Según cifras del último Catastro Frutícola, hasta 2019 entre la Región de La Araucanía y la Región de Aysén, distintas especies frutales plantadas suman alrededor de 21.200 hectáreas, lo que es equivalente a un 6,3% de la superficie nacional y con una producción informada de alrededor de 222.836 toneladas de fruta, explica el Dr. Tomás Lobos, académico del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la Universidad Austral de Chile.
Entre las principales especies, de acuerdo a superficie, se encuentran el avellano europeo, arándano americano, cerezo, manzano rojo, cranberry, nogal, frambuesa y castaño europeo.
En el contexto actual de pandemia del coronavirus, sostiene que es necesario considerar que, a pesar del distanciamiento social que se requiere, en el ámbito agrícola es difícil disminuir la cantidad de trabajadores necesarios para las tareas propias del área, por lo que en forma preventiva se debería utilizar menos obreros por cada labor, eso sí, éstas se prolongarían y se generaría un impacto en el alza de su costos.
“Esa situación se debe tener presente pues durante la época otoño-invierno, ya que se podría afectar labores de poda, plantaciones, replantes, entre otras. Si esto continúa en el tiempo, se podrían ver perjudicadas labores de manejo propias de la próxima temporada. Cabe recordar que la agricultura no se detiene, ya que sin alimentos nadie vive, por mucha salud que exista”, recalca el Prof. Lobos.
Oportunidades y desafíos para el área agrícola
Para el académico del IPSV, los desafíos se encuentran en que las necesidades de alimentos en el país y en el mundo son crecientes, por lo tanto, “es una gran tarea producir fruta fresca en forma seria y con alta responsabilidad social que garantice a los trabajadores y consumidores un producto limpio e inocuo”.
“Hasta la fecha, las labores de la fruticultura en el sur se realizan en forma normal a diferencia de lo que ocurre en la zona norte o centro-norte, que con el cambio climático se observa cultivos más cortos, con concentración de la fenología, lo que obliga a trabajar con más gente y en forma más intensiva”, indica el Dr. Tomás Lobos.
Dentro de las opciones para la producción frutícola del sur de Chile, recalca que aún tenemos disponibilidad de agua, suelos profundos y fértiles, además de desfase en las cosechas. “Es un rubro aún incipiente con una clara tendencia hacia una mayor participación en el área agrícola, sin embargo, falta mucha investigación para desarrollar sobre la base de las condiciones climáticas y edáficas de nuestra zona, no se debe copiar lo que se hace en el norte en términos de manejo agronómico”, subraya el docente de la UACh.