Valentina Scarleth Guzmán Arriagada (18 años) forma parte del grupo de cinco estudiantes en situación de discapacidad que se integrarán este año a la Universidad Austral de Chile gracias al cupo de ingreso inclusivo. En marzo será alumna de primer año en Kinesiología en Valdivia, “carrera que siempre me gustó y no quería que el tema de la visión sea un impedimento para seguir estudiando”, confiesa, acompañada de su madre en las oficinas del programa UACh Inclusiva.
Según comenta, “no sé mucho cómo es la Universidad, creo que va a ser muy diferente a como era el liceo. El tema de la responsabilidad, de ser más puntual y aprender cosas que realmente me gustan. Es un desafío, tengo que dar todo para seguir adelante y puedo hacer las cosas igual que el resto”.
La exalumna del Liceo Armando Robles de Valdivia perdió la vista a los catorce años y reconoce que esto ya “es algo superado”. Agrega que “por lo general yo me manejo más en el computador. Lo que eran guías en el liceo me la pasaban en un Word y era más fácil para mí leerlas así que en Braille”. Utiliza el programa Jaws y la UACh cuenta con dos computadores que utilizan este software.
Respecto al cupo inclusivo, manifiesta: “Me parece bien, es una buena opción”. Mientras que sobre el programa UACh Inclusiva, opina que gracias a él “todos tienen la oportunidad de seguir estudiando”.
Su objetivo es claro tras terminar la carrera: “Trabajar en lo que ya he logrado. Me gusta ayudar a la gente”. En ese marco, compartió una reflexión dirigida a otros estudiantes secundarios en situación de discapacidad: “Todo se puede; si se proponen salir adelante lo van a lograr”.
Democratizar acceso a la Universidad
Para el Coordinador de UACh Inclusiva, el psicólogo Rodrigo Reyes, estos cinco ingresos se relacionan con “este espíritu de democratizar mucho más el ingreso a la Universidad”, lo que también se está haciendo con otros programas como el PACE, Propedéutico y Ranking 850.
“Hace algunos años atrás se intentó hacer una PSU Braille inclusiva y la verdad es que fue un fracaso. Por ello, la única alternativa que tienen las personas ciegas es el ingreso especial. Pero también hay otras discapacidades que lentamente han ido ganando ciertos espacios para estos ingresos especiales”, señala el profesional.
Por otro lado, este programa instaló stands en los cinco Centros de Atención de Matrícula (CAM) en Valdivia, donde se aplicó una encuesta para detectar a nuevos estudiantes en situación de discapacidad. “Hay una cifra muy interesante. Los primeros tres días de matrículas se encuestaron a 914 jóvenes y 173 de ellos manifestaron alguna situación de discapacidad. En los días posteriores se sumaron 7 de 50, 3 de 26 y 1 de 5. Estos chicos van a ser contactados por el programa, entrevistados personalmente por el educador diferencial Diego Pérez durante el mes de marzo y la idea ahí es determinar quiénes realmente tienen una situación de discapacidad”, añade Rodrigo Reyes.
Lo que busca UACh Inclusiva no es “hacerle la carrera más fácil, si no que ver la posibilidad de nivelar la cancha. Lo más probable es que Valentina, por ejemplo, tenga algunas adecuaciones curriculares, como dar las pruebas de alguna manera especial o contar con más tiempo para algunas evaluaciones. O se ubicará en alguna parte especial de tal manera que pueda grabar las clases. Son ayudas técnicas o adecuaciones no significativas. Con ello no pierde la excelencia en la formación profesional”.
Una vez que definan los nombres de los estudiantes que requerirán colaboración de este programa, enviarán a sus profesores y su Director de Escuela un certificado en el que explicitarán la necesidad de realizar adecuaciones curriculares. A esto se suman las mejoras en la infraestructura que está realizando la UACh para lograr ser cada vez más inclusiva.
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