El alerce es un árbol milenario y de lento crecimiento que puede llegar a vivir más de 3.600 años, y que se encuentra en peligro de extinción, según es reconocido nacional e internacionalmente. Debido a que la corta indiscriminada de alerces e incendios intencionales acabaron con más de la mitad de los bosques existentes, esta especie fue declarada Monumento Natural del Estado de Chile en el año 1976, para así asegurar su preservación.
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El alerce tiene una distribución muy restringida, encontrándose principalmente en las Cordilleras de la Costa y de los Andes, y en el valle central de la Región de Los Lagos (existen, también, pequeñas poblaciones en Argentina), por lo que es una especie endémica de la ecorregión valdiviana. En el valle central cerca de Puerto Montt, quedan los últimos fragmentos de esta especie en sectores no cordilleranos. Estos pocos fragmentos de entre <1 y 4 hectáreas son relictos de la glaciación que ocurrió hace más de 15.000 años, y se encuentran altamente amenazados por la expansión de la ciudad de Puerto Montt, que está acabando con ellos. Diversas investigaciones han demostrado que estas poblaciones de alerce son genéticamente únicas y diferentes a las que se encuentran en ambas cordilleras. Ante la crisis climática y de pérdida de biodiversidad que estamos viviendo, resulta aún más relevante proteger al alerce de sus amenazas históricas (tales como la tala ilegal y los incendios forestales) y de las nuevas amenazas que surgen. Entre estas últimas se cuentan los proyectos viales, la expansión urbana, las parcelaciones y la especulación inmobiliaria (asociada a lo anterior). La especulación consiste en invertir en comprar grandes campos a precios bajos, para después vender varias decenas de parcelas más pequeñas, a un precio sustancialmente mayor [ver columna previa en CIPER-Opinión: “Parcelas de agrado: el agrado de pocos a costa de muchos”].
En las parcelaciones se cortan y arrancan alerces, tanto en la construcción de caminos como en el despeje de vegetación de los lotes a vender. A los bordes de los caminos se hacen zanjas de drenaje, lo cual seca las áreas cercanas, debilitando o matando a los alerces sobrevivientes. En algunos casos, simplemente se les atropella y entierra con grandes retroexcavadoras. Lo anterior afecta a árboles y plantas de alerce de <1 a 2 metros de altura, todos los cuales están protegidos por la ley.
Hace un poco más de un año emergió la amenaza que significa para los bosques de alerce la construcción de la ruta T-720 a través del Parque Nacional Alerce Costero [foto superior], la cual estaba siendo impulsada por el Ministerio de Obras Públicas, autoridades de la zona y el mismo gobierno del presidente Gabriel Boric [ver columna previa de los autores en CIPER-Opinión del 20.01.2023]. Si bien esta amenaza se redujo al retirarse el proyecto del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en octubre de 2023, el actual gobierno aún ejerce presión para seguir avanzando en su concreción. Las gestiones avanzan a través de la formación de una «mesa técnica», conformada principalmente por entidades políticas, y a través de una propuesta de estudio de vegetación y suelos, solicitado al Instituto Forestal del Estado-INFOR, la que fue recientemente presentada al Gobierno Regional de Los Ríos para su financiamiento. Todo esto a pesar de la argumentada oposición de la comunidad científica y de organizaciones no gubernamentales como la Corporación Alerce, las cuales expusieron detalladas razones basadas en evidencia científica que dan cuenta que esta ruta amenaza fuertemente a los alerces, y que no existe un interés o prioridad nacional para concretarla [URRUTIA et al. 2023; URRUTIA y MIRANDA 2023]. Estando con esta amenaza todavía latente, se ha podido constatar otra que avanza sostenidamente contra estos bosques, como es la corta de árboles de alerce con el fin de habilitar terrenos para parcelaciones, especialmente en los alrededores de Puerto Montt [FIGURAS 1 y 2]. Aunque estas parcelaciones legalmente podrían no constituir una urbanización, bajo ciertas excepciones indicadas en el Decreto 47 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, se permitirían edificaciones con uso habitacional.
Al analizar los datos de cortas ilegales en la Región de Los Lagos para el periodo 2021-2023 (datos solicitados por transparencia a CONAF; FIGURA 1), llaman fuertemente la atención dos de ellas de carácter grave, pues afectaron árboles grandes probablemente de cientos de años. Una de ellas sucedió en las cercanías del aeropuerto El Tepual, en Puerto Montt, y afectó a 62 alerces. La segunda corresponde a una corta que afectó a 39 alerces, la cual se realizó con fines madereros en el predio de la Forestal Bosque Verde Limitada, en la comuna de Purranque. Además de la corta de árboles adultos se constató una corta ilegal de 837 alerces más pequeños, de los que se desconoce su edad, para habilitar una faja de deslinde predial en la Comuna de San Juan de La Costa. La ubicación de estas cortas se muestra en el mapa de la FIGURA 1.
En total son ocho las cortas ilegales de alerce denunciadas por CONAF en el periodo mencionado, de las cuales tres corresponden a proyectos inmobiliarios; dos, a obras asociadas a caminos o definición de límites prediales; y tres directamente a explotación maderera. Hasta la fecha, sólo una de estas ocho causas tiene sentencia, aunque se desconoce si se pagó la multa cursada.
Como ciudadanos dedicados a investigar, proteger, divulgar y educar para asegurar la conservación de los bosques de alerce, nos preocupa la continua destrucción de estos bosques, especie emblemática y de alto interés ecológico y científico, además de prioritaria en cuanto a su conservación nacional y mundial. Por todo lo aquí expuesto, hacemos un llamado a denunciar cualquier afectación de este monumento natural y su hábitat. Actualmente se hace evidente que la expansión y especulación inmobiliarias están afectando considerablemente los lugares donde vive esta especie, por lo que es importante que como ciudadanía estemos atento/as a hacer las denuncias respectivas a CONAF. También hacemos un llamado a detener la compra y venta de parcelas en lugares donde existen alerces y/o vestigios de ellos; especialmente, en los alrededores de Puerto Montt y Puerto Varas, [ver FIGURA 2 y columna previa en CIPER-Opinión: “Derecho real de conservación: ‘Parcelaciones verdes’ contra la protección ambiental»].
Por otra parte, hacemos un llamado al Estado de Chile a hacer un cuidado efectivo de nuestro patrimonio natural:
i) evitando que se otorguen permisos de parcelaciones en lugares que son hábitat de la especie; es decir, que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) prescinda de entregar estos permisos en lugares donde existen especies en categorías de conservación como el alerce;
ii) otorgando financiamiento adecuado para la fiscalización de la corta de nuestro bosque nativo y de especies en peligro de conservación, especialmente considerando la desenfrenada expansión inmobiliaria en sectores rurales; y
iii) aplicando todo el rigor de la ley y las multas establecidas por CONAF para que las cortas ilegales sean castigadas de forma ejemplar, ojalá por juzgados de más alta jerarquía que los de Policía Local (que son a los cuales les compete ver estas causas), sin rebajas o exenciones, aunque exista una autodenuncia por parte de los infractores. Si bien las multas aplicadas nunca van a compensar el daño causado por la corta de alerces y la afectación de su hábitat, resulta necesario que se apliquen en su totalidad, y que se aumenten a nivel legal incluyendo presidio efectivo, para que ojalá quienes cortan alerces sin escrúpulos no se atrevan a volver a afectar irremediablemente este patrimonio de relevancia mundial.