El miércoles 22 de abril recién pasado, se conmemoró, como cada año, el “Día de la Tierra”, en esta fecha se busca sensibilizar al planeta en las temáticas relacionadas con la protección del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad y el uso sustentable de los recursos naturales. Esta efeméride fue promovida el año 1969, por el senador estadounidense, Gaylord Nelson, para crear una conciencia común sobre las problemáticas ambientales y reconocer el planeta Tierra como el hogar donde habitamos y conviven todos los seres, representando la unión y visión de distintas culturas del mundo en la historia, que se han expresado sobre la importante interrelación que existe entre los ecosistemas y nuestra madre Tierra.
Es interesante mencionar que, aunque se llame Tierra, nuestro planeta desde el espacio parece más bien de agua, quizás incluso podría llamarse planeta azul. Ya que al analizar su superficie el 71% esta cubierto de agua y solo el restante 29% son los continentes. Pues bien, de ese total de agua del planeta, la gran mayoría se encuentra en los océanos (96,5% aprox. es agua salda) y alrededor de solo un 3,5% corresponde a agua dulce, ya sea en estado superficial (ejemplo: los ríos, arroyos, lagos y lagunas), subterráneas (como acuíferos naturales) y en forma de hielo (en los polos y montañas). Aproximadamente el 69% del agua dulce de nuestro planeta se encuentra congelada, porcentaje que va disminuyendo con el paso de los años debido al calentamiento global. Y un 30% son aguas subterráneas de difícil acceso, por lo que solo el 1% es agua disponible para el consumo humano y los ecosistemas del planeta. Entonces a pesar de que el agua cubre gran parte de nuestro planeta, únicamente representa el 0,02% de la masa total del mismo. ¡Así de escaso es este vital elemento!
Es por esto, que esta efeméride ambiental, nos invita a reflexionar hoy más que nunca, sobre la importancia que tiene el agua para la vida, frente a la pandemia que estamos sufriendo. Es increíble que actualmente existan millones de personas en el mundo que no puedan hacer algo tan básico como lavarse las manos como corresponde. Sin ir más lejos, en nuestro país, al menos 350.000 chilenas y chilenos no tienen libre acceso a agua potable, en medio de esta emergencia sanitaria, muchas familias chilenas dependen de pozos subterráneos o camiones cisterna, que no están garantizando el suministro estable, para alrededor de las 147 comunas con escasez hídrica que existen en el país.
Chile es unos de los pocos países del mundo donde el agua aún es privatizada, y pareciera que la exportación agrícola y minera fueran una prioridad al momento de resguardar el acceso a la escasa agua dulce disponible en el planeta. Ojalá cambie pronto esta injusta situación para miles de familias chilenas.