Todas y todos queremos lo mejor en nuestro nicho laboral; ambiente saludable, justo, ético y honesto. Demás está decir con un salario acorde a las responsabilidades. Estas necesidades básicas fundamentales no son tan ciertas, como lo he percibido desde el sindicato, desde mis pares y desde mis estudiantes. De hecho, hemos vivido recientemente un golpe muy duro, razón por la cual estamos eligiendo una nueva Rectoría.
Estructuras institucionales articuladas jerárquicamente, como lo es hoy la Universidad Austral de Chile, sin independencia, promueve feudos de poder, nepotismo y facilita la corrupción. Las definiciones de feudos de poder y nepotismo son conocidas; corrupción es mas cuestionable. Una definición aceptada dice que la corrupción es una mala administración o un mal gobierno doloso en el ejercicio de poderes que no busca el interés general, sino el beneficio de una persona física o jurídica (Ponce-Sole, 2012). El combate contra la corrupción empieza con la implementación de mejores sistemas operacionales, mejores estructuras organizacionales y democracia (participación real) en la ejecución de todos los procesos institucionales. Vías de retroalimentación independiente son también imprescindibles.
Hemos vivido en carne propia lo que ocurre cuando una institución confía solamente en que la jerarquización oligarca puede garantizar un andar ético, integro y honesto. El actual esquema organizacional de la Universidad evidencia claramente una extrema interdependencia jerárquica basada en los actuales estamentos que la gobiernan. El Directorio, Prorrectoría, Vicerrectorías, Consejo Académico y Contraloría Interna, están influenciados desde Rectoría y Directorio.
El hecho de que la Universidad tenga una unidad de Contraloría Interna implicaría que posee un mecanismo de autorregulación/retroalimentación sobre la gestión de todas las actividades de la Universidad. Sin embargo, esta unidad es propuesta por Rectoría y corroborada por Directorio. Entonces pierde toda su independencia, como consecuencia su credibilidad interna. Razón por la cual, el Consejo Académico solicitó una auditoría externa para clarificar las malas prácticas administrativas y nepotismo.
Una propuesta de programa de Rectoría, detallado, acotado, asertivo y creativo no cumplirá la finalidad de lo que necesita hoy nuestra Universidad. Primero, la UACh necesita una estructura institucional donde los cuerpos colegiados actúan independientemente, donde las transacciones financieras son completamente trazables, donde las acciones administrativas dan cuenta de la diversidad, género e interculturalidad. Una vez esta reforma universitaria sea real, entonces un programa de rectoría podrá ser ejecutado bajo las garantías de transparencia, ética y probidad. Solo así podremos establecer las confianzas internas y externas para negociar en el beneficio de la Universidad en forma exclusiva. Precisamente esta actividad es prioritaria para mi propuesta de Rectoría. Los estatutos de la Universidad Austral de Chile deben ser visitados/editados/modificados con extrema urgencia. El resultado indicará las libertades y límites de acción en la ejecución de cualquier programa de rectoría a implementar en los próximos 4 años.
Una Universidad Austral de Chile democrática es factible. Se necesita buen liderazgo, mucha solidaridad, ética y trabajo para realizar esta actividad primordial para la próxima Rectoría: Cambiar los estatutos vigentes.
Trabajo en equipo es primordial, sin esto será imposible. Por lo anterior, mi propuesta requiere de la participación de todas y todos los que formarán parte en cargos de alta gestión, nuevamente lo reitero solo las capacidades y habilidades serán evaluadas en la elección.