Hoy, 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua en todas sus formas: cuerpos de agua dulce, salada, agua potable, aguas subterráneas profundas y poco profundas. Sin embargo, convivimos también con otro tipo y aspecto de aguas, que lamentablemente generamos nosotros: aguas residuales. Porciones hídricas que modifican el ecosistema causando estragos tanto a las especies vivas que allí habitan; generando impactos ambientales en nuestra calidad de vida y que percibimos diariamente a través de su aspecto y olor. En este día, es importante recordar que el 70% de nuestro planeta está conformado por este recurso, y el cual recibe anualmente alrededor de 500 mil toneladas anuales de residuos diversos que se alojan tanto en la superficie como en los fondos de cuerpos de agua.
Hay un aumento del 900% de emisión de residuos y por ende, contaminación de aguas en los último 30 años; y lamentablemente la tendencia va en un progresivo aumento, destacándose entre uno de los efectos más nocivos la toxicidad que ha de significar el medio hídrico para sus especies, las cuales no solamente persisten en el sistema acuático, sino que peor aún: se transfieren y afectan la salud de las y los habitantes de la población. Ahora bien, es sabido que se recomienda beber entre un litro y medio y dos litros de agua al día ya que el agua es el elemento más necesario para nuestra vida. Nuestro cuerpo está formado en un 70% de agua, el 95% del peso de nuestro cerebro es agua, nuestra sangre contiene un 85% de agua y nuestros pulmones un 90%. Cada célula de nuestro cuerpo contiene alrededor de un 70-80% de agua. Pero el agua también cumple funciones a parte de la hidratación de nuestras células y órganos. El agua es el medio donde ocurren reacciones químicas como por ejemplo en la fabricación de proteínas, también es el medio de transporte de iones y nutrientes, ayuda a limpiar de toxinas nuestro organismo arrastrando nuestros productos de excreción, participa en la digestión, regula nuestra temperatura corporal y desempeña otras funciones. Sin embargo, para que ello ocurra, debe haber una fuente disponible y en condiciones de ser consumida. En ese respecto, el agua es un recurso escaso y limitado, aunque muchas veces no lo parece.
Es importante recordar que la disponibilidad de agua dulce potable en nuestro planeta alcanza solo un 0,025% de la totalidad del recurso, principalmente almacenada en napas subterráneas poco profundas. De esto, es importante preservar una calidad adecuada y una conducta responsable en términos de su uso. Evitar pérdidas por válvulas mal cerradas; reducir tiempos y flujos de agua en lavados; evitar arrojar residuos a alcantarillados, inodoros e incluso a cuerpos de agua directamente; disminuir el volumen de agua de riego recolectando aguas de otras fuentes, entre otros. A su vez, es importante reducir el uso de productos químicos contaminantes como detergentes, jabones, suavizantes, o cualquier producto de limpieza e higiene.
Esta idea, desde un punto de vista doméstico, es trabajable. Pero ¿qué ocurre con el consumo de agua a gran escala producto de las operaciones industriales? En Chile, cerca del 95% del uso de agua es de tipo industrial (siendo el agrícola el más relevante), lo que no solamente implica un efecto sobre la calidad de efluentes posteriores al proceso (o aguas residuales que resultan de los mismos) sino en algo aún más preocupante: la disponibilidad del recurso. Actualmente, el 72% del territorio nacional sufre algún tipo de sequía o estragos producto de lo mismo; efectos sobre la pequeña y mediana empresa agrícola; mortandad de especies e incluso zonas (principalmente en la zona norte y centro-sur del país) sin acceso al agua potable. Muchas han sido las medidas transitorias; principalmente camiones aljibes que proveen de agua en estas zonas. Sin embargo, y durante años, no ha sido suficiente. Año a año la disponibilidad del agua en nuestro país se reduce, y cada vez son más personas las que no tienen acceso al agua. Año a año el nivel de contaminación de nuestros cuerpos de agua aumenta y sin darnos cuenta, estamos reduciendo nuestra cantidad de agua a consumir y la calidad de estas. Es importante este día, como los posteriores, recordar que si bien Chile es un país privilegiado en acceso a este recurso; no durará para siempre. Debemos ser responsables y cuidadosos con el uso de nuestra agua. La disponibilidad ya está siendo un tema para tratar y año a año aumenta a pasos agigantados.
Cuidemos el agua que aún tenemos y contribuyamos a que ese recurso dure más de lo que ya está por agotarse.