Tras la polémica suscitada por el video difundido por la Defensoría de la Niñez subyace una disputa interpretativa que tiene que ver menos con el alcance del mandato normativo de este órgano -cuya independencia funcional está reconocida legalmente- que con los imaginarios sociales sobre la infancia y sus implicancias políticas.
La Defensoría de la Niñez ha dicho que el video pretendía “visibilizar y enfatizar el rol de los niños, niñas y adolescentes como agentes movilizadores de cambio en defensa de sus propios derechos y la necesidad urgente de abrir espacios para que ejerzan su derecho a una participación efectiva e incidente”. Los detractores del video, en cambio, desprenden de la letra de la canción ahí contenida (en particular, de la frase “saltarse todos los torniquetes”) una incitación a la violencia.
Puede decirse que la Defensoría defiende una visión de los niños, niñas y adolescentes (NNA) como seres políticos, que es consistente con la Convención de Derechos del Niño. Esta prohíbe la discriminación de NNA por razones políticas (art. 2) y protege sus libertades de expresión (art. 13), reunión y asociación (art. 15). Sus críticos, en contraste, los conciben como seres esencialmente sugestionables, vulnerables al adoctrinamiento, que requieren ser inmunizados de todo mensaje político.
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Profesora de Derechos Fundamentales – UACh