En Chile existen alrededor de 460 especies de aves (número muy dinámico y discutido entre expertos), distribuidas a lo largo y ancho de nuestro país. No es una gran cantidad, considerando las más de 1900 que existen en países como Colombia, el país con la mayor diversidad de aves a nivel mundial. Ser un birdwatcher, un avistador de aves o simplemente un pajarólogo se ha convertido es un hobby para millones de personas en el mundo. Puede ser además una herramienta para hacer ciencia ciudadana dada la gran cantidad de información sobre nuestro medio ambiente que las aves pueden entregar, y en un foco de desarrollo turístico muy potente y aún poco explorado (aunque en crecimiento) en nuestro país.
Existen diversos tipos de avistadores de aves, desde los más pasivos que practican esta actividad ocasionalmente, a los más intensos, que pueden gastar miles de dólares siguiendo alguna especie que les falte en su lista. Hacer aviturismo es relativamente fácil (al menos en la categoría pasiva), dado que es apto para todo público y no se necesita más que: identificar un buen lugar, un par de binoculares y una guía (incluso digital) o libro de aves.
En Chile, los lugares más ofrecidos para hacer aviturismo son el norte grande, la Patagonia, Chiloé y la región de Valparaíso. Sin embargo, y aun cuando en Los Ríos no es un área de desarrollo turístico explotado, tenemos muy buenos lugares para realizar avistamiento de aves tales como el cerro Oncol, la costa (desde Niebla a Pilolcura), Chaihuín, el humedal de Trumao y por cierto el Santuario de la Naturaleza del Río Cruces, por nombrar algunos.
El aviturismo es una excelente oportunidad para combinar la observación de la naturaleza con el conocimiento de las tradiciones y costumbres locales, que genera una oportunidad única de traspaso cultural. Uno puede conocer el mundo a través de las aves, y son innumerables las aventuras y amistades que emergen al buscar una especie o visitar un lugar en particular.
En el Centro de Humedales Río Cruces estamos convencidos de que tenemos una oportunidad única y tremendamente potente en la región para desarrollar esta actividad no sólo de forma recreativa, sino también capacitando a guías turísticos especializados. Los humedales y las aves, en particular, son amigos inseparables. Es así como el año pasado realizamos exitosamente nuestro primer curso para Guías Bilingües de Aviturismo, que a partir de esta semana replicaremos en la provincia del Ranco, y hemos organizado y colaborado en otras instancias -tales como el II Encuentro de Avistamiento de Aves organizado por el Inst. de Turismo de la UACh- para difundir esta actividad que estamos seguros podría convertirse en otro atractivo turístico a sumar para nuestra región.
No son pocas las personas que declaran sentir un potente efecto al observar un ave a través de un par de binoculares. En lo personal, ha tenido efectos curativos y terapéuticos que me ha hecho caminar, pensar, hacer amigos y salir a la naturaleza; en definitiva, me ha permitido conocer el mundo. ¡Definitivamente recomendable!