Un nuevo cambio de hora se realizará este sábado 2 de abril en Chile, a excepción de Magallanes y al Antártica Chilena, retrocediendo en una hora a partir de las 00:00 horas, iniciando así el horario de invierno. Pero ¿cómo impacta esto en nuestra salud?
“Lo primero es entender que desde el punto vista evolutivo, al igual que todos los seres vivos que habitan el planeta, estamos evolutivamente preparados para enfrentar los cambios originados por la rotación de la tierra, entre ellos el cambio de luz que da origen el día y la noche. En el caso del ser humano que es una especie de hábitos diurnos, para nuestro mejor funcionamiento, existen ciertas señales que le dicen a nuestro cuerpo que es de día y es la hora de comenzar con las actividades. Esto ocurre muy en armonía con el aumento de luminosidad durante las mañanas, por lo que la luz es una de las señales más potentes para nuestro organismo. Por ello, independiente de la estación en que nos encontremos, la luz es una importante señal para iniciar el día desde el punto de vista fisiológico, sin embargo, manteniendo el llamado horario de verano, las horas de luz son cada vez más escasas”, explicó la Dra. Natalia Méndez, investigadora del Laboratorio de Cronobiología del Desarrollo de la Facultad de Medicina UACh.
Ante esto, afirma que, hoy en día, no existe la justificación política de ahorro energético o prevención de delitos, para mantener un horario que no nos favorece desde el punto de vista fisiológico. “En el caso de Chile, el horario indicado a mantener sería el horario de invierno. Esto permite que en muchas ciudades puedan partir con una mañana muy iluminada permitiendo que nuestro cuerpo pueda tener un despertar activo durante las primeras horas del día. Sería ideal en un futuro, que las autoridades conversen con la comunidad científica para tomar este tipo de decisiones que ayude a prevenir alteraciones en el sistema circadiano, lo que se asocia con problemas de sueño y eleva en la población las posibilidades de tener obesidad, hipertensión, diabetes o depresión. Por ello es importante mantener la integridad de nuestro sistema circadiano y no alterarlo”, añadió la Dra. Méndez.
Ritmo circadiano
La académica UACh indicó que tenemos relojes biológicos que permiten medir el tiempo y determinan la mantención de los diferentes ritmos circadianos, de duración cercana a 24 horas, que regulan nuestras funciones fisiológicas, que nos permiten adaptarnos predictivamente al día y la noche. Esto puede verse afectado con los viajes intercontinentales, cambios de horarios y la exposición a luz artificial durante las horas de oscuridad.
“Cuando llega el día, tenemos todo nuestro sistema activado para realizar las tareas que tenemos que hacer y hacia la noche, al disminuir la luz, nuestro cuerpo va recibiendo la señal de que es la hora del descanso y esto se asocia a procesos muy importantes que ocurren durante la noche y durante el periodo de oscuridad. Hay procesos de reparación, de consolidación de la memoria, que van a hacer que al día siguiente podamos enfrentar un nuevo día de actividad. Los cambios de horario crónicos nos hacen modificar las horas de sueño, afectando el ánimo. Nos podemos sentir más irritables y tener problemas para conciliar el sueño, que puede desencadenar otro tipo de enfermedades. También es muy importante respetar las horas de oscuridad y tener en cuenta la utilización que hacemos de nuestros dispositivos electrónicos cuando ya es de noche o nos preparamos para dormir”, destacó.
Aunque impopular, el horario de invierno es el que mejor se adapta a nuestra ubicación geográfica y favorece la integridad de nuestro sistema circadiano, pese a las preferencias de gran parte de la población por tener largas horas de luz durante la tarde en el horario de verano.