<p align="justify"><em>* </em><em>Aparecido en la edición del domingo 14 de octubre, el artículo destacó en la bajada del texto que el festival no fue ni afirmación de continuidad ni brutal golpe de timón.</em></p><p align="justify">Bastantes puntos a favor salen a la luz tras leer el interesante <a href="http://diario.elmercurio.com/2007/10/14/artes_y_letras/artes_y_letras/noticias/1A461852-D8A6-4C82-BBA0-AFB987A71D71.htm">artículo</a> que escribió el crítico del suplemento Artes y Letras de El Mercurio, Christian Ramírez, acerca del <a href="http://www.ficv.cl/f14/index.php">14º Festival Internacional de Cine de Valdivia</a>, organizado por la Universidad Austral de Chile, producido por el Centro Cultural de Promoción Cinematográfica y con invitación especial de la Ilustre Municipalidad de Valdivia. </p><p align="justify">Aparecido en la edición del domingo 14 de octubre, el artículo destacó en la bajada del texto que el festival no fue ni afirmación de continuidad ni brutal golpe de timón.<strong> "</strong>La nueva versión del certamen cinematográfico -agregó el análisis del crítico- se desprendió de su legado, pero no pretende construir otro en forma violenta. Sus organizadores tienen muy claro que primero hay que sentar bases".</p><p align="justify">Christian Ramírez aseguró que la diferencia con otras versiones se notó de cerca, a nivel de programación fina, de riesgos corridos, de retrospectivas y enfoque generacional. </p><p align="justify">En ese sentido, puso en relieve "una saludable ambición notoria en la conformación del jurado -donde figuraba convocado nada menos que Jonathan Rosenbaum, uno de los mejores y más aventureros críticos del mundo- o en la programación de ciertos ciclos, como el de las estupendas películas de Leonardo Favio y mañanas consecutivas de neorrealismo, nueva ola francesa, cine japonés de los 60, alemán de los 70 y underground estadounidense (todo un acierto curatorial en un medio donde rara vez se entiende el valor de saber relacionar ciertos filmes entre sí)".<br /><br /><strong>Nuevas Tendencias y Jóvenes Realizadores</strong> <strong>Chilenos</strong></p><p align="justify">Afinando un poco más el análisis, el crítico sostuvo que la diferencia con otras versiones radicó en dos puntos clave: "su voluntad para incorporar nuevas tendencias y su notable capacidad de convocatoria para jóvenes realizadores chilenos. Ello, por un lado, explica el triunfo en la competencia oficial de una película como Naturaleza muerta (Still life), del director chino Jia Zhang-ke, el premio especial otorgado a Lo bueno de llorar, de Matías Bize, y a La vida me mata, de Sebastián Silva, y también los generosos aplausos conseguidos por Mirageman, de Ernesto Díaz Espinoza".</p><p align="justify">También puso en relieve el trabajo del húngaro-alemán Fred Kelemen, quien ofició de jurado de la competencia oficial y exhibió sus cinco películas como realizador.</p><p align="justify">Por otro lado, "en el plano nacional -apuntó-, acabó por confirmarse una idea que hasta ahora estaba instalada en forma provisoria: el inexorable recambio generacional. Al revés que las ediciones de años pasados, ésta no estuvo animada por realizadores mayores de 40". </p><p align="justify">A modo de conclusión, Ramírez manifestó que "si los motivos para viajar hasta allá (Valdivia) ya fueron suficientes este año, lo mínimo que cabe esperar para el próximo es que estos sean aún más intensos, más poderosos". </p>