Con esta frase de la campaña que lanzamos hoy, cuando se celebra el Día Mundial del Agua, queremos invitar a hacer una seria reflexión sobre la forma cómo estamos usando este recurso, porque aun cuando vivimos en un territorio rodeado de ríos e intensas lluvias gran parte del año, es un recurso cada vez más escaso no sólo en el mundo, también a nivel local.
El aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones son algunos de los efectos directos del cambio climático, que se suman a los efectos de la deforestación irracional de grandes superficies, malas prácticas agrícolas y derroche a nivel domiciliario, generando escasez de agua. Hoy, más de 1000 niños mueren al día en el mundo por falta de agua y se proyecta que más de 5.000 millones de personas vivirá este escenario en 2050, según un informe reciente de la ONU.
En ciudad del Cabo, la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica, es una realidad. Sus habitantes viven la crisis hídrica más importante de la historia, convirtiéndose en la primera urbe que corre riesgo de quedar sin agua. En Chile la población que se abastece por la cuenca de Aculeo, comuna de Paine, Región Metropolitana, prácticamente no tiene agua. Mientras que, en la Región de Los Ríos, cada verano vemos cómo la baja de las precipitaciones, generan un déficit hídrico que afecta a diversas comunidades como las cerca de 300 familias de Río Bueno que se vieron afectadas en esta temporada.
Por eso queremos llegar con esta campaña a toda la comunidad de Valdivia, esperando que los miembros de esta comunidad universitaria seamos promotores en el uso eficiente del agua, porque los cambios de hábitos o prácticas que generamos en los campus siempre tienen un impacto positivo.
Hoy les invitamos a participar activamente, ocupando solo el agua que necesitemos en laboratorios, baños y cocinas. Cerrando las llaves si las vemos gotear, avisando cuando veamos alguna fuga, optimizando al máximo este recurso en las tareas domésticas. Usando menos papel (una hoja tamaño oficio ocupa 10 litros de agua en su producción); instalando dispositivos que permitan su recuperación y reutilización, adquiriendo equipos más eficientes, mejorando la eficiencia de los sistemas de riego.
La disponibilidad de este recurso tan preciado y fundamental para nuestra vida y la de todos los seres vivos de hoy y del futuro, depende de cada uno y de todos. Por eso, ¡CÓRTALA!