Desde sus inicios, hace ya 11 años, la Corporación Alerce se ha enfocado en la conservación y el uso sustentable de los bosques de alerce de Chile, un trabajo que adquiere especial significado en este mes, cuando se cumplen 44 años desde que el alerce fuera declarado Monumento Natural en 1976, prohibiendo la corta de los árboles vivos de esta especie. La Corporación es una iniciativa en que han participado expertos de diversas disciplinas, muchos de los cuales pertenecen a la Universidad Austral de Chile. Es el caso de su presidenta recién elegida, la Dra. Rocío Urrutia, profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales, quien reemplaza en su función al académico de la misma macrounidad e investigador principal del (CR)2, Dr. Antonio Lara.
Al respecto, la Dra. Urrutia manifestó que enfrenta este nuevo desafío con entusiasmo y ganas de avanzar en pos de la protección de los bosques de alerce. “Estos bosques son aún desconocidos para muchos, falta educación y difusión para que más personas aprendan a valorar y defender este tesoro que tenemos. En este período nos vamos a enfocar en concientizar acerca de la importancia de la especie y su conservación, dando a conocer las características que la hacen única, por ejemplo, su longevidad”, afirmó.
La profesora Urrutia recalcó también que se enfocarán en difundir las amenazas más fuertes: incendios y cortas ilegales. Agregó que “queremos fortalecer las redes de colaboración con entidades asociadas a la conservación de alerce y, en la medida de lo posible, llevar a cabo proyectos de investigación. La idea es que nuevos estudiantes, tanto de las ciencias naturales como sociales, puedan realizar sus tesis bajo el alero de la Corporación, y de esta forma como una corporación multidisciplinaria, podamos contribuir con nuevo conocimiento a la toma de decisiones en torno a la especie”, expresó.
Por su parte, el Dr. Lara, quien tuvo ese cargo desde los inicios hasta ahora, expresó que “celebro esta nueva directiva que fue electa de forma muy oportuna, y que es parte de un equipo constituido mayoritariamente por mujeres con mucho empuje y espíritu renovador”.
Apoyo interdisciplinario para la conservación
Uno de sus directores, el Ingeniero Forestal e investigador de la UACh Dr. Jonathan Barichivich, destacó los avances que la Corporación ha logrado en la conservación de los bosques de alerce, sin embargo, opina que aún falta mucho por hacer en cuanto a la valoración y conservación de su patrimonio cultural, la cual según señala, se está extinguiendo junto con la última generación de los alerceros, personas dedicadas al aprovechamiento maderero de estos bosques.
“En colaboración con la Corporación Alerce hemos trabajado en relevar la dimensión social del alerce en la Cordillera de la Costa de Valdivia, donde hoy en día existe una de las mayores áreas continuas de conservación en el país. Esto permitirá apreciar mejor la huella social del alerce y avanzar hacia una conservación bio-cultural, involucrando activamente a la comunidad local y externa en el proceso. El secamiento del clima que ya estamos viendo junto con los incendios serán una amenaza cada vez más importante para la conservación de estos socioecosistemas que le han dado identidad al sur de Chile, por lo que su conservación en el largo plazo requiere una participación ciudadana activa”, afirmó.
En retrospectiva, el académico Dr. Antonio Lara rescata el cambio que se produjo en 2005 luego de que causaran conmoción pública las redes ilícitas que existían en torno a la explotación y comercialización ilegal del alerce. “El Decreto Supremo 490 de 1976 recién tuvo un efecto importante a partir del año 2005, año clave para que el Gobierno de la época tomara medidas y cambiara los procedimientos para el aprovechamiento de maderas muertas de alerce y reforzara la fiscalización para reducir las cortas ilegales”, afirmó.
En 2005, convocado por el Gobierno, se creó el Consejo Consultivo Alerce, donde participaba el Prof. Lara. “Ahí pudimos darnos cuenta que se necesitaba contar con una organización que integrara a personas de distintos ámbitos de la sociedad interesados en promover la conservación de los bosques de alerce, en estudiarlos y difundir este conocimiento, en tener un acercamiento con propietarios de bosque de alerce y con quienes trabajan en estos territorios y con su cultura. Es así como se inicia la Corporación Alerce, con no más de 20 personas”.
Hoy destaca avances y logros, como la drástica disminución del comercio de madera de alerce y la creación de áreas protegidas que albergan esta especie, pero concuerda con sus colegas en que hay otras amenazas aún latentes.
Ciencias sociales y antropológicas
El ámbito social también ha tenido un rol relevante en la historia de la Corporación, destacándose la participación de las académicas Dra. María Eugenia Solari y Magdalena Navarro, ambas docentes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UACh, elegidas recientemente como parte del Directorio.
“Pertenecer a la Corporación ha significado continuar reuniéndome con quienes entienden al alerce como un habitante importante, y en peligro, dentro del ecosistema del sur de Chile, del cual los humanos somos un componente más. Ha sido un diálogo que ha durado 11 años, con otros saberes, que no son solamente académicos y que se inició y continúa, además, en paralelo, al interior del Consejo Consultivo del Alerce”, comentó la Dra. Solari.
Para la profesora, “el alerce ha sido nuestro vecino constante, al que debemos cuidar, él acompañó a los grupos prehistóricos del sur de Chile desde el paleoindio, durante el Pleistoceno final, donde se encuentra, por ejemplo, asociado al sitio arqueológico Monte Verde, pero también históricamente a los pueblos originarios mapuche-huilliche”.
Pero además destaca el vínculo entre la Corporación y estudiantes de Antropología, quienes han podido efectuar tesis y prácticas profesionales en comunidades que habitan históricamente los bosques de alerces. “De esta forma la interdisciplina se instala en la Corporación, haciendo dialogar las ciencias naturales con las ciencias sociales, pero, especialmente, con las voces y relatos de hombres y mujeres que habitan esos ecosistemas”, expresó.
Hacia adelante quedan aún muchos desafíos en esta tarea, entre ellos el que visualiza la docente Magdalena Navarro: “comprender la importancia y aportes de las diversas ciencias y conocimientos para visibilizar las numerosas dinámicas humanas asociadas a estos bosques desde una perspectiva amplia, inclusiva, pertinente y multidisciplinar. En este sentido, los aportes y desafíos para las ciencias sociales pueden ser diversos, pero en general buscan comprender la importancia histórica y cultural de estos bosques y las dinámicas actuales en torno a ellos”, recalcó.
Agregó también que existen “temporalidades, contextos histórico-culturales y formas de apropiación distintas, entre otros aspectos; que son fundamentales de relacionar para dar cuenta de las diversas lógicas que se encuentran en torno a estos bosques, las comunidades humanas que se relacionan con ellos y sus territorios”.