El 31 de marzo del año 2010 se estableció el día de las regiones como una manera de dar visibilidad a la descentralización en el marco del centralismo del país y a partir de esa fecha, es posible afirmar que hemos avanzado. Un ejemplo es que hace 13 años Intendente y consejeros regionales eran designados; hoy con todas sus vicisitudes y limitantes, estas autoridades son electas democráticamente, lo que desencadena en una serie de condiciones favorables para el futuro del proceso en Chile.
Adicionalmente, en la actualidad la descentralización ha tenido una alta visibilización pública por tres hechos importantes: El primero es el fallido proceso constituyente, el cual, a pesar de la derrota del referéndum, contribuyó notablemente a empujar la visibilidad de las regiones y sus problemáticas estructurales.
El segundo lo marca el actual proceso constituyente que, a pesar del “borde” establecido para garantizar un Estado unitario descentralizado en oposición a la idea de Estado regional, confirma la confusión que padece la élite intelectual centralista, al asociar autonomía territorial como “algo maligno” y que sucede al margen del unitarismo.
El tercero es la influencia que está teniendo la Asociación de Gobernadores Regionales de Chile en la agenda política de descentralización del gobierno. El acuerdo y el contenido firmado el 19 de enero entre gobernadores y el gobierno, confirma que la aparición de los gobernadores regionales ha sido el hito más relevante en esta materia, lo cual no tiene precedente en la historia del país.
Entonces ¿qué nos depara el futuro en materia de descentralización? En lo personal, tengo mucha más esperanza en lo que pueda lograr la asociación de gobernadores regionales, que lo que pueda salir del actual proceso constitucional. ¿Por qué? El hecho de que quienes están realizando propuestas para descentralizar sean las autoridades regionales electas, genera mucha más esperanza a que lo hagan otros actores políticos, muchas veces vinculados con los que deben perder poder.
Respecto del proceso constituyente, el hecho que la élite que ha conducido el proceso confunda autonomía territorial con separatismo, reduce la esperanza descentralizadora y rebaja el debate a un nivel previo a la elección de gobernadores regionales. No me cabe duda que la comisión de expertos tiene la mejor disposición de escuchar las “sensibilidades regionales”, pero más allá que quienes componen ese espacio sean o no de regiones, lo cierto y más relevante es que ninguno de ellos ha desarrollado investigación académica, o tiene experticia en materias de descentralización o estudios territoriales.
Este 31 de marzo existe un contexto favorable a la descentralización, que se juega más en la fuerza y presión temática que ponga la Asociación de Gobernadores Regionales, que, en el propio proceso constituyente. Es por ello, que celebro tener gobernadores regionales electos en Chile, ya que al menos asegura que la agenda de propuestas para profundizar el proceso, la hacen actores que padecen el centralismo y no quienes lo disfrutan.