<em>* Amigos por más de cuatro décadas, al Dr. Oyarzún lo unen con el Dr. Caorsi una larga trayectoria vinculada a la academia y el haber recibido el Premio "Luis Oyarzún, por la armonía con la naturaleza", que entrega bianualmente la Universidad Austral de Chile.</em> <p>Tras el reciente fallecimiento del Dr. Italo Caorsi (Q.E.P.D.) -destacado académico y padre fundador de la Universidad Austral de Chile-, su colega y amigo, el Dr. Fernando Oyarzún Peña (Instituto de Psiquiatría de la UACh), ha querido dar a conocer a la comunidad universitaria y opinión pública en general un mensaje especialmente escrito en homenaje al destacado investigador. </p><p>Calificándolo de un "universitario excepcional y una valiosísima persona", el Dr. Oyarzún señala en parte de su carta que ha partido un entrañable amigo. "Se ha ido silenciosamente", agrega el académico puntualizando que ha sido deseo del propio Dr. Caorsi que su partida pase lo más desapercibida posible, deseo que fue respetado por su familia y amigos. </p><p>Ante la partida del Dr. Caorsi, el reconocido psiquiatra escribió (el pasado 21 de noviembre) las siguientes palabras: </p><p>"No es éste el momento de detallar los múltiples aspectos de su fecunda acción realizadora en la Universidad Austral de Chile y en el Hospital Base de Valdivia, como profesor, investigador, médico anátomo pátologo. Con toda justicia, amplio merecimiento, es considerado uno de los principales fundadores de nuestra Universidad y de la Facultad de Medicina, con sus distintas escuelas; desempeñando además, múltiples y delicadas funciones administrativas. Sobradamente merecidas fueron sus designaciones como Miembro Correspondiente de la Academia de Medicina del Instituto de Chile, Profesor Émerito de la Universidad y Premio Jorge Millas.</p><p>Lo que quisiera ahora poner de relieve al evocar la figura ejemplar de Italo Caorsi es la creadora identificación entre la persona y la institución a que ella pertenece. Advertimos como ambas partes configuran un todo armónicamente integrado. El era para la Universidad, para la Facultad de Medicina, para el hospital. En la realización de su tarea mostraba seriedad, exigencia, deseo ferviente de perfeccionar tales centros, tanto en sus aspectos materiales como humanos. Asumía estas complejas responsabilidades con fervor, con entrega generosa; es decir, éticamente. Todo esto da cuenta de su espíritu realizador, creador, aspirando a la excelencia.</p><p>Junto a lo anterior estaba en juego, formando parte importante de su ser personal, su espíritu deportivo, su goce al efectuar extensos recorridos en bicicleta, o practicando otras actividades deportivas, contagiando al ambiente con su vitalidad, alegría y vivo sentido del humor. De esta manera se complementaban riquezas de su personalidad profesional académica con las surgidas de su persona vital, auténtica y amistosa.</p><p>Considero que nosotros, como colegas universitarios y amigos, como asimismo la Institución a la que sirvió, quedamos en deuda con Italo Caorsi. No volveremos a ver su figura tan expresiva, pero su imagen seguirá por siempre teniendo vida en nosotros, en nuestro mundo íntimo. Debemos mantener vivo su recuerdo, dar cuenta de su obra y de su riqueza personal. Así evitaremos su segunda muerte, la del olvido, como nos lo enseñara el maestro Jorge Millas en un sentido y profundo discurso póstumo despidiendo a otro distinguido Universitario". </p>