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Durante este primer semestre 2017 el Dr. Juan Luis Blázquez Arroyo, profesor e investigador de la Universidad de Salamanca, España, realiza una pasantía de colaboración en la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile.
El propósito principal es actualizar y compartir conocimientos que tratan de dar respuesta a preguntas de interés científico y humano, como ¿surge la moral humana de la interacción de factores biológicos y culturales?; ¿puede la neurociencia dar una explicación a la conducta moral e inmoral?; y si así fuera, ¿cuál es el sustrato anatómico sobre el que se asienta la moral?
Dentro de sus actividades, el experto español realizó la conferencia “Una mirada científica a la conducta moral”, el lunes 24 de abril en la sala 418 del Edificio de Ciencias Biomédicas “Dr. Claus Grob Berkhoff”, Facultad de Medicina, Campus Isla Teja en Valdivia.
En esta instancia destacó, entre otros aspectos, que todas las sociedades humanas comparten ciertos universales morales, sin embargo culturas diferentes producen distinos tipos de conducta moral. “La explicación de estas diferencias, ¿está en el cerebro, a qué se debe, cómo se construye el cerebro moral que nos hace diferentes, qué papel juega el grupo?”, planteó.
Al respecto, explicó que hasta hace poco las respuestas procedían de la filosofía y religión, pero “ahora la neurociencia empieza a contribuir mostrando cómo se desarrollan tales procesos en nuestro cerebro”.
Animales sociales
Conductas de “tipo moral” no son exclusivas de los humanos y se han desarrollado en otros animales a lo largo de la evolución; la moral está en el cerebro, por lo tanto la lesión de ciertos territorios morales la altera o destruye; y nuestras emociones tienen un papel fundamental en los juicios morales; son los argumentos para un análisis científico de los juicios y conductas morales aludidos en la conferencia.
Sobre el argumento de la evolución y la no exclusividad de la conducta moral en los humanos, citando a Charles Darwin resaltó que hay cierta tendencia biológica a una conducta moral. “Somos animales sociales antes que humanos, y todos los animales sociales desarrollan restricciones sobre el comportamiento”, dijo.
Esto fue ejemplificado con grupos de animales que, al igual que los humanos, tienen conducta altruista, como la vigilancia mientras otros comen (hervíboros, monos), ayuda en la cría (pájaros), o coalición de machos para enfrentar al depredador, tomando conciencia de que se trata de conductas instintivas programadas genéticamente y “no hay reflexión sobre lo que hacen”.
También explicó los sentidos de justicia, empatía y equidad en monos y humanos, describiendo algunos experimentos realizados a ambas especies, donde se ponían a prueba decisiones frente a dilemas ético-morales.
No hay un órgano moral
Pero, ¿cómo explicar el cuidado de otros? Una de las respuestas que entrega el Dr. Blázquez está en el papel de la oxitocina (OXT), importante hormona en la generación de apego y sociabilidad, reacciones como el amor, empatía y fundamentalmente instinto materno. En este sentido explicó cómo se está utilizando la OXT en spray para aumentar la atracción sexual, o se han realizado experimentos donde al administrarla, ha aumentado el interés de la madre por su hijo.
“Estamos programados para el cuidado de las crías, el altruismo, colaboración e instinto igualitario. El lado oscuro es que quizás también lo estamos para desconfiar ante el extraño y para la xenofobia, la venganza o la obediencia ciega. El resto es cultura (reflexión, acuerdo, contrato) y aprendizaje que modela nuestros circuitos cerebrales”, enfatiza.
Respecto a si la moral está en el cerebro, trató acerca de algunos casos donde la lesión de territorios cerebrales implicados en la moral altera este tipo de conductas en individuos normales antes de la lesión; entregó datos que demuestran que la psicopatía altera la conducta moral; y explicó que las técnicas de neuroimagen están identificando las regiones que se activan y/o participan en las desiciones morales.
Independiente de estos ejemplos, el Dr. Blázquez concluye en que “no hay un órgano o centro moral en el cerebro, los últimos estudios de neuroimagen indican que las formaciones cerebrales implicadas en la vida emocional y social tienen un papel esencial en las decisiones morales. A diferencia de otros animales, nosotros podemos superar las coacciones de nuestros instintos. El aprendizaje implícito como la imitación, es esencial en nuestra educación emocional y social lo que explica la variabilidad moral entre y dentro de cada cultura. De ahí la importancia, por ejemplo, de cuidar la educación e interacción de nuestros hijos durante su crecimiento”.
Compartiendo conocimientos
“No se puede entregar una enseñanza completa ni estar al día respecto del conocimiento científico y avance de la ciencia y tecnología, si no se ha tenido la rica experiencia de investigar”. Es la razón por la cual la Dra. Sara Rodríguez explicó que el Instituto de Anatomía, Histología y Patología UACh, constantemente cuenta con académicos de otras universidades prestigiosas que interactúan con los investigadores jóvenes y experimentados de esa unidad.
De esta forma presentó al Dr. Juan Luis Blázquez, médico de profesión, Profesor Titular del Departamento de Anatomía e Histología Humanas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, y Doctor en Medicina y Cirugía por ese prestigioso centro de estudios.
Siendo sus áreas temáticas las ciencias biomédicas, especializado en microscopía electrónica y neurociencias del hipotálamo y sistema nervioso, como Profesor Huésped del Instituto de Anatomía, Histología y Patología de la Universidad Austral de Chile desde 1999, el Dr. Blázquez realiza investigaciones conjuntas con el Dr. Esteban Rodríguez, Dra. Montserrat Guerra y todo el grupo de investigación de Histología y Neurociencias. Durante su estadía en nuestra Universidad ha participado además en la clase inaugural del curso neurociencias para estudiantes de pregrado de Medicina, y en actividades docentes en el Mágister en Neurociencias.