“Sacamos sedimentos de la capa de la huella para mezclarlos con agua en tres diferentes proporciones y así construir una superficie húmeda y seca, como una especie de vereda, en la cual caminaron tres voluntarios que tenían diferente peso. Sobre estas huellas experimentales se obtuvieron las medidas que permitieron tener argumentos sólidos de que se trataba del rastro de un humano y no de un animal, un pájaro o algo anecdótico”.
Con este relato, el geólogo Mario Pino cautivó a niños, niñas y jóvenes, quienes, con mucha curiosidad y espíritu aventurero, fueron parte de la charla sobre el descubrimiento de una huella humana que data de 15.600 años, la más antigua de América, y que fue encontrada en el Sitio Arqueo-Paleontológico de Pilauco, en Osorno.
En la actividad, que se realizó en el contexto del lanzamiento del Proyecto Asociativo Regional -PAR- Explora de CONICYT Los Lagos, ejecutado a partir de este año por la Sede Puerto Montt de la Universidad Austral de Chile (UACh), el Dr. Pino compartió su experiencia y conocimiento con estudiantes que se encuentran desarrollando investigaciones científicas en los Clubes de Apoyo a la Investigación Escolar, como una forma de inspirar a las nuevas generaciones, que tendrán en sus manos el destino del patrimonio arqueo-paleontológico.
Además, se refirió a la relevancia de poner en valor estos lugares, tan cargados de historia, que para él deben ser conocidos por una comunidad que debe cuidarlos y respetarlos, para así conservar los vestigios de la humanidad y el pasado de la tierra.
¿Cuál es la importancia de transmitir el valor patrimonial de los sitios arqueo-paleontológicos de la zona?
«Se necesita formar arqueólogos y paleontólogos, haciendo énfasis en que sean personas de la región, para asegurarnos de que se queden y sigan en esta labor. Tiene que existir gente de recambio apasionada por la exploración, que por una parte posea un conocimiento profundo de esta problemática, pero también que tenga amor por sus raíces».
¿Por qué los niños, niñas y jóvenes deben tomar un rol protagónico en la materia?
«Los niños y niñas son como un pedazo de greda que se puede moldear, orientar y dirigir. Ellos se convierten en portavoces del conocimiento, transmitiéndolo a sus familias, amigos y vecinos».
En este sentido, ¿cómo aportan las iniciativas de Explora CONICYT?
«Los PARes Explora CONICYT son una joyita, porque son el puente de transmisión del conocimiento a través de las diversas iniciativas que desarrollan y donde participan muchos estudiantes. A nivel local, el PAR se caracteriza por establecer vínculos identitarios entre el desarrollo de ciencia y la tecnología y el patrimonio natural, cultural e histórico».
¿Cuál es la riqueza patrimonial arqueo-paleontológica que existe en la Región de Los Lagos y sur de Chile?
«En la región están los sitios de Monte Verde en Puerto Montt y Pilauco en Osorno, que son los más conocidos, pero ya está emergiendo un tercero, Los Notros, también ubicado en la comuna de Osorno. En la zona y sus alrededores hay al menos seis sitios donde se encontraron huesos de gonfoterio y que están esperando financiamiento para ser excavados, aunque hay que considerar que muchos de ellos están en manos de privados, situación que no pasa en ningún otro país del mundo. Por suerte, en Pilauco esto no sucede, porque la Municipalidad consiguió que le cedieran el sitio y ahora está resguardado».
Hábleme de la importancia del hallazgo en Pilauco y de la huella humana más antigua de América.
«Lo que pasa es lo siguiente: Los artefactos de piedra encontrados, siempre son discutidos porque no son puntas de flechas, ni de lanzas, que cualquiera se da cuenta que es una herramienta humana, sino que se trata de cuchillos raspadores, sumamente simples, fabricados con un mínimo de esfuerzo y que lo arqueólogos llaman expeditivos, es decir, ando con una piedra que le doy dos golpes y obtengo un filo para cortar un pedazo de carne de gonfoterio que me lo llevo y boto la piedra, sin dejar ningún rastro de ello. Contrario es lo que sucede con una pisada humana, porque es una prueba fehaciente de la presencia de los humanos. En el caso de Pilauco, este descubrimiento es muy interesante, sobre todo porque se trata de una huella talla cuarenta y tres, porque si hacemos una encuesta, les aseguro que está por encima de la media de los chilenos. Entonces, con este argumento, por primera vez podemos pensar que eran personas grandotas y no como creíamos antes, que eran más pequeños, como nuestros indígenas».
¿Existe una competencia entre el sitio de Pilauco y Monte Verde por lograr una mayor relevancia?
«No, son complementarios. La teoría del poblamiento tardío se rompe en Monte Verde, porque, por ejemplo, analizando solamente el sitio Monte Verde II, se determinó que tiene 14.600 años y esto echa por tierra las teorías que dicen que los primeros pobladores de América tienen 12.800 años (cultura Clovis en Norteamérica). Cuando nosotros investigamos en Pilauco tuvimos la suerte de que exista Monte Verde, porque allí se ha hecho un trabajo exhaustivo, luchando durante 40 años contra los escépticos, y eso abrió caminos. El descubrimiento de la primera huella en Pilauco fue muy difícil de publicar por la antigüedad de 15.600 años. Sin embargo, hicimos muchos y muy buenos fechados radiocarbónicos y diseñamos el experimento con los sedimentos de la capa de huella, que fue fundamental».
Las actuales y venideras generaciones son claves para preservar el patrimonio arqueo-paleontológico tan importante para el desarrollo de la civilización humana y la protección de nuestro planeta. Son los niños, niñas y jóvenes, los futuros arqueólogos/as y paleontólogos/as que estarán encargados de preservar este tesoro tan valioso para conocer y fortalecer nuestra identidad y avanzar hacia el desarrollo integral.
La arqueología, entendida como una ciencia histórica, permite comprender los cambios culturales, tradiciones, evolución de la civilización, contribuyendo a generar sentido de pertenencia en la ciudadanía. Mientras que la paleontología, conocida como una ciencia natural que estudia el pasado de la tierra a través de fósiles, es necesaria para comprender la composición y distribución de los seres vivos en la tierra, que es fundamental para aprender a vivir en armonía con nuestro entorno y para enfrentar situaciones difíciles como el cambio climático.
Por ello, es un objetivo fundamental que la comunidad educativa descubra y explore en estas temáticas, ya que puede ser la transmisora del conocimiento hacia las familias y comunidades, donde la construcción de nuestra historia es de vital relevancia para abordar las problemáticas del presente y futuro.