Veinticinco jóvenes de Colombia, de 7 a 26 años, lograron que la corte de mayor calibre de su país fallace a su favor y ortogase al Amazonas, bosque de inconmesurable valor para el bienestar de muchos y aquellos que están por venir, los mismos derechos que a una persona (aún cuando en países donde los derechos parecen segmentados por estrato social, toca preguntarse ¿qué persona?). La corte, además, obligó al gobierno de Colombia a tomar una serie de acciones, de manera inmediata, para demostrar su compromiso con la descarbonización y seriedad frente a las visibles consecuencias y efectos del cambio climático. Y es claro, los jóvenes ven con ojos de incertidumbre el futuro de sus territorios, hoy altamente deteriorados y descuidados y oyen con recelo los compromisos de los gobiernos para atajar las emisiones de gases de efecto invernadero, que se han ido acumulando en la atmósfera hasta provocar modificaciones importantes en los elementos del clima. Esto es: temperatura, precipitación, vientos y otros.