Como Escuela de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales-Ingeniería Forestal, estamos llegando al final de este año académico 2020. Ha sido muy particular, lleno de retos y no exento de complicaciones, no solo por los efectos de la pandemia sobre nuestro entorno personal o familiar, sino que también por los cambios en nuestro quehacer académico y administrativo.
Al iniciar el año académico 2020 fuimos enfrentados a la necesidad de concretar un cambio repentino y radical en nuestra forma de hacer academia, principalmente la docencia. Lo que veíamos como un lejano desafío, clases no presenciales, debimos implementarlo en pocas semanas. Tuvimos que adaptarnos a un nuevo entorno, vía software para gestión de reuniones virtuales, y a una nueva forma de relacionarnos, tanto con nuestros estudiantes como también con nuestros colegas, académicos y administrativos.
Sin embargo, logramos concretar la entrega de los principales contenidos teóricos en los diferentes ciclos: bachillerato en ciencias y recursos naturales, licenciatura y profesional en las líneas de ciencias forestales y conservación de recursos naturales. Aquí hay que destacar el compromiso de los académicos, quienes buscaron, adaptaron y crearon formas para entregar ese contenido necesario y relevante en la formación profesional. También debemos reconocer el compromiso de nuestros estudiantes, quienes, desde su posición de jóvenes con experiencia en las nuevas tecnologías, estuvieron disponibles para asistir, participar y aportar en la interacción “no presencial” de esta nueva modalidad. Ejemplos de buenas y no tan replicables experiencias son ahora parte de nuestra historia y aprendizaje, y constituyen nuestra base para lo que viene en este año 2021.
No obstante, y como en todo proceso de enseñanza-aprendizaje, estamos conscientes de que existen ciertos elementos que no pudieron ser entregados a cabalidad. Nuestra carrera ICON-IFOR posee un pilar fundamental en la experiencia de aplicación de dichos contenidos en un contexto y entorno práctico, lo que conocemos como prácticas, giras o actividades de terreno. Este aspecto, y no solo a nuestro juicio, sino que también destacado por nuestros estudiantes, aparece como incompleto y, por lo tanto, necesario de ser remediado a la brevedad posible. En todo caso, nuestro enfoque compensatorio de enseñanza-aprendizaje incorporó ciertos elementos de actividades prácticas que, aunque fueron no presenciales y normalmente una parte poco visible en actividades en terreno, creemos que aportaron a fortalecer o practicar otras competencias en la formación profesional. Es por ello que las prácticas o giras fueron reemplazadas en esta oportunidad por actividades de análisis crítico del trabajo posterior a campañas de terreno, donde cobra importancia el manejo y gestión de la información precisamente proveniente de dichas campañas. Así, los estudiantes debieron realizar análisis crítico sobre el origen de datos, análisis de información, interpretación y relación de datos y, un aspecto importante, proponer formas originales de sintetizar, exponer y presentar dicha información de manera eficiente. Esta experiencia “práctica-teórica” no equivale a la que se desarrolla en terreno, pero su consideración de manera explícita en esta modalidad puede aportar a la construcción de nuevas competencias y contribuir a fortalecer la planificación, desarrollo y posterior evaluación de actividades prácticas que deberán ser realizadas en los próximos meses.
Desde el inicio del año académico 2021, en marzo próximo, continuaremos con el desafío de seguir mejorando nuestra forma y fondo en la entrega “no presencial” de los contenidos disciplinares que nuestras carreras abarcan. También deberemos generar alternativas plausibles, originales, pero igualmente eficientes, para entregar los contenidos -principalmente prácticos- que durante este año académico que termina no pudimos desarrollar a cabalidad. Aquí pudieran ayudarnos a cumplir con nuestro programa de estudios, entre otras alternativas, actividades voluntarias grupales, prácticas con enfoques integrados y distribuidas de manera continua o concentrada en los próximos semestres.
Como Escuela de ICON-IFOR, y expresando la disposición de todo nuestro cuerpo académico y administrativo, esperamos que este año 2021 entregue un espacio de mayor flexibilidad, siempre bajo las condiciones sanitarias de seguridad, para comenzar a recuperar lo que tenemos pendiente; pero, al mismo tiempo, asegurar a todos estudiantes, tanto los antiguos como los que se integrarán en este año 2021, que el compromiso con la excelencia académica en las ciencias forestales y conservación de recursos naturales estará presente en todas las decisiones y acciones docentes (y de investigación) que nos corresponda desarrollar.
Creo representar a todos los miembros de la comunidad de ICON-IFOR al señalar que extrañamos el contacto personal con nuestros estudiantes, administrativos y colegas. Debemos tener paciencia y seguir por este camino de relación “virtual”, favoreciendo nuevas formas de relaciones y de comunicación y no perder la esperanza de que más pronto que tarde, volveremos a re-encontranos en nuestro campus, aulas, bosques y ecosistemas asociados. Un hasta pronto virtual con la esperanza creciente de un reencuentro presencial.