes autoridades académicas encabezadas por el Decano de la Facultad de Arquitectura y Artes, Dr. Felipe Pinto d’Aguiar, la Prodecana, Carolina Ihle, el Director del Instituto de Arquitectura y Urbanismo, Dr. Leonardo Agurto, junto a Manfred Scheu y Angélica Torres, padre y madre de la recordada arquitecta en cuyo homenaje se entrega el reconocimiento Marta Scheu Torres, además de las académicas que formaron parte del jurado e invitados.
En la premiación, Ana Sugranyes presentó la charla El derecho a la ciudad: Praxis de la utopía, en la que repasó parte de sus investigaciones en torno al acceso a la vivienda, siendo una férrea defensora de los derechos humanos, luchando por la dignidad humana en el territorio y la ciudad, con una fuerte mirada en torno al actual proceso constituyente desde la revisión de la función social de la propiedad y la concreción del derecho a la ciudad.
- ¿Cómo se tomó el reconocimiento Mujer Destacada en Arquitectura y Urbanismo Marta Scheu 2022?
«Ha sido bastante sorprendente y rápido desde el momento en que se presenta mi postulación y luego recibir la noticia de haberlo obtenido es para mi mucho más valioso porque que viene desde fuera del centralismo de Santiago.
Esto consolida además una bonita relación con el Instituto de Arquitectura y Urbanismo UACh desde que su director Leonardo Agurto me invitó a dictar una charla en Taller Sur 2021, sobre precisamente el momento político y social que estamos viviendo en Chile con el proceso constituyente.»
- En el contexto de este premio, ¿Cómo repasa su trayectoria siendo mujer en el mundo del urbanismo?
«Cuando uno recuerda cuál ha sido el reconocimiento a la mujer en esta área, claro que se ha avanzado muchísimo. Mi propia historia, por ejemplo, es haber sido estudiante de arquitectura a finales de los años sesenta y principios de los setenta, donde fui la única mujer entre hombres. Fue difícil posicionarse y demostrar que tenía las mismas capacidades, aceptando que había diferencias. Por ejemplo, los hombres sabían mucho más de aspectos técnicos, pero yo tenía una intuición social mucho más avanzada porque siempre he creído que la ciudad no son solo sus calles, casas o edificios, sino que es un espacio de convivencia de sociedad. Creo que en esto definitivamente hemos avanzado muchísimo, pero queda mucho por delante”.
- Y, en ese sentido, ¿Cuál considera que es el principal desafío de la arquitectura actual?
«En el mundo digital muchas veces siento que nos perdemos en la trivialidad, en la dispersión muy poco seria hacer una ciudad. Tenemos que ver cómo logramos hacerse parte de este proceso de cambio y hacer coincidir la visión social con el rol netamente profesional.
En ese sentido, pienso que el desafío es cómo logramos compaginar lo técnico que hemos aprendido como profesionales de la arquitectura y de la construcción del espacio, con la dimensión política y la sensibilidad a los temas sociales.
En Chile hemos dado un salto maravilloso en los últimos años, pero cabe preguntarse si será esto suficiente para enfrentar esta transformación de toda la sociedad.»
- En ese sentido, usted se ha involucrado fuertemente en los derechos humanos. ¿Cómo se integra esto a los desafíos actuales?
«Efectivamente, yo he incorporado esa otra esfera, la de los derechos humanos, donde se compaginan los temas sociales con el desafío de mejorar las condiciones de vida en el espacio, desde la rigurosidad que exigen esos derechos.
Ha sido para mi un aprendizaje entender los procesos del derecho a la vivienda y la construcción del derecho a la ciudad, desde las exigencias de los derechos de las mujeres. Ese aprendizaje está abierto a diario, para comprender cómo llegar a mantener la exigencia técnica en el espacio y la edificación, con una mirada múltiple en torno a los derechos. Pienso que quizás la arquitectura deba abrirse también a comprender más temas psicológicos, sociales, de sensibilidades. Eso es lo que está por verse”.